Inicio esta columna comentando a Usted: Señoras y Señores, aspirantes a obtener una precandidatura para la próxima elección popular el año 2024, no tienen que tener dudas que una ciudadanía con niveles más altos de información y educada en los valores democráticos, necesariamente da por resultado una cultura cívica, condición fundamental en el proceso de profundización de la democracia o dicho de otra manera, una ciudadanía que participa y se interese activamente en la vida de su localidad, que comparta el sentido de identidad y pertenencia a una comunidad política, que este consciente de sus derechos y obligaciones y los cumpla, es la mejor garantía de que una democracia funciona. 

Porque usted amable lector reconoce que actualmente formar mejores ciudadanos es una tarea pendiente en la agenda de la presente consolidación democrática. Ciudadanos que participen y discutan en las circunstancias apropiadas con información y pasión, pero también con responsabilidad y confianza. “Lea Usted muy bien esto”. México vive hoy nuevos tiempos después de un régimen político de larga duración, absolutamente todos los mexicanos hemos decidido en forma democrática y madura dar paso a una nueva etapa en el desarrollo político nacional.

En este sentido; nuestro País requiere actualmente un proceso profundo de desarrollo político para que la cultura y los valores democráticos arraiguen en todos los sectores de la sociedad y reconozcan las identidades, diferencias y circunstancias propias de cada identidad y de cada región. Porque la construcción de una buena cultura cívica, no es solo sentido y asunto de Leyes o Instituciones, sino sobre todo es un problema endémico de carácter cultural educativo y social.

Bajo este contexto amable lector, los próximos gobiernos deben ir de una alternancia democrática a una democracia de calidad. Ir más allá de los procesos políticos electorales, mejorar la calidad de la democracia, profundizar las libertades políticas, estimular tanto un sistema representativo con partidos que funcionen correctamente como asociaciones ciudadanas basadas en intereses comunes y alentar el seguimiento de una sociedad civil dinámica, participativa y responsable son elementos indispensables para garantizar la gobernabilidad del sistema político y evitar que el desencanto derive en involuciones populistas que no solo no resuelven los problemas reales de la gente, sino que incluso los profundizan.

Concluyo: no tengo duda que un cambio de régimen no necesariamente genera una democracia moderna y funcional, ni una ciudadanía de alta calidad, y por lo tanto la percepción de lo que ocurra en nuestro País en los siguientes años debe tener en cuenta la complejidad de las asignaturas pendientes y de la propia sociedad mexicana.