• Colectivos de búsqueda acusaron que el predio fue “pintado, arreglado y barrido” por las au-toridades ministeriales.
Ciudad de
México.- Cientos de madres buscadoras acudieron, este 20 de marzo,
al rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán,
Jalisco, con la esperanza de encontrar algún indicio que le dé fin a la
incertidumbre de saber dónde están sus hijos, sin embargo, al llegar
encontraron piezas limpias, "barridas".
Las Madres
buscadoras acusaron que la Fiscalía Estatal de Jalisco acomodó la
evidencia hallada en el rancho
Izaguirre de tal forma que parece más un museo que un campo de
exterminio y de entrenamiento usado por grupos criminales.
Durante un
recorrido en el predio, Patricia Sotelo, madre que lleva cuatro años
buscando a su hija desaparecida, Fanny Areli, indicó que el rancho fue
“pintado, arreglado y barrido” por las autoridades ministeriales.
“Es un circo,
una burla para nuestro dolor”, dijo Sotelo al salir del rancho Izaguirre.
En entrevista
con Infobae México, Patricia Sotelo denunció las dificultades
que enfrentó en el lugar, la falta de transparencia y lo que percibe como una
simulación de las investigaciones.
Relató que,
al llegar al sitio junto con otras familias, se encontraron con un entorno
“acordonado” y evidencia aparentemente manipulada.
Según su
narración, en el lugar donde presuntamente se encontraban indicios relacionados
con personas desaparecidas, “ya no se ve lo mismo” que antes, porque “todo está
tapado”.
Esto incluye
prendas de ropa y zapatos de las víctimas, así como áreas donde habrían estado
retenidos. “Queríamos entrar a ver dónde estuvieron los muchachos,
supuestamente donde los tuvieron privados de la libertad, pero todo está
acordonado”, detalló.
Sotelo narró
cómo sus compañeras del colectivo también viven un dolor profundo al
enfrentarse a lo que describen como una falta de acceso a la verdad.
“Es una burla
de nuestro dolor. Entramos a ver un circo, un museo. No puedes moverte del
lugar, no puedes pisar donde tú quieras investigar”, denunció.
Expresó una
profunda frustración hacia las autoridades responsables de la operación del
sitio. “Hay agentes estatales, la Fiscalía General. Todos están ahí como
‘monitos’, uno en cada poste, sin dejarnos trabajar”.
La madre
buscadora expuso también una larga serie de dificultades con su caso ante
la Fiscalía General de la República, señalando la falta de avances
significativos en su investigación.
“De hace
cuatro años, mi Ministerio Público no me da avances. Solo me llaman o responden
cuando estoy insistiendo y yendo en persona”, explicó.
Sotelo evocó
con indignación un episodio en el que una funcionaria del ministerio la
cuestionó por acudir con tanta frecuencia. “Otra vez usted, otra vez, me dicen.
Y claro que las veces que sea necesario, porque yo perdí a mi hija”, afirmó.
Para
Patricia, la reciente operación en el rancho ha sido un ejemplo más de lo que
considera un manejo desorganizado y teatral de las investigaciones de
desapariciones en Jalisco.
Contó que las
familias afectadas tuvieron solo 20 minutos para ingresar al predio, bajo el
pretexto de la alta afluencia de personas interesadas en acceder al sitio.
“Entiendo que
hay mucha gente que quiere venir a ver, pero no van a ver lo que nosotros
pensamos. Esto es un circo. Se tuvo que haber manejado de otra forma. No se
tuvo que haber permitido tanta gente”, reprochó.
Cabe señalar
que los colectivos de búsqueda esperaban que acudieran los fiscales tanto el
general, Alejandro Gertz Manero, como el estatal, Salvador González de los
Santos, por lo que ausencia fue percibida como una decepción y hasta una burla.