Diario El Independiente
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Hoy es lunes, 27 de enero de 2025

Buenos días, B.C.S.

• Los nuevos Días de Muertos… sus días “modernos”, sus celebraciones… sus orígenes y en la actualidad. *. En lo sueños, cuando “nos visitan”…


 

Antes de comentarles lo de “los nuevos y modernos Días de Muertos”, les comentaré literariamente sobre los otros muertos, que por hoy me refiero a los nuestros, en cuanto a festejarlos en su día, ¿cómo que festejarlos?; sí, miren, como el alma no muere, ni en vida del ser humano (los animales y las plantas no tienen alma, espíritu), sólo el ser humano, así pues, si en vida vive con su espiritual alma, después de muerto el individuo, su alma pervive. Así entonces, el día 2 de noviembre y su entorno subsecuente FESTEJAMOS A LOS MUERTOS EN SU DÍA; no precisamente como una conmemoración de fechas históricas de algún natalicio u onomástico de un grande; no, el Día de los Muertos es para recordar, para festejar, musicalizar, hacer fiestas folklóricas tradicionales con altares, comidas, cantos, poemas, etc. Eventos muy conocidos, incluso para lo turístico, por ejemplo, las demostraciones en Pátzcuaro, Mich. Y muchas más en nuestro México que describen toda esta tradición llena de flores multicolores, comidas, y en otros tantos sitios mexicanos independientemente del triste y lógico recuerdo, por aquellos que murieron. Que por cierto y como detalle, están los que siguen la algarabía con fondo musical de una voz que, en dialecto o no, canta “La Llorona”.

 

Así entonces, abundaré con esto más: con motivo de esta celebración me puse a investigar algo en función de mi pensamiento sobre el tema y… les diré lo siguiente: esa dualidad –muerte y vida- en donde “se sufre por el ser querido, pero los esperamos con gusto al menos un día”. Hemos estado por muchos años investigando para ENTENDER EL CONCEPTO DE LA MUERTE, así, podemos decir que en estas fechas, en el pensamiento y la cultura mexicana, se vive una especie de dualidad, “por un lado, el mexicano vive el concepto de la muerte tan cercano, que se ríe de él”, refirió Eduardo Merlo, uno de los investigadores analizados, quien dijo que lo anterior es parte de la contradicción que tiene la vida, debido a que por un lado se sufre porque se perdió a las personas queridas, que son los padres, los parientes y amigos y, por otro lado, tenemos la esperanza de que pasaron a mejor vida y lo que podemos hacer, ya que no los vamos a resucitar, es recordarlos; y la otra, de Dulce María Pérez Torres, señala que la fiesta dedicada a los muertos fue celebrada por los antepasados indígenas de una manera muy distinta a como la veían los conquistadores europeos, de ahí que los mexicanos son una mezcla de las dos cosas o de muchas cosas que cada una de estas culturas aportó.

 

·        LA MUERTE NO REMITE A UNA AUSENCIA SINO A UNA PRESENCIA VIVA EN SU MERO DÌA.

En concreto, en la celebración del Día de Muertos, la muerte es una metáfora de la vida que se materializa en los altares; quienes hoy ofrendan a sus muertos, serán en el futuro invitados a la fiesta. En este sentido se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular en tanto comprende diversos ámbitos de significación, desde lo filosófico hasta lo material. Por ello, el encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros cumple una función social considerable al afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad. Así mismo, el Día de Muertos se considera también una celebración de la memoria, un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido; “es una tradición que difícilmente va a morir, porque mueve desde lo más profundo de cada persona a reflexionar sobre sus antepasados inmediatos, los que se murieron y se conocieron”, dice uno de los investigadores.

HORARIO.- VAN LAS PERCEPCIONES DEL HOY SOBRE LA MUERTE, con estos pensamientos: para pensamientos por y sobre el Día de Muertos, van éstos que “de volada” me fueron surgiendo… ¿será acaso que estos pensamientos-conceptos sobre este Día de Muertos y los previos, o los que después nos surjan, cuestiones como… DE ARREPENTIMIENTO?... Me arrepiento de esto y esto otro, y más, ¿y usted, de qué se arrepiente?; o pudieran surgir los “para bien o para mal”, ahí van vida o muerte… y el ¿por qué?, para un ser querido y/o para alguien en especial… y estos más de otro tipo. En sus rezos ante su imagen o buscándola/o en el cielo o… más allá, con lo que pensaría en el “pobre de ella” o pobre de mí o ¿ya será tarde?, o el pedirle a Dios por ella o por él en este su Día de Muertos…

Y en función de este su día ¿qué espera de ellos, si no están con usted?, ¿que su espíritu venga a consolarlo? O simplemente visitarán sus restos en donde estén, en fin…

 

Y EN FUNCIÓN DE ÉSTE, NUESTRO PENSAMIENTO, una amiga colaboradora se expresó así: “Me he ido de largo, y tan sólo me preguntaste si se entiende (sobre lo anterior) y te digo: ¡Perfectamente!

 

*. Mi comentario sería que a propósito del Día de Muertos, de la idea de muerte, pues, tiene mucho de natural que surjan una gama de emociones o ciertas interrogantes, como la del arrepentimiento, pues a veces quedan coas que consideramos que debimos hacer o decir, pero eso es parte de la realidad de que nunca sabeos cuándo será la última oportunidad… Por otra parte, el perdón por lo hecho o lo omitido, tal vez sea posible otorgárnoslo nosotros mismos, lo que se hace posible si tenemos en cuenta la ineludible falibilidad de nosotros los humanos; y, si al perdón le unamos acciones positivas, aunque el receptor no puede ser ya quien se ha ido, pero podemos hacerlo en su memoria; y algo más: su espíritu viene a consolarnos a veces en sueños… y al ser consuelo, siempre es de bella manera… Luego te cuento una experiencia propia en este sentido.

 

¡Adelante!, me parecieron bien tus comentarios y los voy a considerar en otro tema similar sobre el Día de Muertos… así que, si gustas, termínalos con esa “la experiencia propia” que me dices…

 

Muy bien, maestro, fue una experiencia bonita, entrañable y real, te la enviré por correo…

 

Va. El sueño. Hotel El Greco, México, D. F., 8 a. m., junio 22 de 1983.

 

“Hoy tiene que irme bien, porque en la madrugada estuve con mamá. Ella estaba sentada adelante del carro y me estaba contando cómo es que Ástor Piazzola, el bandoneonista, me había mandado saludar. Era un sueño muy vívido, muy real, pero empecé a hacer esfuerzos por aclararme, dentro del sueño, si no estaría soñando, porque creía recordar que mamá estaba muerta. Y le pregunté, creo que a mi hermana, si no estaría soñando. Y aquí empiezo a olvidar el resto… pero me acuerdo que, aun con la duda, abracé a mi mamá, y estaba muy contenta de que estuviera conmigo”… sin más por hoy. Buenos días