Diario El Independiente
Diario El Independiente

Noticias de BCS, México y el mundo.


Hoy es martes, 15 de abril de 2025

Pesca furtiva de jaiba: el golpe a las exportaciones hacia Estados Unidos

• Los datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural muestran que en 2021 se registró la producción más baja de jaiba que se ha tenido desde que hay registro (2014-2024) y aun-que incrementó durante 2022 y 2023, en 2024 la producción volvió a bajar en un 20% con res-pecto a la producción del año anterior.

Pesca furtiva de jaiba: el golpe a las exportaciones hacia Estados Unidos

Fotogalería


 

La Paz, Baja California Sur.- En el Noroeste la jaiba es la especie que sostiene económicamente a las comunidades pesqueras la mayor parte del año. Su época de mayor producción es el verano y sus ingresos amortizan el regreso a clases de las familias pescadoras.

 

El principal mercado de exportación de la jaiba mexicana es Estados Unidos, con un volumen de dos mil 727 toneladas y un valor de 39 millones de dólares en 2024, según la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), una agencia federal estadounidense.

 

Sin embargo, las exportaciones de jaiba hacia Estados Unidos en 2024 cayeron un 47% con respecto al 2021. Esto tiene consecuencias en toda la cadena de producción en el Pacífico Mexicano y el Golfo de California, principalmente, en Sinaloa y Sonora que en 2023 produjo el 76% del volumen nacional de esta especie, de acuerdo con el Anuario Estadístico de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca).

 

[1] [2] Para los pescadores, la jaiba representa hasta el 80% de los ingresos totales de las cooperativas de la zona. Es el caso de la cooperativa pesquera Silvia Ramírez, con sede en la Bahía de Agiabampo-Bacorehuis en Sinaloa.

 

“Anualmente la cooperativa tiene ingresos de 15 millones de pesos, de eso, 10 son de la venta de jaiba… entonces sí es una pesca muy importante y hay que reclamar cómo cuidarla para que permanezca en el tiempo y sea sostenible”, señaló Alfonso Chaparro, socio de la cooperativa Silvia Ramírez y presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras Siglo XXI, que agrupa a 14 cooperativas de Sinaloa.

 

Los datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural muestran que en 2021 se registró la producción más baja de jaiba que se ha tenido desde que hay registro (2014-2024) y aunque incrementó durante 2022 y 2023, en 2024 la producción volvió a bajar en un 20% con respecto a la producción del año anterior.

 

Esto es resentido por las cooperativas pesqueras que en los últimos cinco años han notado una reducción de la producción de jaiba de 600 toneladas anuales a 300, lo que equivale a la mitad de la producción.

 

“Ahorita hay otros factores que pueden incidir como el cambio climático, pero nosotros miramos y consideramos que en su mayoría lo que le pega durísimo al recurso es la pesca ilegal”, señaló Chaparro.

 

[3] [4] 

·        Mercados / Ilegalidad que sabotea la sostenibilidad

Por considerarlo afrodisiaco, hay una creciente comercialización de hembras enhuevadas por la demanda de un mercado asiático, a pesar de que esto está prohibido en la NOM-039-PESC-203, que establece los lineamientos para la pesca sustentable de jaiba en Sonora y Sinaloa.

 

“Es muy triste cuando el mercado exige la comercialización de estos productos, independientemente de las leyes que lo rigen”, señaló Chaparro.

 

Para obtener hembras enhuevadas, los pescadores furtivos capturan durante la veda que es la etapa reproductiva de la especie. Esta práctica es la que más ha deteriorado a las poblaciones de jaiba en el Pacífico, de acuerdo con los pescadores y comercializadores entrevistados.

 

“La comercialización de hembras enhuevadas tiene un efecto completamente negativo en la producción nacional y es un tema grave porque evita la reproducción de la siguiente generación de la especie, que es lo que nos va a dar de comer a todos”, señaló Mauricio Orellana, socio fundador de Orca Seafood, empresa dedicada a la captura, crianza, producción y comercialización de pescados y mariscos en México y en el extranjero, y socio de Comepesca y Pesca con Futuro.

 

Sucede similar con la pesca furtiva que no cumple con las tallas mínimas. Al no ser recibida en las plantas procesadoras ni en la exportación, entran a un mercado nacional informal en las pescaderías y marisquerías locales.

 

La pesca furtiva que atiende la demanda del mercado asiático y la que termina en el mercado informal afectan, principalmente, a quienes sí cumplen con las reglas y trabajan legalmente para exportar al mercado estadounidense.

 

“Al final toda la afectación recae sobre el pescador porque es quien lleva su gasolina, sale al mar, gasta su tiempo, su esfuerzo y regresa a tierra con muy baja producción o sin producción. Pero realmente la afectación se generaliza para todos, tanto a los transportes, a las plantas de proceso y al mismo país porque no estamos exportando volumen”, señaló Marco Antonio Reyes de RN del Pacífico, una empresa establecida en Obregón, Sonora, dedicada a la exportación de jaiba.

 

RN del Pacífico hace tres años compraba a las cooperativas de Sonora alrededor de mil 500 toneladas de jaiba entera al año. Sin embargo, en 2024 no alcanzaron las 300 toneladas.

 

El mercado de los Estados Unidos es un destino preponderante. Entre el 2018 y el 2022, el vecino del norte representó el 85% de las exportaciones de jaiba, de acuerdo con los últimos datos oficiales del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.

 

Desde que la jaiba se volvió atractiva para el mercado estadounidense, las comunidades pesqueras se han esforzado en implementar mecanismos de manejo más rigurosos y prácticas sostenibles para esta pesquería como respetar las vedas, las tallas, las artes de pesca y no capturar a las hembras enhuevadas.

 

Sin embargo, la pesca furtiva merma estos esfuerzos. Mientras ellos se sacrifican y dejan de pescar durante la veda, otros saquean el mar. Cuando la veda termina, los pescadores salen al mar y apenas recuperan lo que invirtieron en gasolina y equipo.

 

En un contexto de ilegalidad donde no se sanciona a los infractores, los pescadores que se empeñan en cumplir con todos los procesos legales y de sustentabilidad para exportar se encuentran en desventaja competitiva contra quienes no lo hacen, de acuerdo con Juan Manuel García, director de Pesca Responsable y Comercio Justo, una empresa que ofrece sus servicios a empresas del sector pesquero para cumplir con las demandas de responsabilidad social y ambiental que el mercado demanda.

 

“En la frontera, a pesar de tener toda una estructura e infraestructura para la importación y exportación, por temas de corrupción y malas prácticas siempre se acaba filtrando algo que no cumple con las leyes. Hay personas que importan la misma jaiba un 30% más barata sin pagar aranceles, sin documentos y están destrozando el mercado”, señaló Orellana.

 

La jaiba es la pesquería importada por Estados Unidos con el mayor porcentaje de pesca ilegal (28.4%), de acuerdo con un informe de la United States International Trade Commission. Aunque no se sabe cuánta jaiba es de origen mexicano, el reporte tacha a México como el país que más pesca ilegal exporta a Estados Unidos (25% del valor total de las importaciones).

 

·        Lineamientos de papel

“En el Noroeste, la jaiba tiene todos los instrumentos que debe tener una pesquería para tener un correcto manejo y por lo tanto es la zona más evolucionada en el manejo pesquero desde la perspectiva de la política pública”, señaló García.

 

La pesquería cuenta con la NOM-039-PESC-203 y el Plan de Manejo Pesquero de la Jaiba en Sinaloa y Sonora donde se determinan las fechas de veda, las tallas de captura y las artes de pesca.

 

Pese a la normativa, en la práctica estos lineamientos no son respetados debido a que no hay inspección y vigilancia suficiente de parte de las autoridades como la Conapesca y la Secretaría de Marina (Semar) para desincentivar estas prácticas.

 

Para García, hubo un desmantelamiento de la administración pesquera y de la inspección y vigilancia durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y en lo que va de Claudia Sheinbaum, con la desintegración del presupuesto y de recursos humanos que atravesó la Conapesca.

 

Ante ese escenario, las comunidades han tomado la batuta y realizan vigilancia comunitaria con sus propios medios, y cada vez hay más plantas de procesamiento y comercializadoras conscientes que se esfuerzan por no abonar a los mercados ilegales. En ese aspecto, García considera que ha habido una evolución, pero hace falta que más comunidades se sumen.

 

“Las comunidades pesqueras están en una espiral descendente de degradación social al agotarse los recursos. Desde el punto de vista social, la jaiba es muy importante para el bienestar de las comunidades, por eso debería haber más interés de parte de las autoridades y las comunidades en el manejo sustentable”, señaló García.

 

 

*Este artículo se publicó originalmente en Causa Natura Media.