• Con la intención de recuperar y fortalecer este ejemplo de sustentabilidad local, surgieron los oasis urbanos, refugios en medio de la urbanidad que ayudan a hacer sostenibles las ciudades y la vida en el desierto.
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La Paz, Baja
California Sur.- En medio del desierto y de la escasez de agua, los oasis son espacios
que verdecen y que han estado presentes desde hace cientos de años en las
misiones, ranchos y casas tradicionales de Baja California Sur (BCS) como una
estrategia adaptativa a la aridez. Sin embargo, es una práctica que se pierde,
de acuerdo con Lucía Corral, directora de la organización Ubanería, dedicada al
urbanismo táctico para la mejora de espacios públicos.
Con la
intención de recuperar y fortalecer este ejemplo de sustentabilidad local,
surgieron los oasis urbanos, refugios en medio de la urbanidad que ayudan a
hacer sostenibles las ciudades y la vida en el desierto.
“Las ciudades
fueron una solución y ahora son un problema. Habemos muchos tratando de
encontrar nuevas soluciones para que las ciudades sean símbolo de vida,
eficiencia, felicidad, unión y conexión. Queremos regresarle la función
ecológica a la ciudad y traer el reverdecimiento del monte a la ciudad en cada
temporada de lluvias”, señaló Corral.
Los oasis
urbanos son un tipo de infraestructura verde, entendida como una red de
elementos que buscan generar, recuperar o imitar los servicios ecosistémicos
que se han perdido por el crecimiento urbano. Al mismo tiempo es una Solución Basada en la Naturaleza, por copiar
los patrones que hay en ésta y adaptarlos a un diseño de área verde.
Urbanería
inició colocando infraestructura verde y árboles nativos, después integró un
sistema de captación de agua que en conjunto conforman los oasis urbanos. Ahora
buscan la construcción de más oasis y de su integración a un sistema de
murales, ciclovías y parques que contribuyan a una ciudad más sostenible y
habitable.
·
Los oasis
urbanos: construcción de ciudades resilientes
El aumento
poblacional y el consecuente crecimiento de la mancha urbana han provocado el
deterioro del suelo y la disminución de la vegetación, y han transformado estas
superficies permeables en superficies erosionadas o impermeables (como el
asfalto, el concreto y los techos) que impiden la infiltración del agua hacia
el subsuelo.
Las
superficies impermeables elevan las temperaturas y causan el “efecto isla de calor”, en el que
las áreas desarrolladas se vuelven más calientes que las rurales cercanas, lo
que produce mayor consumo de energía y contaminación del aire.
A través de
los oasis urbanos y otros tipos de infraestructura verde se busca potencializar
el 10% de espacio permeable que permita la absorción del agua en el suelo, para
solventar el 90% que es impermeable por la urbanización en la ciudad de La Paz.
“Sobre todo
en ciudades como La Paz que traen un crecimiento urbano muy grande impulsado
por el turismo, por el paraíso en el que vivimos, necesitamos solventar esa
pérdida de suelo y potencializarla. El oasis urbano hace precisamente eso con
base en un diseño que da solución a un problema”, señaló Omar Rodríguez López,
director de Movilidad y Espacio Público del Ayuntamiento de La Paz.
La Paz es una
ciudad del estado de Baja California Sur que pertenece a una región conocida
como el desierto sonorense que incluye
estados de América del Norte y del noroeste de México. Entre otras cosas, esta
región se caracteriza por un clima muy seco, temperaturas que superan los 40
grados centígrados en verano y lluvias escasas.
En
Hermosillo, Sonora, que forma parte de esta región, se demostró a través de una
tesina que el
aumento de un 10% de la cobertura vegetal tiene el potencial de disminuir la
temperatura superficial del terreno en un 1.1°centígrado, lo que deriva en un
microclima.
De 1980 a
2021, La Paz registró una
temperatura máxima diaria de 40 grados centígrados durante la temporada de
calor (mayo a septiembre), la lluvia total anual promedio del estado
de Baja California Sur no supera los 200 milímetros y hasta 2018 la Comisión
Nacional del Agua (Conagua) calculó que el
déficit de agua en el principal acuífero que abastece la ciudad era de 7.4
millones de metros cúbicos, cifra que hoy podría ser mayor.
“Vivimos en
un lugar que no tiene un clima fácil. Tenemos condiciones particulares en
cuanto a la cantidad de agua que cae y entonces necesitamos que haya espacios
que capturen, retengan e infiltren el agua para que se pueda recargar nuestro
acuífero. Yo no creo que los oasis urbanos sean la solución, creo que solos
aportan una parte, pero los podemos integrar con otras soluciones basadas en la
naturaleza que nos ayuden a lograr eso”, señaló Alejandra García, encargada del
programa Agua y Ciudad en la organización Niparajá.
Los oasis tienen el componente
ecosistémico de incluir vegetación nativa que ya está adaptada al clima local y
los elementos físicos del suelo para conservar y restaurar la cuenca a través
de un sistema de captación de agua que ayuda a eficientar recursos como el
agua, brinda sombra y hace habitable la ciudad, y promueve la identidad local.
Los oasis
ayudan a construir ciudades más resilientes, al adaptarse mejor a las
adversidades o cambios, ya que la vegetación nativa resisten la escasez de agua
y aridez, al mismo tiempo que crea microclimas; hábitats para especies, mejora
la calidad del aire y eficienta el uso del agua.
·
Oasis para
fortalecer los espacios públicos y la identidad
“A mí me
gustaría que todos sintiéramos que vivimos cercanos a la naturaleza. Que aunque
no vivas en el monte o en la playa puedas salir de tu casa y disfrutar de las
aves, flores o tener la sombra del árbol que invita a convivir con los
vecinos”, señaló Corral.
Inspirada por
esta premisa y en respuesta a la falta de espacios públicos de calidad, inició
junto a sus amistades un movimiento que realizaba intervenciones de urbanismo
táctico. Con herramientas básicas, pallets donadas y pintura, reforestaron,
construyeron mobiliario y pintaron murales en espacios estratégicos a petición
de la comunidad.
“Las colonias
con mayores problemas no tienen espacios públicos, pero a veces no es necesario
tener un parque súper equipado, a veces un árbol es suficiente. Entonces
empezamos con estos proyectos pequeñitos de construir bancas de pallets primero
y reforestar, porque pues era lo que se necesitaban, lugares para sentarse y
pérgolas”, señaló Corral.
El proyecto
de crear un parque lineal en el arroyo El Cajoncito en colonia
Bellavista en 2014, llevó a Corral a fundar Urbanería, una organización
dedicada al urbanismo táctico en donde ahora es directora. Lo que ella
visualizaba como un proyecto pequeño tuvo la respuesta de 130 personas que
construyeron una ciclovía, tomaron charlas de permacultura y sembraron árboles
nativos que permanecen hasta hoy y que inclusive otros vecinos empezaron a
replicar en el frente de sus casas.
“Lo principal
para que un oasis urbano funcione es el involucramiento de la comunidad y el
entendimiento de por qué es importante, por qué deberíamos conservarlo, por qué
son importantes las plantas nativas. Esto también va relacionado con entender
lo que estamos viviendo en La Paz desde cómo nuestra cuenca está sobreexplotada
y por eso necesitamos aprovechar todo el agua que cae en la ciudad de La Paz;
porque cae agua a través de huracanes pero se escurre y se va al mar. Puedes
construir un oasis urbano en donde si no participa la gente y no entiende esto,
va a ser un espacio que al final nadie va a querer conservar”, señaló García.
En los
talleres que Urbanería realizaba para crear los proyectos con la comunidad,
Corral empezó a ver cómo las personas estaban ávidas de participar y cómo se
empoderaban a partir de desarrollar nuevas capacidades o al ponerlas al
servicio de la comunidad.
“En los
talleres me doy cuenta de los talentos locales y que lo hacen mejor que
nosotros. Nada más necesitaban la idea, las herramientas y estar ahí. Me di
cuenta que eso es lo que hay que hacer, brindar oportunidades para que las
personas participen. Hemos tenido gente que ha descubierto sus pasiones ahí,
que ha decidido qué carrera estudiar a partir de tomar nuestros talleres, que
ha abierto su carpintería a partir de tomar nuestros talleres. Tiene
implicaciones más allá de las que podemos medir”, compartió Corral.
Así la ciudad
se fue llenando de árboles con bancas y pérgolas de pallets, murales y cruces
peatonales a petición de la comunidad. Eran proyectos que se realizaban gracias
a las colaboraciones con otras organizaciones como Noroeste Sustentable, Cómo
Vamos La Paz, Raíz de Fondo, BCSicletos, instituciones como la Universidad
Autónoma de Baja California Sur, la Universidad Nacional Autónoma de Baja
California Sur (UABCS), el Ayuntamiento de Los Cabos y de La Paz y, privados,
como Fundación Hogares, entre otros.
“Hacíamos
proyectos pequeñitos pero muy fuertes y de muy bajo costo. Nuestra idea era que
fueran soluciones rápidas y fáciles de construir, de bajo costo económico, con
poco impacto ambiental y poco nivel de riesgo. Después empezamos a elevar la
complejidad del proyecto hasta que llegamos a la más eficiente, barata y rápida
de construir”, señaló Corral.
Oficialmente,
en 2019, impulsaron los oasis urbanos cuando participaron en una intervención
en la Preparatoria José María Morelos y Pavón, que a su vez fue el primero que
hizo Niparajá. Al ser dentro de una institución, la construcción del oasis fue
el pretexto para la creación e integración de un taller de infraestructura
verde en la currícula de la institución, pero que debido a cambios en la
administración se descontinuó.
También
hicieron un oasis urbano en la Dirección Municipal de la Juventud de La Paz, en
el Jardín de Niños María Luisa Navarro, en la UABCS, en El Sargento, en el
Parque Hundido de San José del Cabo y en el campus de la UABCS en Loreto.
Después de
varios proyectos, Niparajá, Ubanería y Ecology Project International (EPI)
México crearon la Alianza de Oasis Urbanos que en conjunto hicieron el oasis
urbano en el Ayuntamiento de La Paz en 2020.
“Ese ha sido
uno de los más grandes y de los más exitosos. Ahí se inundaba un
estacionamiento y a partir de la construcción del oasis ya no se inunda. Hay
muchas plantas donde no había y hay plantas nuevas que llegaron porque las aves
trajeron las semillas. Ahí me di cuenta de que no tienes que esperar cinco años
para ver el cambio porque a las dos semanas ya había correcaminos y gaviotas en
el oasis”, explicó Corral.
Actualmente,
hay un manual de construcción elaborado
por la Alianza Oasis Urbanos que ha sido utilizado por particulares e
instituciones como el Instituto Municipal de Planeación del Ayuntamiento de Los
Cabos, que replican este tipo de proyectos.
“Nosotros no
tenemos ni el recurso ni la capacidad para hacer toda una ciudad, pero sí
tenemos la capacidad para invitar a la gente a participar y hacer como modelos
con la idea de que se convierta en una política pública. No es un capricho,
necesitamos tener un buen ecosistema para los humanos y ese ecosistema es
nuestra ciudad”, expresó Corral.
Actualmente Urbanería es donataria autorizada y tiene la
capacidad de recibir donativos deducibles de impuestos, por lo que su forma de
trabajar consiste en diseñar proyectos a solicitud de una comunidad interesada
y buscar financiamiento a través de convocatorias o patrocinadores para
ejecutarlo.
Una meta
conjunta de la alianza es la de construir dos oasis o algún otro tipo de
infraestructura verde al año, con la posibilidad de superarla o aumentar el
tamaño de los oasis cada vez.
Este 2024 van
a realizar una segunda etapa del oasis en la UABCS y en el kinder Johann
Heinrich Pestalozzi, ambos en La Paz y que van a beneficiar a más de 447
personas en conjunto.
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Creando una
ciudad red
Corral señaló
que buscan consolidar el proyecto de oasis urbanos en La Paz a través de
mejorar su conexión con arroyos, camellones, parques, banquetas, cerros,
manglar, playa, jardines, espacio público, escuelas, plazas y con el transporte
público o ciclovías. La conectividad y colocarlos en lugares estratégicos es
importante para que estos proyectos tengan un impacto significativo.
“Un oasis
puede ayudar de manera local. Pero si lo ponemos en gran escala como oasis
urbanos conectados con otras áreas verdes y si se ubican en la parte alta,
media y baja de la cuenca puede tener un mejor impacto. Creo que ahí depende
mucho de la planeación a futuro e integral con la que se piense construir. No
es lo mismo tener un oasis urbano aquí que allá y allá y tener cinco, a
tenerlos de manera planeada. Es construir una red de soluciones basadas en la
naturaleza”, explicó García.
Para esto,
Niparajá organizó talleres con instituciones y organizaciones de la sociedad
civil , cuyo resultado fue un análisis que ubica los sitios donde se pueden
implementar soluciones basadas en la naturaleza en la ciudad.
“Fueron
varios criterios como la pendiente, la susceptibilidad de inundación, el número
de habitantes, áreas de conservación y restauración, la presencia de arroyos,
etcétera. Lo que queremos es justamente compartirlo con el Ayuntamiento de La
Paz para que tomen en cuenta estos sitios prioritarios en los proyectos que
realicen”, señaló Gracía.
Por su parte,
el Ayuntamiento de La Paz ha brindado las facilidades para que se realicen los
oasis urbanos e inspirados en los oasis iniciaron con los camellones choyeros,
llamados así por la choya, una planta
característica de Baja California Sur; además de un acciones de reforestación
de parques que se unen a esta red de soluciones basadas en la naturaleza en la
ciudad.
“Es un
camellón con diseño paisajístico que viene a simbolizar dentro de la idea del
paisaje, simboliza los arroyos o el mar y tiene una forma cóncava como
profundidad con un poco de piedra que es una representación de los arroyos.
Cuando llueve, esto almacena agua y las plantas la van absorbiendo. Lo otro son
los parques, que son áreas grandes los parques que tienen todas las cualidades
para ser oasis urbanos”, señaló Rodríguez López.
El
Departamento de Infraestructura Verde del Ayuntamiento de La Paz ha incorporado
jardineras con micro cuencas en 4 mil 120 metros cuadrados del Boulevard
Forjadores, y más de 16 mil metros cuadrados de Camellones Integrales.
“La visión es
tener una ciudad integrada en la naturaleza. Es plasmar toda una red en la
ciudad, tanto de oasis urbanos o parques, como camellones, cerros, manglares,
arroyos que cruzan toda la ciudad, poderlos empalmar entre ellos y buscar una
conectividad entre todos los espacios. Y sea una ciudad integrada a su
ecosistema y a la misma biodiversidad que va a estar generando, acondicionando
y beneficiando los servicios ambientales como fijación de carbono, captación de
agua, etcétera”, señaló Carlos Rodríguez Malpica, director general de Gestión
Integral de la Ciudad del Ayuntamiento de La Paz.
Para que
iniciativas como la de los oasis urbanos y de los camellones choyeros
continúen, Rodríguez Malpica señaló que hay un instrumento de infraestructura
verde que incluye una paleta vegetal urbana, que está a la espera de ser
presentado ante el Cabildo de La Paz para su posterior aprobación y se espera
que sea integrado en el nuevo Plan Municipal de Desarrollo (PMDU) 2024-2027.
“Se creó un
instrumento que permite hacer la conexión enfocada a esta infraestructura verde
en proyectos puntuales, acorde a lo que se necesita. Al final, estamos
vigilando que se homologue una mejor imagen de la ciudad. Y lo más importante,
o sea, tanto el mapeo de lo que tenemos y hacia dónde nos queremos dirigir.
Para nosotros es importante que quede como firme para que sea una guía para que
continúe porque al final nosotros entendemos que la particularidad de los
directores es que no hay continuidad y entendemos que las políticas públicas y
prioridades cambian, por eso queremos que haya una guía para quien venga”,
señaló Rodríguez Malpica.
*Este
artículo se publicó originalmente en Causa
Natura Media.