• La futura dirigencia del PAN tendrá que administrar una gran derrota electoral, así como el desencanto de la sociedad. • Pretenden repetir en la presidencia panista Herminio Corral, Héctor Jiménez y Rigoberto Mares. Armando Martínez se autodescartó. • Pésima herencia política dejará a su sucesor la actual dirigente Lupita Saldaña.
Uno de los
temas que recientemente se ha mencionado, es el referente a la posibilidad de
renovar las dirigencias del PAN tanto a nivel nacional como local. Al respecto,
este organismo político no se encuentra ante un buen panorama.
A nivel
nacional la dirigencia panista que encabeza Marko Cortés, enfrenta el
cuestionamiento de propios y extraños por el desempeño que de uno de sus
senadores en la discusión y aprobación de la reforma al poder judicial
precisamente en el Senado de la República.
Ese desgaste
es realmente severo para la dirigencia nacional que por supuesto repercutirá en
la renovación de la directiva a nivel local.
El tema se ha
puesto más cuesta arriba para quienes deseen relevar en la dirigencia estatal a
la exsenadora y ahora diputada local Lupita Saldaña.
En esa lista
de aspirantes a la dirigencia donde el exdiputado y exalcalde paceño Armando
Martínez Vega ya se ha autodescartado, aún se manejan los nombres de Herminio
Corral que es muy cercano a la nueva senadora Susana Zatarain.
Igual se
repite el nombre de Héctor Jiménez, ex diputado local y exsecretario de
educación estatal.
Ambos
pretenden disputar esta posibilidad de dirigir de nuevo al PAN, al ahora
exdiputado y excandidato a la alcaldía paceña en la pasada elección, Rigoberto
Mares.
Los tres,
tanto Herminio Corral, como Héctor Jiménez, incluso el propio Rigoberto Mares,
ya fueron dirigentes estatales de este organismo político.
Así que los
panistas no tendrán mucho de dónde escoger.
Es muy alta
la posibilidad de que recurran a cartuchos quemados y que lejos de fortalecer
nuevos cuadros competitivos para intentar hacer avanzar al blanquiazul,
quedarán una vez más rezagados tal como les sucedió con la actual presidenta
estatal Lupita Saldaña, cuyo saldo final de su tiempo como dirigente
evidentemente es negativo.
Tendrán que
sacudirse desde el fondo de la estructura panista local y para ello no existe
suficiente voluntad política por lo que maquillar las cosas y fingir un
verdadero cambio solo contribuirá a una mayor decepción de militantes panista y
por supuesto de la ciudadanía en general.
En el balance
electoral final a nivel local, a los panistas sólo les quedó una senaduría, el
ayuntamiento de Mulegé, una diputación local y una federal, ambas por la vía
plurinominal, lo que es muy poco si se toma en cuenta que en dos ocasiones
gobernaron la entidad y la mayoría de las alcaldías.
Ya veremos
que dicen los panistas sobre su nueva dirigencia que tendrá como principales
retos administrar una de sus más grandes derrotas electorales, una fuerte
adversidad política y sobre todo, el enorme desencanto que provocaron en la
población en general.
Ya veremos.