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Hoy es martes, 3 de diciembre de 2024

En privado

En privado


 

No robar, no mentir, no traicionar, son los principios elementales en donde Morena cifra sus razones para llevar a feliz término la Cuarta Transformación.

 

Pero hay quienes optan por prestar oídos sordos a estas demandas y exigencias que son base del gobierno que a nivel nacional encabeza Andrés Manuel López Obrador y a nivel estatal Víctor Manuel Castro Cosío.

 

Concretamente, uno de esos nocivos personajes lo es Rubén Muñoz Álvarez.

 

Un tipo que, arropado por la soberbia y la arrogancia, olvida que luego de columpiarse en los hilos del priismo y el panismo, un día Morena le abrió la puerta.

 

Sería así como de la noche a la mañana se convertiría en neo-izquierdista.

 

Sin embargo, aquellos principios a los que hago alusión líneas arriba fueron, y han sido letra muerta para alguien como Rubén Muñoz Álvarez, que empecinado se inclina por hacer justamente lo contrario.

 

Luego entonces, sin escuchar ni guías, ni razones, ni consejos, este tipo se ha desplazado por obscuros callejones y senderos erróneos.

 

Y ahí va, a veces yéndose de bruces y en otras dando traspiés, olvidando –por ejemplo— que su presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobernador Víctor Castro Cosió son partidarios de la honestidad, la sencillez y la humildad.

 

Pero él devorado por la ignorancia, ensimismado en escalar posiciones y engolosinado por llenar sus bolsillos de billetes, prefiere taparse los oídos para no escuchar.

 

Por eso hoy, esa embarcación en la que se ha subido navega sin rumbo y sin brújula.

 

Y lo peor en aguas turbulentas.

 

Tan turbulentas, que no lo llevarán a puerto seguro.

 

Veamos.

 

A estas alturas, en una incómoda posición equilibrista, Rubén mantiene un pie adentro de la Diputación y el otro afuera.

 

Pero conste, no es porque, --tal como sueña--, pretenda solicitar licencia para ser candidato a senador.

 

De ninguna manera.

 

Sino porque desde Baja California Sur están pidiendo su desafuero. (léase su cabeza).

 

En pocas palabras, este tipo tiene cuentas pendientes aquí.

 

Así es.

 

Y voy al grano.

 

Según la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción del Estado, Rubén Muñoz debe enfrentar hechos que podrían constituir delitos de corrupción sobre los cuales aparentemente existen pruebas suficientes.

 

En efecto, se trata nada menos que del tan sonado caso Punta Norte.

 

Si, de aquel desarrollo inmobiliario del cual se habló mucho en lo que se refiere al cambio de uso de suelo.

 

Esto fue allá por el mes de marzo de 2021.

 

Y fue justamente el 25 de marzo de ese año, cuando en Sesión de Cabildo se aprobó el cambio de uso de suelo para que se construyeran viviendas en esos lotes ubicados en las inmediaciones de la carretera La Paz-San Juan de la Costa.

 

Pero, tras tomar posesión la administración encabezada por Milena Quiroga, los integrantes del nuevo Cabildo olieron algo pútrido en todo eso y por tanto, el 14 de marzo de 2022, le dieron para atrás a ese acuerdo.

 

Entonces, al darse cuenta que su teatrito se lo echaron por tierra, de inmediato, Rubén se dejó venir para luchar por volverlo a armar, pero el golpe ya estaba dado.

 

Yo en lo personal, había escrito que esa nefasta y dudosa autorización se había dado en Fax Trac.

 

Y dije las razones, porque fue precisamente en esos segundos cuando Rubén ya había alistado sus maletas para irse al Congreso de la Unión. (léase candidatura).

 

En síntesis, a estas alturas, esa cantinela de: “# Es Rubén”, que se anuncia en algunas bardas de nuestra ciudad, constituye un arma de dos filos para este multicitado personaje.

 

Es decir, la deberá pensar dos veces para pedir licencia en sus intenciones de competir por la senaduría.

 

¿Por qué…?

 

Porque al hacerlo se pondría de pechito para ser investigado.

 

Y sería fabuloso que, de paso, aprovechen para investigar el desastre, la ruina y la devastación económica que hizo a su paso por el Ayuntamiento de La Paz.

 

Donde, por cierto, correspondió a Milena Quiroga no solo hacer el recuento de los daños, sino luchar denodadamente por rescatar algo de los escombros.

 

Cuestión de tiempo.