• Oremos…
Debo
reconocer que no a todos llamó la atención la petición que en colectividad hizo
la Iglesia Católica el domingo anterior, y que decía:
“Por los que
nos gobiernan, para que, a ejemplo del buen pastor, en medio de la situación
social tan compleja en que vivimos el bien común sea la estrella que guie el
ejercicio de gobierno de todo aquel que fu electo por voto popular. ¡Oremos… ¡”
Sin embargo,
sí llamó la atención de todos los presentes cuando a través del alta voz se
escuchó:
“Por la
doctora Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de los Estados Unidos
Mexicanos, para el periodo 2024- 2030, para que, con la responsabilidad y
sabiduría que el cargo demanda pueda conducir a México hacia horizontes donde
la república se fortalezca, el estado de derecho se viva plenamente, la
democracia permita la transición política sin violencia y, sobre todo,
iniciemos un periodo de reconciliación social en el país entero.! Oremos… ¡”.
La
determinación de orar este domingo 16 de junio, provino del Organismo de
Colegialidad Episcopal y Comunión de Iglesia, para el Ministerio del Culto o la
Pastor.
Bueno, tal
vez llamó la atención porque todos recordaron que en ningún momento la iglesia
católica pidió por Andrés Manuel López Obrador cuando fue electo, o al iniciar
su mandato.
Será acaso
porque Claudia Sheinbaum, aun cuando no ha definido su religión, ¿al menos ya
hizo una visita al Papa Francisco…?
Tal vez.
Porque
contrariamente, AMLO, ya había definido públicamente su religión, y que
justamente era, o es cristiano.
Y que poco
después de asumir la presidencia, algunos miembros de Iglesia cristiana de
Chihuahua acudieron a Palacio Nacional para rezar por él.
Así fue.
En esa
ocasión los integrantes de la comunidad cristiana dijeron oraciones durante una
hora, en las inmediaciones del recinto, en la avenida Plaza de la Constitución.
Incluso, esa
vez, los cristianos rezaron por el presidente, su gabinete, los reporteros y la
población en general.
Otro dato
importante es que, entonces candidata, Claudia Sheinbaum, manifestó a los
obispos del país su deseo de mantener buenas relaciones con la Iglesia
Católica.
Se recuerda
que durante la 116 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano,
los obispos invitaron a los candidatos presidenciales a sostener un diálogo
constructivo y compartir sus propuestas sobre distintas realidades del país.
Entonces el
diálogo se realizó en un ambiente de apertura y cordialidad, en pleno respeto a
la separación entre la Iglesia y el Estado.
Ahí, Claudia
Sheinbaum, manifestó su deseo de mantener buenas relaciones con las Iglesias y,
en especial, con la Iglesia católica con quien mantiene muchas coincidencias
especialmente con el pensamiento del Papa Francisco.
Ahora bien,
previamente, la Iglesia católica le propuso a Claudia Sheinbaum un decálogo
para su gobierno.
El decálogo
dirigido a la próxima presidenta fue presentado a través de un editorial que
iniciaba: “En el marco de un diálogo fraterno y respetuoso, y guiados por los
principios establecidos en la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco,
presentamos a continuación algunos planteamientos que consideramos importantes
para la toma de estas primeras decisiones de la virtual ganadora de las
elecciones presidenciales”.
En el escrito
pedían:
Respetar la
dignidad de todas las personas sin discriminación y garantizar los derechos
fundamentales.
Fomentar un
gobierno plural y abierto a escuchar todas las voces de la sociedad.
Anteponer el
bien común al interés particular, trabajando por el desarrollo integral de la
población mexicana.
Priorizar la
asistencia y apoyo a los sectores más desfavorecidos, como los pobres, enfermos
y marginados.
Defender la
vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y rechazar cualquier
forma de atentado contra ella.
Adoptar
medidas efectivas para cuidar y proteger el medio ambiente.
Poner fin a
la violencia criminal y luchar por la paz.
Aplicar los
puntos del Compromiso por la paz e integrarlos en la agenda de Gobierno.
Ejercer el
cargo con integridad, honestidad y transparencia, siendo un ejemplo de buen
gobierno.
Y, por
supuesto, lo que para ellos consideraron muy importante: Proteger y promover la
libertad religiosa.
En fin, no
importa qué religión profese la persona que dirija nuestro país.
Lo
fundamental es que luche por tres aspectos fundamentales para los mexicanos
como lo son: la democracia, la soberanía y la libertad.
Con esos tres
bastiones nos basta.
Porque esos
tres, los asumimos como sinónimos de progreso.
Cuestión de
tiempo.