• La Iglesia católica refuerza su papel de apoyo humanitario a migrantes en la frontera norte de México, ante el regreso de Trump a la Casa Blanca.
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Estado de
México. - La Iglesia católica en la frontera norte de
México se prepara para el impacto migratorio en la región ante la
próxima presidencia en Estados Unidos de Donald Trump, quien ha
prometido deportaciones masivas y restricciones al asilo que saturarían el
límite binacional.
Los
preparativos ocurren, sobre todo, en Ciudad Juárez, epicentro de la crisis
humanitaria por la migración, por lo que el obispo José Guadalupe Torres afirmó
a EFE que la Iglesia está enfocada en acoger a los forasteros, en este caso los
migrantes.
“Es estar
atentos a las políticas de los gobiernos, vamos a esperar cómo viene este nuevo
Gobierno, se dicen muchas cosas, pero en cualquier manera, la Iglesia y todos
como humanidad, los convoco a estar siempre a la defensa de los derechos
humanos, en este caso a favor de los migrantes, siempre a favor de los
migrantes”, expresó.
Una
frontera en crisis
Antes de la
investidura de Trump, el 20 de enero, Ciudad Juárez ya
afronta retos para atender la creciente ola migratoria.
Albergues administrados
por la Iglesia y organizaciones civiles brindan techo y comida a familias
enteras que han quedado varadas tras no cruzar a Estados Unidos o padecer su
expulsión bajo antiguas medidas como el Título 42, que deportó a migrantes
durante la pandemia de COVID-19.
Según cifras
del Instituto Nacional de Migración (INM), la frontera entre Ciudad Juárez y la
urbe estadounidense de El Paso, Texas, ha registrado un incremento de más del
30 por ciento en el flujo migratorio durante el último año, impulsado por
crisis económicas en países como Venezuela, Honduras y Haití.
Temor
a las promesas de Trump
Durante su
campaña presidencial, Trump reiteró su intención de
retomar políticas migratorias estrictas, como deportaciones masivas a
manos del Ejército.
En este
contexto, el padre Juan Carlos López, vocero de la diócesis de Ciudad Juárez,
comentó que es importante prestar atención a la experiencia de los años pasados
entorno al flujo migratorio.
“A nosotros
como Iglesia, desde la fe, lo que nos mueve son las obras concretas que nuestra
fe tiene que producir como signos de atención por el hermano”, comentó a EFE.
En Ciudad
Juárez, el presupuesto gubernamental para atender la migración es insuficiente,
según activistas locales, y depende en gran medida de la cooperación de
organizaciones religiosas y civiles.
“Nos preocupa
que haya una presencia numerosa de migrantes sin un registro formal, pues eso
abre la puerta a muchas cosas, a la inseguridad, a la violencia. Y no me
refiero hacia los que vivimos en Juárez, sino hacia ellos mismos”, expresó el
padre Juan Carlos.
Frente a este
escenario, la Iglesia católica ha reforzado su papel de apoyo
humanitario y, mediante redes internacionales de caridad y activismo,
busca sensibilizar a las autoridades y a la sociedad sobre la urgencia de
actuar antes de que la situación se agrave.
El cura Juan
Carlos puntualizó que una característica de la Iglesia en Ciudad Juárez es su
atención a los migrantes.
“Entonces,
para nosotros, será una preocupación en el sentido de la caridad. Creo que en
los años pasados la Iglesia en Ciudad Juárez, en comunión incluso con otras
comunidades, otras confesiones religiosas, ha hecho el esfuerzo”, finalizó.