Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted; Para los mexicanos la disyuntiva ya no está en
negar o aceptar el proceso globalizador, sino en la forma de afrontarlo,
prevenir y resolver sus riesgos, así como aprovechar sus oportunidades. La
globalización se nos está presentando como un fenómeno marcado por la velocidad
de sus cambios, la innovación de la tecnología y del conocimiento. Para los
gobiernos Federales, Estatales y Municipales, el desafío se les presenta
fundamentalmente en su capacidad de absorberlos y convertirlos en oportunidades
para el desarrollo y bienestar de nuestros pueblos más desprotegidos.
Nosotros los
mexicanos somos un País con más de 100 millones de habitantes residiendo en
nuestro territorio y con más de 18 millones viviendo fuera de él; México se
encuentra entre las primeras seis economías del mundo y el principal productor
mundial de petróleo; compartes la segunda frontera más extensa con el País más
poderoso del planeta y sigue siendo el segundo socio comercial y ha suscrito el
mayor número de tratados de libre comercio que cualquier otra nación. Esto les
plantea a los gobiernos el desafío de modernizar sus políticas exteriores para
adaptarlas a tiempos distintos y producir una sinergia positiva entre política
y los asuntos del tratado del libre comercio T-MEC.
En este
sentido: México requiere y necesita una política mucho más activa y
protagónica, moderna y que su diseño debe reconocer las nuevas ideas y
realidades geopolíticas y económicas. No basta, aprovechar las ventajas de
nuestra mejor posición comercial sino tratar de influir en la adopción de las
nuevas reglas y decisiones que normaran las relaciones comerciales futuras. Hoy
actualmente, las decisiones importantes para la comunidad internacional, no
pueden ser tomadas de manera unilateral sino necesariamente en un contacto
multipolar que les confiera la legitimidad necesaria para ser eficaces y
respetadas. Por ello además de la diplomacia directa en el campo bilateral, es
importante desplegar un mayor activismo o tanto en organizaciones
especializadas como la organización mundial del comercio (OMC).
Continuando
con el mismo tema, hemos observado que nuestra política exterior se considera
especialmente efectiva tanto en la preservación de los intereses nacionales
frente a los embates del exterior, como en la adhesión e incluso liderazgo de
causas que merecen apoyo internacional. Ahora bien; México y nuestra presidenta
CLAUDIA SHEINMBAUM PARDO, está dando muestras ejemplares en estos momentos
difíciles de dignidad, solidaridad y cooperación con los distintos
protagonistas del T-MEC, porque sabe que la defensa de esos principios es
condición indispensable por nuestro propio interés nacional. Contamos con una
diplomacia de la que nos hemos sentido siempre orgullosos, ya que es una
política exterior correcta, en el momento oportuno y en las circunstancias adecuadas.
Concluyo:
Considero que México está dispuesto y le interesa mucho más ejercer una
diplomacia de principios pero activa; autónoma y sensible a los acuerdos;
cuidadosa del interés nacional siempre presta a la cooperación y la
solidaridad, basada en la concertación política, el dialogo exterior y en los
valores culturales, con una autoridad moral fincada en la tolerancia, el
respeto y la diferencia.