• No hay impacto al comercio por las restricciones de México, como afirma EU, dice el subsecretario de Agricultura, Víctor Suárez.
Ciudad de
México.- México está a la espera de que Estados Unidos demuestre que el consumo
persistente a lo largo de los años de maíz transgénico es seguro para los
mexicanos, dijo el subsecretario de Agricultura en medio de una disputa entre
ambos países por el comercio del grano.
México
argumentó que hay ciencia que prueba que el maíz transgénico y el herbicida
glifosato son dañinos para la salud humana, y que su decreto -modificado en
2023- para prohibir ese tipo de grano para consumo humano está dentro de su
derecho soberano, según su argumentación ante un panel bajo las reglas del
TMEC.
El documento
estaba fechado en enero de 2024, pero fue difundido el martes por el Institute
for Agriculture and Trade Policy, una organización no gubernamental.
El
subsecretario de Agricultura, Víctor Suárez, dijo que ahora corresponde a
Estados Unidos demostrar que el maíz transgénico no perjudica a la población
mexicana, que consume una cantidad de maíz superior a la de muchos países a
través de alimentos básicos de la dieta diaria como la masa nixtamalizada y la
tortilla.
“Estamos
esperando que Estados Unidos presente esas evidencias científicas”, dijo Suárez
a Reuters respecto a los estudios solicitados para evaluar la inocuidad de
cereal genéticamente modificado.
“Pero hasta
el día de hoy no hemos visto ningún estudio científico que ha presentado
Estados Unidos y las empresas sobre la inocuidad del consumo continuado a lo
largo de años. Por lo tanto, no hay bases científicas para que Estados Unidos y
las empresas afirmen que su maíz es inocuo”, destacó.
Un portavoz
del Departamento de Agricultura de Estados Unidos refirió a Reuters a la
postura de Washington acerca de que el enfoque de México sobre biotecnología no
está basado en ciencia, en respuesta a una solicitud de comentarios.
Un
funcionario de alto nivel de la Oficina del Representante Comercial de Estados
Unidos (USTR por su sigla en inglés) dijo a Reuters que “autoridades
científicas, incluso en México, han encontrado consistentemente que los
productos biotecnológicos como el maíz son seguros durante un periodo de
décadas”, en respuesta a lo dicho por Suárez.
·
Controversia por el maíz
transgénico
El maíz
genéticamente modificado se usa ampliamente para alimento de ganado en todo el
mundo, aunque algunos consumidores desconfían del consumo de productos
transgénicos en general.
La disputa
comercial con México podría amenazar las ventas de maíz estadounidense en un
momento en que la baja demanda del grano y la caída de los precios están
perjudicando a los agricultores.
Empresas como
Bayer han gastado en las últimas décadas cientos de millones de dólares en el
desarrollo de cultivos transgénicos y han defendido la seguridad de los
alimentos transgénicos que se comercializan en todo el mundo.
La respuesta
escrita de México citó estudios que, según dijo, mostraban vínculos entre el
consumo de maíz transgénico y la exposición al glifosato con la inflamación del
hígado en personas, e impactos en la respuesta inmune en animales, señalando
que considera que el riesgo para la salud humana es “extremadamente grave”.
Estados
Unidos solicitó en agosto un panel de solución de disputas en el marco del TMEC
por el decreto de México que prohíbe el maíz transgénico para consumo humano,
concretamente para su uso en harina para tortillas.
El decreto
permite el uso de maíz amarillo transgénico para consumo animal, que representa
la mayor parte de los casi 5,900 millones de dólares que México importa
anualmente de maíz estadounidense.
Washington ha
insistido en que el decreto de México que prohíbe las importaciones de maíz
transgénico para tortillas no está basado en la ciencia y viola acuerdos en el
TMEC, en marcha desde 2020.
“No hay
ningún impacto al comercio”, aseveró Suárez, añadiendo que las importaciones a
México de maíz desde Estados Unidos se han incrementado en los últimos años.
“Es pura ideología atrás de un modelo de dependencia alimentaria”, añadió.
En su
respuesta escrita, México argumentó que no se ha establecido un plazo
específico para la sustitución total del maíz genéticamente modificado, de
acuerdo a lo planteado por el decreto, por lo que no puede ser un argumento
sobre su posible impacto comercial en el panel de controversias.
“Es una meta
estratégica. Como a Estados Unidos le gustaría tener soberanía energética y
autosuficiencia energética”, añadió.
Se espera que
Estados Unidos conteste la respuesta de México.