• Existe un registro 14 tiraderos a cielo abierto que no cuentan con ningún tipo de control, la mayoría de ellos cercanos a diferentes ANP.
La Paz, Baja
California Sur.- La contaminación por plásticos en mares y Áreas Naturales
Protegidas (ANP) representa una amenaza creciente para la biodiversidad y el
turismo, señala el Diagnóstico
de generación de residuos sólidos para Baja California Sur (BCS)
hecho por la organización civil Ponguinguiola.
Baja
California Sur es el estado con mayor extensión litoral de México y una
economía que en gran medida depende del turismo de naturaleza. Sin embargo,
Ponguinguiola identificó que hay 14 tiraderos a cielo abierto que no cuentan
con ningún tipo de control, la mayoría de ellos cercanos a diferentes ANP.
“Gran parte
de estos sitios de disposición final que no están siendo regulados se
encuentran cercanos o en el área de amortiguamiento de una ANP. Y considerando
que el estado vive de la riqueza que genera tener una naturaleza saludable,
tener una preocupación por los residuos es fundamental”, señaló Miguel Rivas
Soto, director de proyectos en Ponguinguiola.
En la entidad
se generan, oficialmente, 649 mil 271 toneladas de residuos anuales. No
obstante, identificaron que existe un subregistro ya que esta cifra corresponde
a la basura registrada en siete Sitios de Disposición Final (SDF) de residuos
-cuatro rellenos sanitarios y tres tiraderos controlados a cielo abierto-, pero
no contempla los 14 tiraderos a cielo abierto que carecen de control.
“Los no
controlados quiere decir básicamente que no podemos saber cuántos y qué tipo de
residuos recibe y por lo tanto no nos permite generar datos oficiales”, señaló
Rivas.
Para estimar
el problema de subregistro, Ponguinguiola usó los datos de generación per
cápita en México del diagnóstico
básico para la gestión integral de residuos de la Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales. Al multiplicarse por la población total
del estado -residente y flotante-, los residuos ascienden a un millón 740 mil
42 toneladas de residuos sólidos al año a nivel estatal, donde Los Cabos y La Paz
se posicionan como los municipios con mayor generación con 43% y 36%.
Además,
constataron que ninguno de los SDF cumple con la normatividad ambiental
vigente, ni siquiera los rellenos sanitarios en operación, y que hay indicios
de que el número de SDF no regulados sea mayor.
“Identificamos
alrededor de 20 SDF, que es donde nuestros residuos van a parar…, y ninguno de
ellos cumple oficialmente lo que la norma oficial mexicana estipula sobre las
condiciones que tiene que tener un relleno sanitario. No hay un correcto manejo
de los residuos, separación, tratamiento de los lixiviados que se producen y
que son altamente contaminantes”, señaló Rivas.
La basura que
no recibe el correcto manejo, contamina el acuífero con los lixiviados o es
arrastrada por los arroyos durante la temporada de lluvias y desemboca en el
mar.
“Las
particularidades geográficas de Baja California Sur nos expone a eventos
meteorológicos como las lluvias en poco tiempo, pero con una gran cantidad de
agua y que reviven los arroyos. Gran parte de estos tiraderos se ven ‘lavados’
con estas lluvias y, por lo tanto, arrastran hacia el mar todos estos
contaminantes. Si a esto le sumamos que hay muchos arroyos que tienen basura y
que no necesariamente son un sitio de disposición final, sino solo es basura
que está mal dispuesta, tenemos un caldo de cultivo de una problemática mucho
más grande”, señaló Rivas.
La gestión ya
sea buena o mala termina por impactar en las ANP, por eso debe ampliarse la
visión de conservación de estas e incluir su relación con las ciudades, señala
Rivas.
“Hay que
entender que las áreas naturales protegidas no son polígonos dibujados en el
mapa, sino que interactúan en general con las comunidades aledañas. Tenemos que
pensar que no porque un tiradero esté fuera de una ANP no la afecta. Y es ahí
donde el cuidado del medio ambiente es un asunto integral”, señaló Rivas.
Algunas
estrategias que sugiere el diagnóstico para combatir esta problemática son la
implementación de rellenos sanitarios adecuados, la creación de recicladoras
para un reciclaje efectivo en el territorio y la implementación de políticas
públicas enfocadas en la reducción de plásticos y en la responsabilidad
extendida al productor.
Sin embargo,
otra parte pone el foco en los hábitos de consumo que también pueden contribuir
a conservar la naturaleza.
“A veces no
somos conscientes de nuestro modelo de consumo ni pensamos cómo mis residuos
van a afectar a la naturaleza. La relación con los residuos tiene que cambiar,
porque es parte de conservar la belleza de Baja California Sur en mis acciones
personales, aunque no las romantizo porque no depende solo de las personas, es
el sistema en su conjunto el que tiene que cambiar, pero también (hay que)
entender que como comunidad tenemos una cuota de responsabilidad”, señaló
Rivas.
*Este
artículo se publicó originalmente en Causa Natura
Media.