Este Domingo será día de elecciones. Las delegaciones municipales tendrán la oportunidad de decidir sobre sus futuras autoridades locales y al mismo tiempo la militancia del PAN votará por su nuevo dirigente estatal.

En las comunidades que conforman los municipios sudcalifornianos los ciudadanos emitirán su voto por la futura autoridad delegacional, en un ambiente que se espera tranquilo y de civilidad.

Pero en el PAN la elección está cargada de miedo, desesperación y de acciones que supuestamente en ese organismo político no se realizaban.

Desde la compra del voto, por cierto, muy barato, (200 pesos por sufragio) y una angustia y desesperación de la aún presidenta estatal diputada local Lupita Saldaña que le urge sea electo nuevo dirigente estatal el exdiputado Rigoberto Mares.

Vaya hasta con la amenaza de quitar el empleo a panistas que se desempeñan en el municipio panista de Mulegé, si se les ocurre expresar su negativa a la propuesta oficial.

Esta elección y de sus excesos está perfilada precisamente para la conclusión del trienio que acaba de iniciar.

De ello depende que Saldaña Cisneros y todo su equippo de apoyo entre los que se encuentra el ahora regidor paceño Javier Bustos, puedan perfilarse para las posiciones que estarán en juego en las elecciones del 2027

¿Adelantados? Posiblemente.

Pues aunque parezca difícil de creer el fondo de toda esta escaramuza, es precisamente el proceso sucesorio de dentro de tres años.

Lo cierto es que toda la lógica y sus excesos de este proceso están enfocados a las decisiones que se tomarán en las próximas elecciones estatales.

La contraparte y que se espera abandere el hartazgo en el que se encuentra mucha militancia del blanquiazul se espera sea encabezada por Jesús Méndez, un viejo panista de principios ideológicos firmes que no se prestó al juego perverso de Lupita Saldaña.

Ya veremos cuál es el saldo de este fin de semana que será bastante movido en las delegaciones municipales y por supuesto en las urnas panistas dispuestas para captar los votos de los militantes de este organismo político.

Está claro que los panistas están ante la posibilidad de quedarse con más de lo mismo y pagar las severas consecuencias políticos en el futuro inmediato o de plano dar un golpe de timón y cambiar de juna vez por todas a los mismos actores políticos de siempre, que tienen años exprimiendo y aprovechándose de sus vapuleadas siglas.

Ya veremos qué sucede.