• El consumo de drogas fue el motivo de tratamiento del 60% de las personas atendidas en 2023 por la ONG 'Centros de Integración Juvenil', que trabaja con pacientes con trastornos de salud mental.
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Estado de
México. - Además de ser un gran centro de producción y exportación
de fentanilo, México se está convirtiendo también en un país de consumo de
este opiáceo sintético, 50 veces más fuerte que la heroína, advierte un informe
emitido este martes por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La demanda de
tratamiento en México por consumo de esa droga ha seguido aumentando
rápidamente, principalmente en Estados fronterizos con Estados Unidos como Baja
California, Chihuahua y Sonora, y también en Sinaloa, señala la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su ‘Informe 2024‘.
Ese organismo
del sistema de Naciones Unidas señala que mientras antes de 2018
prácticamente no había demanda de ese tipo de tratamientos, desde 2021 se
registran cientos de casos anuales y que en 2023, último año del que
el informe da datos, fueron 430.
Esto
significa, indica la JIFE, “que el país se está convirtiendo en un mercado
de consumo de fentanilo“.
El consumo de
drogas fue el motivo de tratamiento del 60% de las personas atendidas en 2023
por la ONG ‘Centros de Integración Juvenil‘, que trabaja con pacientes con
trastornos de salud mental.
El cannabis (marihuana),
la metanfetamina y la cocaína fueron las principales drogas
que consumían quienes solicitaban esa atención.
Respecto al
cannabis, un sondeo realizado en 2023 reveló que el 26.9% de los
encuestados habían tomado esa droga al menos una vez, con un promedio de edad
de 20 años en la primera consumición.
Entre ellos,
el 19.5% seguía tomando esa droga y el 34.7% lo hacía a diario o casi a diario.
La JIFE
indica que el consumo de analgésicos opioides, entre los que se
cuentan OxyContin o Vicodin, en México fue en 2022 casi 800
veces menor que en Estados Unidos.
Este
organismo también informa de que en el norte de México hay farmacias que venden
sin receta a turistas anglófonos fármacos falsificados, como por
ejemplo metanfetamina etiquetada erróneamente
como Adderall y comprimidos con fentanilo mezclado que se vendían
como oxicodona.