Muy buenos días estimado Lector, gracias, muchas gracias por la preferencia que nos brinda leyendo su Diario El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted; En cuanto a las relaciones con el exterior
principalmente con Estados Unidos de Norteamérica, la revisión de los
principios y valores es recomendable por dos razones. Por un lado, porque el
Estado Mexicano ha adoptado una estrategia de mayor vinculación hacia afuera,
para promover el interés nacional por otro, porque el actual escenario
internacional ha observado transformaciones profundas que ameritan una revisión
de nuestras prioridades. En este sentido; en materia internacional México
considera como temas convenientes de debate primero la soberanía mexicana.
Las mexicanas
y los mexicanos comprendemos que la soberanía del Estado mexicano es un
patrimonio histórico, pero también es imperativo cotidiano que debe ejercerse
sistemáticamente para conservar integridad y vitalidad. Por ello, hacia el
exterior, la soberanía no implica ni reclusión mucho menos aislamientos; sino
por el contrario, la competencia del Estado mexicano para decidir de manera
libre e independiente los destinos de la Nación, en convivencia pacífica y
ordenada con los demás miembros de la comunidad internacional. Bajo este
contexto: El Estado Mexicano continua eligiendo y fortaleciendo la soberanía
nacional apegándose a siete postulados tradicionales de nuestra política
exterior, contenidos en nuestra constitución: La autodeterminación de los pueblos
la no intervención, la solución pacífica de las controversias; la proposición
de la amenaza o el uso de las fuerzas en las intervenciones internación ales,
la igualdad jurídica de los estados, la cooperación internacional para el
desarrollo, y la lucha por la paz y seguridad internacionales.
Los gobiernos
actuales llámense Federal, Estatal y Municipal, tienen que ser vigilantes y
gestores para garantizar sus acciones, eficaz como gestor de las demandas
populares y como vigilantes de las acciones de gobierno y de los demás actores
que concurren en la solución de los problemas sociales. El Estado mexicano debe
rechazar toda pretensión de establecer un derecho de injerencias, invocado por
quienes argumentan que hay circunstancias que permiten derogar el principio general
que prohíbe la intervención. Los riesgos de aceptarlos son inmensos, abrir la
puerta a excepciones frustraría la seguridad y certidumbre que otorga el orden
jurídico. Se introduciría además un elemento de arbitrariedad, pues es la
potencia intervencionista la que juzga y califica la razón de ser su
injerencia.
Ahora bien:
Nacionalismo e identidad nacional. Los gobiernos deben cultivar un nacionalismo
ajeno a prejuicios, exclusivismo y hostilidades. Porque la voluntad de afirmar
el carácter propio, de tener conciencia de nuestros problemas y capacidad para
encontrar soluciones de preservar el dominio sobre nuestros recursos y de
conducir soberanamente nuestro desarrollo, proporcionar la fuerza de unión
necesaria para enfrentar los problemas internos y externos. El nacionalismo nos
ha dado inteligencia y vigor para conducir, en un mundo adverso, un proceso
soberano de transformación social. Considero que la política exterior debe
convertirse en una herramienta de promoción del desarrollo nacional impulsando
el progreso equitativo de nuestra sociedad. A partir de iniciativas oportunas
con el fin de contribuir a mejorar las condiciones de vida de las familias
mexicanas.
Concluyo: es
en la cultura, en donde la sociedad mexicana encuentra su principal elemento
integrador y, en perspectiva histórica, donde radica nuestra independencia y
nuestro futuro como pueblo soberano, con rostro e identidad propia, pero
siempre dispuesto al dialogo con otras culturas del mundo. Hoy México reafirma
la identidad nacional y amplia la presencia en todo el mundo.