Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted: Por encontrarnos en temporada de Lluvias y Ciclones
Tropicales 2024, déjeme decirle; un desastre se refiere a los daños y pérdidas
que sufre un sistema cuando uno o varios cuentos físicos interactúan con zonas
vulnerables alternando gravemente el funcionamiento normal de una comunidad.
Los desastres catastróficos afectan la vida, propiedad, infraestructura y los
servicios ecosistémicos de tal forma que la sociedad y los ecosistemas pueden
tardar años en repararse debido a la desigualdad en los procesos de
recuperación, apoyo gubernamental y género.
Bajo este
contexto: Los sistemas de gobiernos Federal, Estatal y Municipal, tienen la
gran necesidad de conocer el riesgo a las amenazas naturales y de prevenir la
ocurrencia de los grandes desastres siguiendo las mejores practicas de uso de
suelo, licencias de construcción, vivienda, manejo de cuencas, servicios
especiales, deben de conocer el uso de información de los peligros naturales
que afectan cada región (delegación) y sobre todo de reducir la vulnerabilidad
social. Aquí presentamos algunos factores que agravan la vulnerabilidad:
Recurrencia de fenómenos naturales o de cambio climático (extremos y no
extremos) que puedan causar daños en zonas particulares del País- Aumento
poblacional y de infraestructura en zonas de riesgo y peligro, construcciones
no aptas para enfrentar fenómenos naturales típicos de una región, mal manejo
de cuencas hidrológicas, trasvases entre cuencas e invasión de causes de
arroyos; falta de planificación y su implementación en el desarrollo social y
económico, deforestación, cambio de uso de suelo, desaparición de ecosistemas,
sistemas de drenaje pluvial incompletos o inexistentes en el caso de áreas
urbanas, pobreza y desigualdad social, falta de alertas tempranas, pocas o
nulas estrategias para la prevención de desastres.
En este
sentido; no todos los desastres son producidos por cuentos extremos, ni todos
los eventos extremos producen desastres, en algunas ocasiones la suma de
eventos de menor intensidad puede derivar en un desastre mayor; por ejemplo,
una alta frecuencia de eventos de precipitación en una temporada puede general
lluvia estacional mayor de lo normal y producir saturación del suelo, presas al
limite de su capacidad, crecientes de arroyos, deslizamiento de piedras y
tierra, desgajamientos de cerros e inundaciones en determinadas zonas, por ello
es importante y necesario
un monitoreo
continuo, un manejo adecuado de cuencas, una buena planificación urbana y una
fuerte regulación del cambio de uso del suelo urbano, rural y forestal, siempre
tratando de favorecer la vocación natural del suelo.
Ahora bien;
El Riesgo de desastre depende del Riesgo físico (probabilidad de que ocurra un
fenómeno natural o de cambio climático y que cause daño), de la vulnerabilidad
del sistema (la sensibilidad del sistema y su capacidad adaptativa para
responder al impacto), y de la exposición (duración, frecuencia, intensidad,
lugar y cantidad de población, infraestructura y servicios expuestos. Porque la
vulnerabilidad es una condición dinámica específica a un determinado fenómeno
en un determinado tiempo y espacio geográfico; además, es un factor constante
en la ocurrencia de fenómenos desastrosos y la creciente construcción social
del riesgo es un elemento relevante en el estudio de la vulnerabilidad a los
eventos hidrometeorológicos. Por esto, la construcción social del riesgo a
desastres conlleva la necesidad y requiere de profundizar la dimensión social
humana en el estudio de la vulnerabilidad.
Concluyo: La
poca atención prestada y desarrollada hasta ahora al estudio de la
vulnerabilidad en nuestro País, dificulta el diseño de acciones y estrategias
para reducir el riesgo de desastres y sobre todo, para prevenir que los
desastres sucedan.