Diario El Independiente
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Hoy es lunes, 7 de octubre de 2024

En privado

• !Qué diablos Pasa...¡.


 

 

¡Vamos...¡, El pueblo quiere respuestas concretas, y con un dejo de coraje se cuestiona: ¿qué diablos pasa con la justicia de Baja California Sur...?

 

Así es.

 

Con la entrega de hoy, me quiero referir concretamente al caso de corrupción que supuestamente cometió Rubén Muñoz Álvarez.

 

Y que fue, en esos tiempos, cuando justamente el pueblo le confió la presidencia municipal de La Paz. Que después la dejó abandonada para escalar otro puesto.

 

Para tal fin, la pregunta que se hacen varios ciudadanos es: ahora que ya no tiene fuero, ¿por qué no es jalado para que responda por sus fechorías...?

 

Y es que, quiérase o no, la gente, el pueblo en general, está ansioso por depositar su confianza en las autoridades encargadas de impartir justicia y estar seguros de que tal y como lo ha dejado en claro el propio gobernador Víctor Castro Cosío, aquí no existen ciudadanos de primera y de segunda.

Ahora bien, nadie alcanza a entender qué es lo que está pasando cuando apenas en noviembre del año anterior, la Fiscalía Anticorrupción de Baja California Sur, --que es la que lo tiene en la mira-- había ratificado la solicitud de desafuero como Diputado Federal de Rubén Muñoz.

 

Entonces, nadie se explica ¿por qué hasta hoy dicha institución permanece solo expectante ante este hecho?.

 

Incluso, derivado de factores como esos, Rubén Muñoz, burlón al fin, socarronamente ha tenido el descaro de decir que orden legal.

 

Es cierto que en esa misma cuerda floja en la que está Rubén Muñoz, se mece también que igualmente la Fiscalía Anticorrupción.

 

Pero, de acuerdo a las opiniones generalizadas, esa es harina de otro costal.

 

¿Por qué...?

 

Porque esta dama no se aprovechó de la confianza de un pueblo a través de un cargo de elección popular como lo hizo Rubén Muñoz Álvarez, en el caso de la presidencia municipal de La Paz.

 

Y porque esta dama no es ni fanfarrona, ni engreída, ni os, tal como lo es Rubén Muñoz Álvarez, ni tampoco burlesca.

 

En pocas palabras todo esto, a decir del pueblo, marca una gran diferencia.

 

Lo dijimos en su momento que Rubén Muñoz desde que se fue como diputado federal, ha buscado cobijarse con Claudia Sheinbaum.

 

Sin embargo, jactancioso como es, le falló rotundamente a la entonces Jefa de Gobierno de la Ciudad de México porque seguramente su gallo era otro de los aspirantes a la presidencia de la república.

 

Fue cuando nuevamente fracasó en sus aspiraciones, tal como fracasó primero en su aspiración de ser gobernador de Estado y después en su aspiración de ser senador de la república.

 

El caso que, dentro del argot político, este siniestro personaje está acostumbrado a dar tropiezo tras tropiezo.

 

En efecto, lo mismo que bandazo tras bandazo, tirando golpes a ciegas como lo hizo cuando desde la presidencia municipal de La Paz, traicionó a Víctor Castro Cosío, metiéndole una cruel zancadilla.

Zancadilla que por supuesto no hizo tambalear al entonces titular de Bienestar quien finalmente llegó a ser gobernador de Baja California sur.

 

Lo cierto es que hoy por hoy, Rubén Muñoz Álvarez, debe traer la cola muy metida entre las patas buscando apegarse a alguno de los tantos funcionarios que alcanzaron cargos distinguidos al lado de la hoy presidenta.

 

O cuando menos limpiándole los zapatos ya sea a Manuel Cota Cárdenas o a Homero Davis Castro.

No es para menos, cuando sabe que sus sueños mitómanos y de grandezas, ya no le están dando resultados.

 

En fin, lo que sí es un hecho, --tal como lo dije en una entrega anterior--, es que por ese caso tan caliente y que despide pútridos olores, Rubén Muñoz trae la piola enredada hasta el cuello.

 

Y no creo que la hoy presidenta Claudia Sheinbaum, esté dispuesta a meter las manos para defender lo indefendible, más aún cuando sabe que Rubén Muñoz tiene cuentas pendientes con la justicia.

 

Pero allí sigue Rubén Gregorio dando tumbo tras tumbo, metido en beneficios de duda e inmerso en señalamientos de corruptelas y perversidades.

 

En síntesis, el pueblo quiere depositar su confianza en la autoridad responsable de aplicar justicia.

Y la justicia, obligada a actuar.

 

Cuestión de tiempo.