Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta columna comentando
a Usted; Hoy por hoy las mexicanas y los mexicanos exigen con urgencia,
disminuir la desigualdad y lograr un desarrollo social humano y sostenible, se
pronuncian que luchar contra la pobreza, no es solo una cuestión de justicia
con los más pobres, consideran es un asunto de seguridad y convivencia
civilizada y es una lucha que deben librar tanto el gobierno Federal como el
Estatal y Municipal, para no llegar al extremo de que se cuestionen y pregunten
cuanta pobreza soporta nuestra democracia.
Para los tres órdenes, la
pobreza es su más doloroso y grave rezago combatirla desde la raíz es un deber
histórico, un mandato popular y su mayor compromiso. A partir de hoy tienen que
romper, desde su raíz el circulo vicioso de la pobreza, absolutamente todos los
órdenes de gobierno y partidos políticos tienen que trabajar orientando su
atención en la gente principalmente en quienes sufren mayores carencias y
reclaman con justicia, el respaldo de los gobiernos para salir adelante porque los
sistemas de gobierno reconocen que el combate a la pobreza no admite demoras.
Nuestros hermanos mexicanos no pueden esperar más ante la exclusión y
vulnerabilidad de millones de mexicanas y mexicanos.
Señoras y Señores aspirantes a
obtener la Presidencia de la República, el Pueblo reclama con justa razón que,
para ganar la batalla contra el hambre y la pobreza, es necesario que los
actuales gobiernos unan esfuerzos y compartan experiencias y desde luego es
indispensable asumir desafíos y comprometerse cada vez más, con quienes padecen
estos flagelos. A todos los órdenes de gobierno les compete sumar voluntades
para estrechar los márgenes y la verticalidad de la pobreza, reducir el hambre
y lograr condiciones de mayor justicia que los mexicanos merecen, porque hoy no
cabe la indiferencia ante millones de personas mal nutridas y en condiciones de
extrema pobreza, o ante una niñez que padece carencias proteínicas y
energéticas agudas y crónicas. El gobierno Federal, Estatal y Municipal, no
pueden permanecer pasivos por ética y solidaridad con los que menos tienen,
pero sobre todo por convicción, deben emprender acciones y proyectos para
asegurar la alimentación y garantizarles ese derecho tan elemental. Es la hora
que avancen los gobiernos con responsabilidad por la seguridad alimentaria y el
combate a la pobreza de todos los más desprotegidos. Hoy es tiempo y hora de
que lo enfrenten. “Señoras y Señores aspirantes a la Silla Presidencial,
háganlo con Voluntad, Firmeza y Decisión”.
Concluyo: Nuestros hermanos
mexicanos reconocen que solo atendiendo las propias particularidades de cada
entidad y aprovechando al máximo sus fortalezas regionales, podrán reducirse
los márgenes de la pobreza y la desigualdad.