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Hoy es viernes, 22 de noviembre de 2024

En privado

• Silencio total.


 

Ha llegado la hora en que el estrés y el hastío, se meten hasta lo más recóndito de la humanidad de las candidatas y los candidatos.

 

Y también, si se quiere, ha llegado la hora en que tanto a ellas como a ellos los abrazará el fastidio y la incomodidad.

 

Pero no solo eso, sino lo que es peor aún, serán presos de la duda.

 

En efecto, serán cobijados por esa maldita incertidumbre de no saber qué pasará tres días después.

 

No es para menos, cuando a partir de hoy habrán de sentarse a contar 72 largas horas de agónica espera y con mil preguntas en la mente de cada una de ellas y de ellos.

 

Preguntas, que obviamente no tendrán respuestas inmediatas.

 

Serán horas eternas de aburrimiento, de comer uñas, de acelerados latidos y de tronar dedos para liberar presión.

 

Tiempos similares a la pandemia cuando estaba en su punto álgido.

 

Tiempos de obligada reclusión, tal vez para que las y los candidatos que creen en las intangibles divinidades se hinquen y con repetidos golpes de pecho, una vez arrepentidos de sus pecados, le oren al santo de su devoción.

 

·        ¿Para qué?

Para que ese inmaculado ser, se apodere de la mente del electorado y le dicte que vote por ella o por él.

 

Son pues, tiempos de tediosa espera, de silencio total.

 

Y ha llegado el momento en que la crisis de nervios, que obliga al te de tila y la aspirina, confundida con el recelo y la desconfianza, se apodera de las y los pretensos a los cargos en disputa.

 

De todas aquellas y aquellos que hoy se deslizan por la filosa espada de la incertidumbre y por ende fluctúan entre la posibilidad del triunfo y el riesgo de la derrota.

 

Momentos en que quizás, enfrascados en suspicacias e indecisiones, después de tanto trajinar en busca de apoyo, no les pesa tanto ni la fatiga ni el cansancio, como seguramente debe pesarles la expectativa del fracaso.

 

Tiempos de pensar vacilantes y con interrogantes de sospechas, que irremediablemente todo esfuerzo realizado tal vez pudo haberse ido por la coladera para convertirse en excremento. Y que, por tanto, todo trabajo realizado fue en vano.

 

Pero claro, es también momento de establecer una firme posición entre el optimismo y el pesimismo y buscar muy en el fondo de su mente que el fiel de la balanza se cargue hacia un solo lado.

 

Luego entonces, el momento obliga a ser cien por ciento positivos. Y pensar que allá, no muy lejana, detrás de todo gran esfuerzo realizado es posible encontrar la victoria.

 

Ahora bien, de que ha llegado el momento crucial para las y los candidatos es muy cierto.

 

Pero también es cierto que son tiempos positivos para toda una sociedad que se siente hastiada de tanta perorata, de tanto spot y tanta propaganda política.

 

Una sociedad ansiosa porque regrese la tranquilidad de tantos del proceso, y que ya recojan la basura electoral.

 

Ahora bien, sin salirme del tema, debo dejar en claro que un nuevo partido político no es ni la panacea ni la solución a los problemas del pueblo.

 

Mas bien esos partidos políticos que nacen a la par de una elección, son golondrinos.

 

Así han surgido el Partido de Renovación Sudcaliforniana, el Humanista, el Fuerza Por México, el Encuentro Solidario, y últimamente el Movimiento Laborista.

 

Partidos oportunistas que más bien se antojan como partidos no de contrapeso, sino que traen sus dados cargados, y tejiendo finito, lanzan sus dados para provocar el triunfo de unos y la derrota de otros.

 

En fin, luego de estos, vendrán otros tiempos.

 

Los tiempos de ley seca, de filas con credenciales para votar, de casillas electorales, de listas nominales y funcionarios electorales.

 

Enseguida vendrá el recuento, ya no tanto de los daños, sino de los votos.

 

Y con ello la alegría del triunfo para unos, y el llanto de la derrota para otros

 

Lo que sí es un hecho, y que se considera altamente positivo, es que las autoridades municipales contrataron veladores para cada uno de los panteones.

 

¿Para qué…?

 

Para que esta vez no dejen salir a ningún muerto a votar.

 

Cuestión de tiempo.