Supimos que
El ser
vecinos geográficamente de Estados Unidos representa muchas ventajas para
México, pero también le acarrea muchos problemas. A través de los años las
relaciones entre ambos países han tendido altas y bajas. Con la llegada de
Donald Trump al poder, por segunda ocasión, se vaticina que a México le va a ir
“de la trompada”.
Entre las
primeras acciones de su gobierno, a escasos días de haber tomado protesta como
presidente, ha sido la de cerrar las fronteras entre México y E. U. y deportar
a miles de migrantes hispanos la mayoría mexicanos, que buscan el sueño
americano. Muchos otros, de Centro y Sudamérica, van huyendo porque no es
posible vivir en sus naciones de origen. Han perdido todo. E.U. tiene
todo el derecho, como lo tienen todas las naciones del mundo, de cerrarles el
paso a quienes no quieran en Estados Unidos. Desgraciadamente en los países
expulsadores de sus nacionales, esos migrantes no han encontrado los medios
para una vida digna, son víctimas de guerras, revoluciones, de la inseguridad.
Mr. Trump afirma que Canadá será el estado 51 de USA, que comprará Groenlandia,
la isla más grande del mundo a Dinamarca, que de ser necesario usará la fuerza
de las armas para recuperar el dominio del Canal de Panamá y apoderarse de
Groenlandia…
Se afirma que
estas amenazas no son más que bravuconadas para que le tengan miedo. Tal vez,
pero lo del cierre de las fronteras y la deportación de migrantes ya se está
haciendo efectiva. Demuestra que es racista, el odio que manifiesta contra los
hispanos así lo demuestra. Borra de un plumazo el derecho de niñas y niños
nacidos en E.U. a ser ciudadanas y ciudadanos estadounidenses por ser hijos de
extranjeros. Se le olvida que Norteamérica es una nación que se formó con
emigrantes de todo el mundo. Los pueblos originados fueron masacrados,
recluidos en reservas o se extinguieron. Por generaciones se ha dicho, que
México y Estados Unidos somos “buenos vecinos”. En son de burla se agrega que
los estadounidenses son los vecinos y los mexicanos somos los buenos.
Debido a la política de gobierno de Donald Trump, México debe manejar la propia
con mucho tacto.
La presidenta
Claudia Sheiunbaum Pardo debe tener muy buenos asesores, diplomáticos de
altura, para evitar enfrentamientos, aunque sean verbales con el presidente
Trump, pero sin demostrar temor, mucho menos tolerarle insultos o acciones que
laceren la soberanía nacional. México nunca ha sido un país agresor. Pero tiene
dignidad que debe ser respetada. Ninguna nación debe menospreciar a otra por
considerarla inferior. El respeto al derecho ajeno es la paz...Hasta la semana
próxima, Dios mediante.