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Hoy es sábado, 23 de noviembre de 2024

El Zacatal: el panteón más antiguo de La Paz que se niega a desaparecer

• De una próspera hacienda de la familia Olachea Sandoval, de hace más de 150 años, pasó a un camposanto, por los entierros familiares y parece estar en el olvido. Sólo este Día de Muertos “recobró vida”.

El Zacatal: el panteón más antiguo de La Paz que se niega a desaparecer

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La Paz, Baja California Sur.-  El panteón El Zacatal, el más antiguo del municipio de La Paz, que se niega a desaparecer, ya sea por leyendas y relatos, que van desde un tesoro escondido, bajo la capilla de San Antonio, de apariciones de almas en pena o de ritos satánicos o de brujería, pero sobre todo por la tradición de Día de Muertos.

 

Si bien, este 2 de noviembre lució diferente al panteón de Los Sanjuanes, Jardines del Recuerdo y Perlas del Paraíso, sin la gran afluencia de personas, entre vendimias de flores y coronas, el camposanto “recobró vida”.

 

Decenas de deudos, acudieron desde muy temprano a visitar las tumbas de sus fieles difuntos, muchos de familias oriundas de La Paz, ya fuera uno solo, en pareja o en grupo, aprovecharon para hacer limpieza, rezar, comer o disfrutar de bebidas o alimentos.

 

En los pasillos, se vio recorrer a un grupo norteño, que fue contratado por algunas de las familias, para amenizar esta celebración, con canciones como: amor eterno o ángel mío.

 

La tradición de festejar el Día de Muertos y visitar a sus seres queridos, se mantiene por las familias paceñas, como la de la señora Olga, quien, no sólo en esta fecha, sino cada vez que puede, lleva flores a la tumba de su abuelo que murió hace más de 50 años, su abuela, hace más de 47 años, de su padre, que tiene 25 años de muerto; así como las de tías, y de su esposo, quien falleció recientemente.

 

Ella, es descendiente de la familia Olachea Sandoval, dueños de la hacienda que había en el lugar, hace más de 150 años, con la capilla de San Antonio, que terminó siendo tumba o cripta de parte de estas familias.

 

“Mis tías me contaban que aquí se hacían grandes fiestas el día de San Antonio y en la capilla están enterrados puros familiares de los Olachea Sandoval, así como otra que está junto a un mezquite y del dátil”, compartió a Diario El Independiente.

 

Dijo que por muchos años, no hubo ni un solo sepelio, pero desde el 2015, que se registró la ola de violencia en esta ciudad, se dieron algunos, y con la pandemia del Covid-19.    

 

Señaló que en este panteón, que es uno de los más antiguos de La Paz, y que está ubicado sobre el bulevar Pino Payas, y a un costado del eco parque de la juventud, guarda mucha historia, pero también está a punto de desaparecer como las tumbas, en algunas de las cuales sólo queda un santo, un arreglo floral o de plano ya se destruyeron o ya desaparecieron familias enteras.

 

Compartió que junto a la capilla de San Antonio había unas criptas de ladrillo, donde fueron enterradas las hijas del hacendado Rosario Sandoval, dueño de la hacienda, pero ya están en ruinas.

Indicó que, aunque aún hay descendencia de la familia de lo que fue esta hacienda, el ejido de Chametla es el que está encargado del lugar, y opinó que sí está abandonado, sucio, y que en algún momento se colocó un cerco, pero el huracán lo derribó; además, de que lejos de ser un beneficio el eco parque, ha limitado la expansión de este panteón.

 

“Si antes mijita, aquí hacían misas, bautizaban, hacían fiestas en grandes en el panteón, pero ahora está muy abandonado”, comentó.  

 

Subrayó que siempre se ha hablado que bajo la capilla de San Antonio, donde están enterrados los dueños y familia hay un tesoro enterrado, pero lo que sí es un hecho es que el lugar tiene mucha historia, y esto se lo comparte a sus hijos para que cuando ella no esté se siga contando.

 

Dijo que en este lugar se ha vivido de todo, pues además de que ya quisieron reubicar a sus seres queridos al panteón de Los Sanjuanes, con la construcción de la Pino Pallas,  se han llegado hasta realizar ritos; así mismo se han dado robos, por lo que los deudos están optando por llevar sólo flores o coronas artificiales y vasos de veladora o de otro tipo, en lugar de jarrones, y se ha restringido la entrada por el personal de seguridad, afectando a las familias que quieren visitar a sus fieles difuntos.