• Los pescadores exigen desde hace un año a la Semarnat que revoque las concesiones que han estado invadiendo la línea de costa y que entregue al Ayuntamiento de Los Cabos un acuerdo de destino provisional para mantener el uso público de la playa.
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La Paz,
Baja California Sur.- La construcción de una marina y la desviación del Arroyo
Santiago para el proyecto turístico e inmobiliario Costa Palmas, de la empresa
Desarrolladora La Ribera, ha modificado la línea de costa y puesto en riesgo el
derecho a la pesca de 80 pescadores en la comunidad de La Ribera, Baja
California Sur (BCS).
En algunos
tramos la playa se ha erosionado y en otros ha ganado terreno al mar, un
proceso conocido como acreción. Sobre este último caso, el proyecto se ha
apropiado de los terrenos que ha dejado el retroceso del mar y ha obtenido la
concesión de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), que equivale a 20
metros de ancho contiguos al mar.
Debido al
incremento de la playa, la concesión de los pescadores ya no se encuentra en la
orilla del mar, sino a unos 200 metros tierra adentro en una superficie que ya
no les sirve para varar y desvarar sus embarcaciones.
“En aquel
tiempo, el mar bañaba la arena como a 200 metros más hacia arriba.
Posteriormente, Costa Palmas ganó terrenos al mar, la playa se retiró y el mar
se fue haciendo más para allá”, explicó Mario Leal Armenta, secretario de la
Federación de Sociedades Cooperativas del Sur de Los Cabos que agrupa a nueve
cooperativas, entre ellas, Cooperativa Leal, de la que es miembro.
De acuerdo
con Leal, ninguna de las dos concesiones cumple el objetivo con el que fueron
otorgadas, ya que la de Costa Palmas es para conservación, y la de los
pescadores es para varar y desvarar embarcaciones, usos que no se les da
actualmente.
Por esta
razón los pescadores exigen desde hace un año a la Secretaría de Medio Ambiente
y Recursos Naturales (Semarnat) que revoque ambas concesiones y que entregue al
Ayuntamiento de Los Cabos un acuerdo de destino provisional para mantener el
uso público de la playa.
“Con el
acuerdo de destino provisional el municipio sería el encargado de administrar
el área y después decidirán si se concesiona a la comunidad, a la federación o
a las cooperativas, pero ahorita lo que queremos es que la comunidad de La
Ribera no pierda las playas y se mantengan de uso común”, señaló Leal.
Para este
reportaje Causa Natura Media contactó a la empresa Desarrolladora La Ribera a
través de los canales de comunicación disponibles de Costa Palmas y hasta el
momento de la edición no ha habido una respuesta.
·
Turismo
de “sol y… ¿playa?”
Costa
Palmas se asentó a partir de 2006 frente a una playa de 3.2 kilómetros en un
área de 360 hectáreas de tierra comunal en la desembocadura del Arroyo
Santiago, que tiene una forma de abanico de 4.3 kilómetros de ancho. En el
sitio se extendía un humedal costero con nueve hectáreas de cuerpos de agua,
5.9 hectáreas de dunas y 1.9 hectáreas de palmar, que fueron removidas o
rellenadas para estabilizar el suelo.
El arroyo
aportaba sedimento a una extensa playa de 7.8 kilómetros de arena dorada fina.
Ahí aproximadamente 100 pescadores, organizados en cuatro cooperativas
trabajaban en la amplia playa frente al pueblo y dejaban varadas sus
embarcaciones en la concesión DGZF-636/01, que conservan y comparten desde
1994. Se trata de 400 metros de largo y 20 metros de ancho, bajo un título a
nombre de la Cooperativa Punta La Ribera.
Antes de
Costa Palmas, la playa solía ser la plaza pública de la comunidad, es decir, el
espacio de encuentro por excelencia, señaló la tesis de Carmina Valiente,
profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Los
pescadores eran quienes hacían una ocupación más evidente con las enramadas,
estructuras hechas con hoja de palma de dátil, en donde se refugiaban del calor
a la orilla del mar y fileteaban el pescado después de las faenas en el mar.
“La playa
y las enramadas eran nuestra segunda casa. Nos íbamos a platicar, a tomar un
refresco, unas cervezas, a hacer algún pescado, a convivir con nuestros amigos.
Ahora no hay nada, en la playa no hay ninguna enramada, tampoco está la palapa
grande que había y que de repente desapareció. Poco a poco nos han ido
desmantelando”, señaló Leal.
Hace 10
años Leal tenía su propia enramada en la playa pero cuando se cayó e intentó
levantarla, la dirección de Zofemat de Los Cabos le negó esta posibilidad. Así,
una a una, las enramadas fueron desapareciendo.
Todavía
hay pescadores más jóvenes como Roberto Minjares, miembro de la cooperativa
Pescadores del Cortés, que vieron la playa libre, se podía varar y desvarar sin
ningún problema. Sin embargo, eso cambió.
“El año
2006 marca un antes y un después en la historia de la gran transformación que
tenemos hoy”, señaló Reina Macklis, residente de la comunidad. Entre 2006 y
2008, la empresa Desarrolladora La Ribera recibió las autorizaciones
ambientales de Semarnat para construir el megaproyecto náutico y residencial
conocido hoy como Costa Palmas, que incluía un club de playa, una zona
comercial, un campo de golf de 57 hectáreas, 300 cuartos de hotel, 800 unidades
de condominios y 945 lotes residenciales.
Lo primero
que hicieron fue cercar el terreno de 360 hectáreas y solo dejaron un acceso en
medio de los 3.2 kilómetros de frente de playa.
En 2008
recibieron las autorizaciones para la construcción de un fraccionamiento
náutico residencial, canales de navegación, zona de comercio, lotes al canal,
área de servicio, lotes aledaños a la marina, club de playa, lotes frente al
mar y dos escolleras (norte y sur) de 200 metros para el canal de acceso, que
modificaron con una ampliación de 157 metros a la escollera norte en 2018.
“Desde el
principio (la marina) no estuvo bien diseñada y no fue evaluada de manera
correcta. El sedimento empezó a entrar en los canales de navegación, se
azolvaba, tenían que estar dragando de manera continua y era insostenible a
largo plazo”, señaló Sarahí Gómez, coordinadora de investigación en el Centro
Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
La erosión
y acreción son procesos naturales de la costa, pero estos se pueden exacerbar
por actividades humanas. De acuerdo con Enrique Nava, profesor investigador del
Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico
Nacional, las infraestructuras que generan más impacto en este sentido son los
espigones y escolleras.
Las
escolleras son estructuras de piedra en el mar colocadas de forma vertical u
horizontal para desviar el impacto del oleaje y proteger los puertos. Sin
embargo, el gran problema de estas estructuras es que de un lado retienen
sedimento y del otro lado favorecen la erosión.
Otro
factor que aceleró la acreción y erosión de playas fue la obra de encauzamiento
del Arroyo Santiago, que reclamaba su cauce y provocaba estragos en zonas
colindantes de Costa Palmas, inundando los campos de golf, por ejemplo.
En 2018 la
empresa recibió la autorización de la Semarnat para la construcción de dos
muros y confinar el cauce del arroyo de ambos lados. El lado izquierdo está
próximo a construirse, mientras que el lado derecho tiene una longitud de 7.7
kilómetros con alturas desde 2.77 hasta cinco metros y fue inaugurado en
septiembre de 2023. A partir de entonces el arroyo está confinado y corre en un
canal más angosto que su cauce natural.
El
confinamiento tiene como consecuencia que la arena que transportaba y que antes
se distribuía en toda la desembocadura del arroyo, ahora solo sale por una
sección estrecha de la playa, lo que forma un montículo que para el oleaje es
más difícil de mover y distribuir entre todas las playas, explicó Armando
Trasviña Castro, investigador titular del Centro de Investigación Científica y
de Educación Superior de Ensenada, Unidad La Paz.
“La obra
de encauzamiento crea una alteración de la dinámica del transporte de arena en
el litoral de la costa y además la escollera va a retener el sedimento que
debería abastecer las playas al sur. Es como darse un tiro en el pie porque esa
arena es la que crea nuestras playas, y las playas crean la duna y la duna crea
la protección de la línea de costa. Es justamente lo que no debe de hacerse en
el resto del estado”, señaló Trasviña.
La
desviación del arroyo ha exacerbado los impactos de las escolleras en las
playas del sur. Del lado donde está la playa El Surgidero o playa central, hubo
erosión de la playa al grado de que puso en riesgo la marina y las residencias
del proyecto.
El turismo
de “sol y playa”, atractivo de Costa Palmas, se empezó a quedar sin lo segundo,
por lo que en 2020 la Desarrolladora La Ribera ingresó ante la Semarnat un
proyecto para rehabilitación y estabilización en la zona de playa frente a
Costa Palmas, y así reducir los sitios erosionados, según señalaba la
Manifestación de Impacto Ambiental.
Este
proyecto fue autorizado en el 2021 y consistía en la instalación de siete
islotes de arena y tres rompeolas, tres diques de protección, y relleno de
playa para cubrir los diques y recuperar el ancho de playa que existía
anteriormente.
“La
afectación (por la erosión) era demasiada y obviamente los intereses del
proyecto ya estaban en juego porque estaban perdiendo completamente la playa.
Esto habla de cómo el mal diseño del proyecto empezó a tener consecuencias y lo
llevaron a emprender acciones de rehabilitación, y que también no hubo una
evaluación correcta respecto a los impactos y no se establecieron medidas de
mitigación adecuadas”, señaló Gómez.
Añadió que
Desarrolladora La Ribera fue denunciada ante la Profepa por iniciar con las
obras de rehabilitación antes de contar con la autorización de Semarnat. Sin
embargo, las denuncias no prosperaron.
Para
Valiente, Costa Palmas es una inversión de alto riesgo, que fue planeada en
papel, pero que ha tenido dificultades para su realización, lo cual ha elevado
los costos de construcción y con ello la urgencia de continuar con la obra a
toda costa.
·
Pescadores
sin playa
Los
pescadores vieron como el área frente a su concesión crecía lentamente y los
alejaba de la costa. Con el dragado de la marina, sus playas pasaron de ser de
arena limpia a llenarse de rocas.
A inicios
de 2024, los pescadores solicitaron una dársena para las cooperativas y los
permisionarios, que consistía en un espejo de agua con espigones y muelles para
varar y desvarar embarcaciones. Durante este proceso se enteraron de que los
terrenos ganados al mar al frente de su concesión y una nueva concesión al pie
de la playa eran de Desarrolladora La Ribera.
En 2017 la
Dirección General de Zofemat y Ambientes Costeros de la Semarnat renovó la
concesión a la Cooperativa Pesquera Punta La Ribera con una vigencia de 15 años
que abarca una superficie de 7 mil 986 metros cuadrados con 400 metros de
largo. El uso que ampara el título es exclusivo para uso pesquero, es decir,
para varar y desvarar embarcaciones.
Sin
embargo, desde el 2005 la misma institución le entregó a Desarrolladora La
Ribera una concesión de 142 mil metros cuadrados para la construcción y
operación de la marina, un rompeolas y un muelle, y otra concesión por 68 mil
319 metros cuadrados que se traslapa con la concesión de los pescadores.
El uso
otorgado para la concesión de la empresa que se traslapa con la de los
pescadores es para uso exclusivo de protección, por lo que solo se permiten
actos para mantener la superficie concesionada en estado natural.
“No
autorizándole la instalación de elemento alguno, la realización de construcción
alguna, la realización de actividad alguna ni la prestación de servicio de
ningún tipo”, señalaba el título de concesión.
Los
pescadores denunciaron que Costa Palmas no ha respetado el uso de la concesión,
ya que ha rellenado el área para evitar erosión y ha colocado infraestructura
turística, avaladas por las autorizaciones de Semarnat para la rehabilitación y
estabilización de la playa.
Además,
señalaron que no puede haber dos concesiones de Zofemat en una misma zona, una
frente a otra.
“Se tienen
que analizar las condiciones en las que se le otorgó una concesión a Costa
Palmas que está por encima de los derechos de los propietarios legítimos de la
concesión (en referencia a los pescadores) y de usuarios de un sector que ha
hecho un uso histórico de la zona. Además, Costa Palmas al ser el titular de
esa porción de la Zofemat también ha condicionado el acceso a la zona y no
debería de ser así”, señaló Gómez.
En 2016,
representantes de Costa Palmas hicieron un convenio con los pescadores de la
Cooperativa Punta La Ribera para el uso gratuito de la rampa en la marina, pero
los pescadores, a expensas del convenio, temen que las condiciones cambien en
cualquier momento.
Además el
convenio no toma en cuenta a los pescadores de las otras cooperativas y a
pescadores libres, por lo que pescadores como Minjares salen a pescar desde el
único acceso que queda a la playa principal o pagan para hacer uso de la
marina. Mientras que otros, al no tener un área definida, han dejado su vida en
el mar para incorporarse a trabajar, incluso en Costa Palmas.
“Si
seguimos así va a llegar el momento en que la práctica de la pesca va a quedar
en el olvido. Somos pocos los que habemos. El tema de las concesiones y los
terrenos ganados al mar por otras empresas nos ha llevado a la quiebra como
pescadores”, señaló Minjares.
Los
habitantes de La Ribera han sido desprovistos de lugares que histórica y
culturalmente habían utilizado y los pescadores han sido desplazados de su
espacio de trabajo.
La pérdida
de estos ambientes implica tambien la violación al derecho a un medio ambiente
sano, de acuerdo con Gómez.
Los
pescadores de la comunidad viajaron a la Ciudad de México para exponer su caso
ante las oficinas centrales de la Semarnat el 16 de enero pero no han tenido
respuesta. En tanto, Leal señaló que el gobernador de Baja California Sur,
Víctor Castro, no ha atendido las solicitudes de reunión de los pescadores
desde abril de 2024.
“Somos un
pueblo hecho de pescadores olvidados por los gobiernos que siempre apoyan más a
las empresas del desarrollo que a nosotros”, señaló Minjares.
·
La
lección de La Ribera para Baja California Sur
Resolver
la situación de las concesiones y terrenos ganados al mar debe ser la prioridad
para los gobiernos locales y federales, de acuerdo con los pescadores de La
Ribera, para garantizar el futuro de este espacio público.
Los
pescadores, como Leal, tienen esperanza de que el tema de las concesiones se
resuelva a su favor ya que ven con optimismo el actuar de la nueva titular de
la Semarnat, Alicia Bárcena, quien ha revocado recientemente autorizaciones
ambientales a proyectos cercanos a La Ribera, como Baja Bay y La Abundancia en
Cabo Pulmo.
Los
investigadores consultados para este reportaje desconocen cuál será el
desenlace de los impactos de la marina, las obras de estabilización y la
desviación del arroyo, debido a que son procesos que suceden de manera casi
imperceptible en el tiempo. Sin embargo, tienen certeza de que la forma más
efectiva de proteger La Ribera y Baja California Sur es evitando que esto
vuelva a pasar.
“Costa
Palmas es un ejemplo de todo lo que no se debe hacer en un proyecto turístico
costero. Era un proyecto que no era viable para la zona en la manera en la que
estaba planteado, por lo que ha generado un cúmulo de afectaciones ambientales,
económicas y sociales. Lo que le toca a la autoridad es (...) hacer una
evaluación efectiva sobre la viabilidad ambiental de los proyectos y establecer
las mejores medidas de mitigación porque es imposible resarcir por completo el
daño cuando ya está hecho”, señaló Gómez.