• Estado de excepción.
Cuando un gobierno simplemente
por omisión, descuido o importamadrismo deja pasar las cosas, llega el momento
en que el control se sale de las manos.
Mas cuando insensiblemente
acusa falta de oportunidades para el pueblo, y aunado a eso se vuelve ajeno a
disturbios y olas de violencia.
En pocas palabras, al paso del
tiempo el caos es inevitable para ese país.
Y la crisis se acentúa aún más
cuando su gobernante permite la corrupción y se torna omiso al acceso a la
justicia.
Luego entonces todo en su
conjunto acarrea desigualdad social y pobreza.
De ahí por consecuencia crece
la violencia en las calles, y brota en los hogares porque falta lo necesario
para subsistir.
Y los únicos culpables son sus
gobernantes que mostraron indiferencia ante hechos tan importantes.
Con la entrega de hoy, quiero
hacer alusión a Ecuador.
Un país que en estos atraviesa
su peor momento.
¿Sabe por qué…?
Porque justamente sus
gobernantes anteriores simplemente dejaron pasar las cosas, cometiendo los
errores que arriba menciono.
Y esos desaciertos provocaron
terriblemente el aumento en la tasa de delincuencia allí.
Sin embargo, hoy por hoy, el
estado de cosas en ese país está cambiando drásticamente.
Por una sola razón y un solo
causante: el presidente de la República.
Así es.
Su joven presidente actual
Daniel Noboa, que apenas asumió el poder en noviembre de 2023, --por lo que
está haciendo--, tal vez pudiera ser ejemplo para el mundo y pasar a la
historia.
Depende –claro— de la lupa con
que se mire.
Este joven de solo 36 años,
llegó con todo. Con mucho arrojo, sobre todo arrestos, sin importar el precio
que tenga que pagar por lo que está haciendo por su país.
Atacar la delincuencia, habría
sido el primer reto a enfrentar por Noboa.
Y con ello, como era de
esperarse pisó callo a las bandas de criminales.
Especialmente de uno de los
hombres más peligrosos de ese país, Adolfo Macías alias "Fito", líder
de la banda criminal “Los Choneros”, quien además se fugó de la prisión donde
estaba recluido.
Incluso para Ecuador, estos
últimos días han sido los más preocupantes. Y su presidente, Daniel Noboa, se
obliga a redoblar esfuerzos para, bajo fuego, hacer frente a la cada vez más
difícil situación de inseguridad de su país.
Y es que el joven presidente
golpeó el panal de las abejas, porque no solamente se topó con “Fito”, sino
también con el terrible caos de violentos motines en seis prisiones distintas
del país.
Porque conjuntamente con la
serie de errores anteriores, también se advertía un manejo reprobable de las
prisiones, que aparte de superpobladas, eran mal administradas.
Fue por eso que para hacer
frente a la compleja situación, Noboa declaró un "estado de
excepción" y autorizó operativos en los que tanto militares como policías
intentarían recobrar el orden en las prisiones y en general, en el resto del
país.
Pero desgraciadamente la
generación de violencia se cree que va en escalada, de ahí que el estado de
excepción tiene sus pros y sus contras.
Lo ilustró el hecho de que
tras ello, un grupo de hombres armados tomó las instalaciones del canal TC
mientras las imágenes se difundían en vivo y en directo a la nación y el mundo,
y que en varias ciudades del país se reportaron explosiones y otros actos de
violencia.
Es decir, pareciera que la
declaración del estado de excepción, no ha dado los resultados esperados por
Noboa.
Sin embargo, pese a todo lo
que ocurre, Noboa se mantiene firme en sus decisiones y con entrera valentía,
lanza mensajes claros y contundentes a los criminales: "no negociaremos
con terroristas".
Todo esto, mientras el país se
debate entre la inestabilidad, la incertidumbre y el miedo.
En síntesis, el proceso
adoptado por el joven presidente, tal vez pudiera tener buen final, aunque es
lento, difícil, y muy complejo.
Pero al parecer con
soluciones.
Ya para concluir lo único que
hay que agregar es que la estrategia del joven presidente no trastoque
garantías individuales.
Y sobre todo que no lesione
derechos humanos.
Porque de hacerlo, no
solamente merecería la desaprobación y rechazo de sus coterráneos, sino de todo
el mundo.
Cuestión de tiempo.