• El programa CONAFE busca llegar a lugares remotos, pero no tiene presupuesto para construir aulas.
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San José del
Cabo, Baja California Sur.- María Isabel Ceseña migró de Xalapa, Veracruz, a
Los Cabos con la esperanza de encontrar mejores oportunidades de vida para ella
y su familia, sin embargo, la falta de infraestructura educativa y
espacios es las escuelas ya existentes frenó su objetivo de acercar a su hijo a
una educación digna.
La madre de
familia buscó inscribir a su hijo que cursa el quinto año de primaria en
planteles cerca de la colonia "La Ballena" y por falta de cupo, la
rechazaron.
"Los
niños no alcanza cupo en otras escuelas y se tiene que venir para acá, mi hijo
no alcanzo lugar y no se pueden quedar sin escuela tampoco, la idea es que
tengan sus estudios, este es el lugar que encontramos y si el maestro está
disponible para dar clases y atendernos hay que aprovechar" precisó Ceseña.
Como María,
otras casi 40 familias optaron por inscribir a sus hijos al programa del
Consejo nacional de fomento educativo (CONAFE), llevado desde ciudad de La Paz,
de acuerdo con Fernando Galindo, licenciado en educación, educador comunitario
y titular del programa a nivel local.
"El
INEGI se encargó de ver la problemática porque había muchos niños rezagados y
sin estudios. Vinieron desde La Paz del sistema CONAFE para crear la escuela. Nosotros
estamos adheridos a la SEP (Secretaría de Educación Pública), pero no contamos
con recurso para construir , empezamos con grupos pequeños, pero crecimos
demasiado".
Galindo
comentó que empezó el grupo con solo dos niños y ahora tiene cerca de 40
alumnos desde preescolar hasta sexto de primaria. Y aunque inicialmente les
permitían dar clases en un lugar particular, la suma de tantos niños les
obligó a mudarse a la sombra de un árbol, en un espacio que converge entre las
colonias Ballena, Puerto Nuevo y San José Viejo.
A Galindo, se
le sumaron dos docentes más enviados del CONAFE para poder dividir el grupo,
sin embargo, ninguno tiene sueldo y trabajan con pequeños apoyos que los padres
y madres de familia les dan, pero principalmente, lo hacen como un apoyo a la
comunidad.
Día con día,
las clases se imparten de 8:00 a 12 horas para los niños de 1ro a 6to de
primaria y de 14:00 a 17:00 horas para preescolar, los tutores hacen
guardias para apoyar a los maestros a que ningún niño se aleje o se acerque
alguien ajeno al grupo.
"Para mi
es padre haber empezado con uno o dos y haber crecido mucho, y estaba solo yo
como maestro y ahora ya estamos tres... Nos venimos a invadir realmente
por la cuestión de no tener un lugar, aquí tenemos la facilidad porque aún
debajo del árbol ellos vienen con muchas ganas y son más libres" agregó.
Hasta ahora
llevan dos meses tomando clases bajo el árbol, pero han insistido con las
autoridades de diferentes niveles para que les apoyen a la construcción de
uno o dos salones dignos, pues, aunque el programa les dice que les designará
un predio, no les dan una fecha de entrega.
El profesor pidió apoyo a la ciudadanía para que les donen cualquier material
útil para la construcción de un salón, así como sillas, mesas y material
didáctico para seguir con el programa educativo y finalmente, pidió evitar las
críticas negativas al esfuerzo comunitario que realizan para garantizar la
educación de los menores en la zona.