• En el marco del Día Mundial del Riñón, que se conmemora este 14 de marzo, se destacó que el consumo excesivo de sal, alimentos ultraprocesados, refrescos y bebidas azucaradas, así como el tabaquismo y otros hábitos nocivos, incrementan las posibilidades de desarrollar esta patología.
La Paz, Baja
California Sur. - Adoptar hábitos de vida saludable en los que se priorice la
ingesta de agua simple y de alimentos con alto contenido nutricional, al tiempo
de realizar actividad física diaria y moderada, es fundamental para evitar la
presencia de la enfermedad renal crónica (EFC) que, de no ser detectada y
controlada oportunamente, deteriora de manera significativa la calidad y
expectativa de vida, dijo la nefróloga del Hospital Salvatierra.
En el marco
del Día Mundial del Riñón, que se conmemora este 14 de marzo, se destacó que el
consumo excesivo de sal, alimentos ultraprocesados, refrescos y bebidas
azucaradas, así como el tabaquismo y otros hábitos nocivos, incrementan las
posibilidades de desarrollar esta patología, en la que el mencionado órgano
pierde la capacidad de eliminar los desechos y el exceso de líquido de la
sangre.
Cuando esto
ocurre, los pacientes deben someterse a tratamientos de reemplazo como la
diálisis y hemodiálisis que contribuyen a depurar la sangre, para reducir el
riesgo de que la deficiencia renal debilite los huesos con mayores
posibilidades de fracturas; vulnere el sistema inmunitario que eleva la
posibilidad de enfrentar infecciones y dañe al sistema nervioso que pueden
afectar la capacidad de concentrarse y ocasionar convulsiones.
Asimismo,
padecer obesidad, diabetes e hipertensión aumentan las probabilidades de
enfrentar la enfermedad renal crónica que de no ser tratada puntualmente puede
derivar en fallas cardiacas potencialmente letales. Se explica la relevancia de
que la población, en especial quienes tienen antecedentes familiares con estas
patologías, refuercen medidas preventivas como mantener un peso saludable,
controlar la glucosa en la sangre y la presión arterial, limitar el consumo de
alcohol, aprender a manejar el estrés.
Esta
enfermedad no es curable, pero sí controlable y su detección puede ser
compleja, ya que produce síntomas (náuseas, vómito, pérdida de apetito, fatiga
y debilidad, cambio en la cantidad de orina, hinchazón de pies y tobillos)
hasta que se encuentra en una fase avanzada, de ahí la necesidad de acudir a
chequeos médicos continuos para acceder a exámenes clínicos que amplíen la
oportunidad de diagnosticarla y tratarla en etapas prematuras.