• La publicación fue realizada desde una cuenta verificada de KW y asegura que el terreno en oferta posee una superficie de 113,000,000 metros cuadrados, es decir, 113 mil hectáreas de esta joya natural ubicada en el Golfo de California.
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La Paz, Baja
California Sur.- En un hecho que ha causado asombro y polémica, la reconocida
empresa inmobiliaria Keller W Metropolitan (KW), con operaciones en La Paz,
Baja California Sur (BCS), publicó en MercadoLibre la venta de nada menos
que la Isla Cerralvo, también conocida como Isla Jacques Cousteau,
por la “módica” cantidad de 115 millones de dólares.
La
publicación fue realizada desde una cuenta verificada de KW y asegura que el
terreno en oferta posee una superficie de 113,000,000 metros cuadrados, es
decir, 113 mil hectáreas de esta joya natural ubicada en el Golfo de
California.
La Isla
Cerralvo, rebautizada oficialmente en 2009 como Isla Jacques Cousteau en honor
al legendario oceanógrafo francés, forma parte de las Islas y Áreas
Protegidas del Golfo de California, declaradas Patrimonio Mundial por la
UNESCO en 2005 debido a su valor ecológico y su gran biodiversidad marina.
Sin embargo, en 2019, este sitio fue inscrito en la Lista del Patrimonio
Mundial en Peligro por amenazas como la pesca ilegal y el riesgo de
extinción de especies únicas como la vaquita marina.
Con una
extensión real aproximada de 136.5 km² y deshabitada, la isla es
reconocida por sus aguas cristalinas y su riqueza marina, lo que la ha
convertido en destino predilecto para actividades como el buceo y la pesca
deportiva.
El anuncio de venta ha generado indignación entre ambientalistas y la
sociedad civil, quienes cuestionan cómo puede estar en el mercado un territorio
considerado reserva natural y protegido internacionalmente. Hasta el
momento, las autoridades federales no han emitido ninguna postura
oficial sobre la legalidad de esta operación.
La oferta
sigue activa en MercadoLibre y puede consultarse directamente en este enlace https://terreno.mercadolibre.com.mx/MLM-3508609510-en-venta-isla-_JM
¿Estamos ante una operación legal o frente a una alarmante omisión del Estado
en la protección de su patrimonio natural? La pregunta queda en el aire
mientras la isla espera comprador.