• Junto al presidente viajan el secretario de Sedena, de la Marina, de Seguridad y la coordinadora de Protección Civil para evaluar el impacto del temporal, que ha dejado un rastro devastador en Guerrero.
Ciudad de México.- Andrés
Manuel López Obrador se ha echado a la carretera y trata de recorrer por tierra
este miércoles la distancia entre la Ciudad de México y el puerto de Acapulco
para hacer balance de daños tras el
paso del huracán Otis. El temporal aterrizó en el Estado de Guerrero
poco después de la medianoche y ha dejado una estela de caminos
intransitables—entre ellos la autopista del Sol—, amplias zonas
completamente incomunicadas, apagones eléctricos, calles anegadas de agua,
edificios arrasados por el vendaval y vuelos cancelados. Por el momento se
desconoce si hay víctimas mortales. El vehículo en el que viaja el presidente
se ha topado por el camino con cortes y deslaves que hacen casi imposible el
avance.
El temporal tocó
tierra sobre las 00.45 en Acapulco como huracán de categoría 5, el
máximo nivel de la escala Saffir-Simpson, provocando vientos sostenidos de 260
kilómetros por hora y olas de hasta 10 metros de altura. A pesar de que durante
la mañana Otis se ha degradado a tormenta tropical, ha hecho estragos
en la Costa Grande de Guerrero a su paso.
Interceptado en su vehículo de
camino a Acapulco por el medio Central de Noticias MX, López Obrador ha
asegurado que el Ejército trabajará con “maquinaria” de “comunicaciones y
transportes” para reabrir lo antes posible la autopista del Sol, que conecta la
capital del país con la ciudad guerrerense. El presidente ha afirmado que la
circulación sí es posible a través de la carretera federal.
El Gobierno activó desde el
martes el Plan DN-III-E, un operativo militar que busca auxiliar a la población
en casos de desastre. Al presidente, en su viaje por tierra, le acompañan el
secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Crecencio Sandoval, el
secretario de la Marina, Rafael Ojeda Durán, la secretaria de Seguridad y
Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, y la coordinadora nacional de
Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.
López Obrador viaja hacia
Acapulco porque ha sido la ciudad que peor parada ha salido tras el impacto
de Otis. La estampa tras el temporal la resume la
imagen del centro comercial Galerías Diana, en segunda línea de playa, que
parece la escena de un bombardeo: el huracán ha arrancado de cuajo las paredes
y el techo de su parte superior. Los cortes de internet y luz han afectado a
más de medio millón de personas, de acuerdo con la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), que por la mañana había logrado restablecer el suministro
al 40% de los usuarios afectados.
La gobernadora de Guerrero,
Evelyn Salgado, ha escrito esta mañana en su cuenta de X (antes Twitter):
“Desde las primeras horas nos hemos reunido con representantes de los tres
niveles de Gobierno para evaluar los daños causados por el impacto del
huracán Otis durante la madrugada de hoy. Como desde el primer
momento, mantenemos comunicación permanente con las y los alcaldes de los
municipios de Acapulco, Costa Chica y Costa Grande, donde ya se brinda atención
a quienes lo requieren”.
A las cuatro de la tarde, Otis
se ha vuelto a debilitar. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) lo ha
calificado como una “baja presión remanente”, a su paso por Michoacán, 260
kilómetros al noroeste de Acapulco, con vientos máximos sostenidos de 55
kilómetros por hora y rachas de 75 kilómetros por hora. A pesar de la pérdida
de intensidad, el organismo todavía pronostica lluvias torrenciales sobre
Guerrrero, intensas en Michoacán y Puebla y muy fuertes en el Estado de México,
Morelos y Oaxaca.
Conagua alerta de que las
potentes lluvias pueden generar derrumbes y deslizamientos de tierra,
desbordamiento de ríos y más inundaciones. “Se exhorta a la población, a los
turistas y a la navegación marítima, a atender los avisos del Servicio
Meteorológico Nacional (SMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), seguir
las recomendaciones de Protección Civil y a extremar precauciones ante las
lluvias, viento y oleaje elevado”, ha avisado el organismo.
Mientras tanto, Guerrero y los
Estados limítrofes continúa en alerta. Los vecinos y los equipos de rescate se
afanan en achicar agua y tratar de salvar sus pertenencias de la inundación.
Las autoridades habilitan refugios y tratan de establecer contacto con las
zonas afectadas que continúan incomunicadas. Los actos de solidaridad hacia los
guerrerenses también se extienden fuera de sus fronteras, como las 100
toneladas de alimentos no perecederos que el Gobierno de Michoacán se prepara
para enviar; o los 15 centros de apoyo a los damnificados que ha habilitado
Quintana Roo.