Estos arrecifes fueron sembrados para resolver una problemática ambiental: el exceso de conchas generadas por la pesca de moluscos. Pero además ha resultado en un método para restaurar ecosistemas marinos en desiertos arenosos.
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La Paz, Baja California Sur.- Las aguas frente a San Juan de la Costa, en Baja California Sur, pasaron de ser un fondo arenoso a un oasis de vida marina debido a la colocación del arrecife artificial Shell Nurse, el primero en su tipo fuera de las costas japonesas, el cual representa un avance para la creación del primer rancho marino en México.
Estos arrecifes fueron sembrados para resolver una problemática ambiental: el exceso de conchas generadas por la pesca de moluscos. Pero además ha resultado en un método para restaurar ecosistemas marinos en desiertos arenosos.
El arrecife es un ejemplo de lo que en Japón se denomina satoumi, un enfoque de gestión costera donde la interacción humana con la naturaleza ha aumentado la biodiversidad y la productividad. El término está compuesto por los vocablos “sato”, que significa "la zona donde vive la gente", y “umi”, "el mar", es decir un sistema socio-ecológico que se caracteriza por la interacción entre la vida humana y el ecosistema costero.
“La pesca de moluscos es una de las actividades principales en Baja California Sur, pero también es una generadora de desechos orgánicos, específicamente, las conchas que se acumulaban y se estaban volviendo un problema ambiental. La consultora japonesa Overseas Agri-FIsheries (OAFIC, por sus siglas en inglés) sugiere al gobierno del estado tratar el problema inmediatamente”, señala Viridiana Zepeda del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (Imipas).
Para atender esta situación, OAFIC contactó a la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y ésta contrató a la empresa Value Frontier, una consultora experta en soluciones sustentables que propuso contratar a la empresa Ocean Construction (OC), experta en arrecifes artificiales para darle un uso a las conchas que no implicara más impactos al ambiente.
“El plus de OC es que integra conchas en la estructura del arrecife porque a través de sus investigaciones y de su experiencia de más de 40 años en Japón se han dado cuenta de que los peces tienen más afinidad a congregarse en áreas de conchas que en cualquier otro material inorgánico del que puedan estar hechos los arrecifes artificiales”, señaló Zepeda.
En 2017 JICA autorizó un fondo de un millón de dólares para el proyecto y para 2023, después de pruebas, monitoreo, diseño del proyecto y obtener la autorización de impacto ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), se implementó una prueba piloto en la Bahía de La Paz.
El proyecto acuñó el término satoumi por solicitud de JICA y también en mayo de 2023 se instaló el Consejo Satoumi integrado por instancias gubernamentales (Semarnat, Conapesca, Imipas, Sepuimm, Sepada), organizaciones de la sociedad civil (Noroeste Sustentable), instituciones educativas (UABCS) y las cooperativas pesqueras (Fedecoop Centro), que es el encargado del mantenimiento y operación del arrecife.
La empresa OC construyó en Japón las estructuras hechas de concreto, acero y polímero, y posteriormente fueron importadas a La Paz, donde en una primera fase, en mayo de 2023, los pescadores aportaron conchas para rellenar las 200 estructuras que fueron colocadas en el fondo marino: una montaña de 150 estructuras y otra de 50.
Estructuras de concreto, acero y polímero creadas por Ocean Construction y rellenas de conchas en La Paz, instaladas en el fondo marino. Fuente: Marco Antonio Medina López
Para agosto del mismo año se realizó el primer monitoreo submarino por parte de buzos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y de la empresa OC, que mostró un aumento de la biodiversidad.
“Obviamente, en la parte biológica sabemos que durante más tiempo vaya pasando más volumen va haber hasta que llegue a un tope donde se mantenga más o menos constante.
No sabemos ahorita hasta cuándo, pero sí vemos un aumento considerable”, señaló Marco Medina, investigador de la UABCS y responsable del seguimiento del arrecife.
A un año de su colocación, el monitoreo de abundancia arrojó que había 24 mil 284 organismos de 35 especies de las cuales 14 eran de importancia comercial como cochito, cabrilla, jurel, pargo amarillo, pez perico, entre otros. Mientras que un aproximado de 17 a 20 especies se mantienen permanentemente en el arrecife.
También se ha observado la presencia de jureles en la periferia de los arrecifes artificiales, lo que sugiere un incremento en los niveles tróficos cercanos. Sin embargo, se requiere más tiempo para confirmar tendencias claras, indicó Yutzín Jiménez, estudiante de doctorado del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas y buzo monitor de diversidad y abundancia de peces invertebrados.
Arrecife artificial Shell Nurse de 150 estructuras en el fondo marino en San Juan de la Costa. Fuente: Marco Antonio Medina López
En abril de 2024, el Gobierno del estado recibió fondos del Banco Interamericano de Desarrollo para una investigación que determine si el arrecife atrae peces o si es un generador de biomasa.
A lo largo de este proceso también se han dado cuenta de que es necesario proteger el arrecife por lo que se encuentran en proceso de solicitud de una zona de refugio pesquero en la zona.
“Tenemos en proceso de solicitud ante la Conapesca el establecimiento de una pequeña área de zona de refugio pesquero para proteger el arrecife específicamente; seguimos haciendo investigación sobre él, les comento que es un proyecto piloto por lo que necesitamos mantenerlo intacto para seguir monitoreándolo”, señaló Zepeda.
Además de aumentar la biodiversidad, los arrecifes artificiales proporcionan a las especies áreas en las que pueden refugiarse de la depredación y áreas de alimentación. De acuerdo con Zepeda, esto contribuye a la resiliencia del ecosistema, mejora el estado de salud en general y también impacta de manera positiva a las comunidades pesqueras.
“Sabemos que en todo el país la reducción de la pesca es un problema. Enfrenta desafíos muy importantes como la sobrepesca, contaminación de la zona, degradación de los ecosistemas, escasez. Estos desafíos no sólo afectan la economía local sino que también impactan en la seguridad alimentaria de las comunidades que dependen de esta pesca. Estamos atacando el problema de la acumulación de conchas pero con estos arrecifes también tenemos impactos positivos alternos que van a traer beneficio a las comunidades”, señaló Zepeda.
De acuerdo con un comunicado del Gobierno del Estado, el arrecife beneficiará a mediano plazo a 898 pescadores pertenecientes a las cooperativas Dos Mares y Fedecoop, quienes realizan captura de peces en el Golfo de California.
Además, con los resultados del monitoreo obtenidos del primer arrecife, el consejo Satoumi colocó un segundo con 83 estructuras sumergidas en la misma zona a 30 metros de profundidad el 1 de diciembre de 2024. En este de igual manera se contó con la colaboración de todos los sectores: academia, gobierno, organizaciones de la sociedad civil y pescadores.
Estos dos arrecifes conforman un proyecto más grande al que aspira llegar el Consejo Satoumi en México: los ranchos marinos, entendidos como áreas diseñadas para crear espacios variados a partir de la disposición y distribución de arrecifes de conchas, donde las especies encuentran hábitat suficiente y adecuado para su permanencia. De esta manera se crean espacios marinos dinámicos y productivos.