Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted; Los mexicanos reconocemos que México es un País
entrañable, una Nación de enorme riqueza por su naturaleza, Historia y Cultura.
Pero también marca sin clemencia a este País la inseguridad, impunidad,
discriminación, pobreza, violencia y una enorme desigualdad social, además la
falta de transparencia, políticos corruptos, empresarios sin escrúpulos y
líderes sindicales capaces de las acciones más viles para enriquecerse y
mantenerse en el poder.
Bajo este
contexto; el mundo moderno y el México de nuestros tiempos son, sin duda, mucho
más complejos que en el pasado, aun en el pasado reciente. Los fenómenos de la
economía y la competitividad, la gobernabilidad y el liderazgo político, las
relaciones internacionales y la globalización, el desarrollo del campo y la
educación de calidad, el progreso social y Estado de Derecho, no pueden
abordarse desde la improvisación ni la adivinanza. Todos ellos requieren una
reflexión informada y profunda, exigen un análisis realista y objetivo, obligan
a tener ideas penetrantes e innovadoras que, en conjunto permitan construir una
visión y con esta un programa político para la Nación, y una variedad de
políticas públicas para actuar por el Bienestar de la sociedad. El presente
también es una convocatoria para todos aquellos que adquirirán compromisos y
responsabilidades políticas y de gobierno asuman que “ANTES DE ACTUAR, ES
INDISPENSABLE PENSAR”.
Ahora bien: A
pesar de la anhelada transición hacia la normalidad democrática, los mexicanos
no están satisfechos. La gente reclama y con razón, liderazgo político,
recuperación económica, desarrollo social y certidumbre jurídica. En este
lapso, el crecimiento económico ha sido bajo las reformas estructurales y a
productividad se han estancado. La competitividad ha disminuido, el debate
político se ha empobrecido, la igualdad social está empeorando, y la democracia
no trajo lo que muchos ciudadanos esperaban de ella. Hoy se advierte en nuestro
País una democracia de insuficiente calidad. Los mexicanos observan un
funcionamiento ineficaz de algunas instituciones políticas. Actualmente la
sociedad quiere más de la democracia, exige más de los actores políticos,
demanda más de los gobiernos. En este sentido quienes tienen responsabilidades
de conducción gubernamental, deben ser muy sensibles a ese reclamo para evitar
que se profundice el desencanto con la democracia y lograr que esta se traduzca
en progreso y bienestar social.
Amable
lector. Toda elección democrática es, por naturaleza incierta en sus
resultados. Motiva a los ciudadanos a hacer un proceso de análisis acerca de
quienes compiten, de contrastación de ideas y programas, de reflexión sobre lo
que queremos para nuestro País, de preferencias partidistas y de valoración del
desempeño del gobierno y del partido en el poder. Es no solo una formidable
oportunidad de ejercer nuestra libertad de elección sino también de hacer un
balance de lo que tenemos y de lo que está en juego. En otras palabras “Con
Nuestro Voto definimos el futuro que deseamos para Nuestro Pueblo”.
Concluyo:
Aspiro, por lo tanto, a que, en las próximas elecciones del 2 de junio, la
razón, la seriedad, y la confianza permitan que triunfen los partidos de manera
transparente y contundente. Deseo que cada uno de los millones de mexicanos que
acudirá a las urnas vote de manera convencida por el proyecto que mejor recoja
sus anhelos e intereses, por la mejor opción política, por la persona
comprometida que garantice un Gobierno “RESPONSABLE, EFICAZ, TRANSPARENTE,
INNOVADOR Y LIMPIO”.