• Crimen de odio por ser mujer.
Hoy, inicio
mi entrega con estas dos interrogantes:
¿De qué
diablos ha servido el Día Internacional de la Mujer?
¿De qué
diablos han servido las promesas de candidatos y candidatas?
Y voy al grano
con la única intención de hablar exclusivamente de la violencia contra la
mujer.
En principio
hago referencia con interrogantes, al Día Internacional de la Mujer, porque he
observado que los desplazamientos y gritos de las mujeres, solo han sido cantos
de sirenas.
O también
gritos en el desierto.
Es decir, no
ha habido eco en sus demandas.
Y es que,
luego de pasado el 8 de marzo, las cosas siguen igual para ellas.
O mas bien
peor, porque pareciera que los hombres-machos atentan con más energía en contra
de ellas.
Digamos que,
con las marchas que realizan, a esos hombre-machos se les mueve el ego y les
despiertan más coraje.
Mientras
tanto, ellas regresan a lo cotidiano… a su calvario, a su infierno.
A seguir
sufriendo la friega del lavadero, de la barrida, de la trapeada, de la
cocinada...
Y muchas de
ellas regresan al maltrato, a los golpes, a los madrazos.
Porque
pareciera que eso se ha vuelto su vida rutinaria. Sino es que una costumbre.
Pero,
respecto a eso, ¿qué diablos hacen cuando llegan al poder las candidatas y/o
candidatos?
¡Nada! Porque
simplemente las cosas siguen igual.
No lo digo
yo, lo dicen las estadísticas.
Lo dice el
alarmante aumento de la violencia contra la mujer y los feminicidios.
Lo explica la
Universidad Católica Andrés Bello que atiende hasta 3 casos semanales de
violencia basada en género.
Y añade que
desde que inició el confinamiento producto del COVID-19, dicha cifra se ha
multiplicado toda vez que el exceso de convivencia generó que las parejas
comenzaran a tener conflictos.
Y es que,
lamentablemente, se ha confirmado que existen 21 tipos de violencia contra la
mujer, los cuales van desde violencia psicológica, hasta feminicidio, pasando
por acoso u hostigamiento, amenazas, violencia física, violencia doméstica,
violencia sexual y violencia laboral entre muchas otras.
En síntesis,
sea la que sea, habríamos de calificarlas como crímenes de odio que se cometen
por motivo de género.
Ahora,
hablemos en concreto de Baja California Sur.
Una entidad
como la nuestra que pregona a los cuatro vientos una gran tranquilidad, pero
donde guardamos, ¡maldita sea!, --como si fuera un preciado tesoro--, el nada
honroso tercer lugar en el país en lo que se refiere al cometimiento de
agresiones contra mujeres.
Esto es en
base a estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),
que afirma que el nuestro, es el estado con mayor número de lesiones dolosas
con 167.4 casos por cada 100 mil habitantes.
Por otro
lado, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares
(ENDIREH) 2021, estima la prevalencia y gravedad de la violencia que han
enfrentado las mujeres de 15 años y más.
Hace
referencia a violencia psicológica, física, sexual, económica o patrimonial,
escolar, laboral, comunitaria, y familiar.
Y estima que
en el estado de Baja California Sur, 63.3 por ciento de las mujeres de 15 años
o más, experimentaron alguna violencia de este tipo a lo largo de la vida y
38.4 por ciento en los últimos 12 meses.
Sin embargo,
esas cifras pudieran quedarse cortas.
Y lo digo
porque muchas denuncias pudieran estar suspendidas en el aire, sino es que en
los hogares y en la mente de las víctimas.
Esto es
porque las tendencias de las violencias hacia las mujeres siguen al alza, según
lo declarado por la diputada María Luisa Ojeda González, presidenta de la
Comisión de Igualdad de Género del Congreso del estado.
Fue en base a
eso que aventuró que en Baja California Sur buscarán endurecer las sanciones
hacia los agresores.
Pero no lo
afirmó.
Sino es que
dijo que “buscarán”.
Por lo tanto,
esos endurecimientos de las sanciones hasta la fecha no los han encontrado.
Y lo peor aún
es que todos ellos y ellas ya están por abandonar el barco.
Pues entonces
a esas pobres mujeres maltratadas y golpeadas no les queda otra que confiar
nuevamente en los que siguen.
Cuestión de
tiempo.