• Si bien ayudaron a bajar la pobreza, debe haber una plan para reducir la necesidad de estos apoyos y crecer los ingresos laborales, indica el grupo financiero.
Ciudad de México.- Si bien los
programas sociales del Gobierno federal ayudaron a disminuir la pobreza en
México, este tipo de transferencias podrían no ser sostenibles financieramente,
pese a que algunas estén ligadas a la ley, por lo que se debe implementar una
estrategia para que se reduzca la necesidad de estos apoyos y se incrementen
los ingresos laborales de la población, de acuerdo con un reporte de BBVA
México.
Que la pobreza a nivel
nacional haya pasado de 41.9% a 36.3% de 2018 a 2022 es favorable, sobre todo
tomando en cuenta la significativa caída de la actividad económica derivada de
la pandemia, según la institución financiera.
“Es positivo que los programas
sociales hayan contribuido a reducir la pobreza, ya que en su ausencia hubiese
aumentado. Sin embargo, se debe implementar una estrategia para que la necesidad
de estos apoyos sociales se reduzca de forma gradual”, afirma.
BBVA México opina que es
necesario que se incrementen los ingresos laborales de la población, continuar
con los aumentos al salario mínimo, pero, sobre todo, atacar el problema de la
baja productividad que ha caracterizado a la economía mexicana por décadas, ya
que solamente así se logrará que la población tenga acceso a empleos mejor
renumerados y a la seguridad social.
“Crecieron las transferencias
por programas sociales en 16.4%. Sin embargo, este tipo de transferencias, pese
a que algunas estén ligadas a la ley, podrían no ser sostenibles
financieramente para el país”, expone la institución.
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Programas sociales para adultos mayores
pueden generar un problema
En este sentido, pone como ejemplo
los apoyos a los adultos mayores, dado que en una población en la que no sólo
la pirámide de edad se está revirtiendo, sino también crece el promedio de
vida, podrían generar un problema en el futuro.
Por lo que una forma
financieramente eficiente de abordar esta problemática es mediante un aumento
en la edad de jubilación, o cambiar la universalidad de la transferencia por
una focalizada a aquellos con una necesidad real de apoyos económicos.
“El hecho de que personas de
altos ingresos o con pensiones del IMSS reciban apoyos de adultos mayores es
regresivo y una mejor focalización ayudaría a liberar más recursos que podrían
orientarse a combatir la pobreza extrema”, argumenta.
Asimismo, indica que aún
existen retos importantes, ya que cinco de cada 10 mexicanos carecen de acceso
a la seguridad social, cuatro de cada 10 no tienen ingresos suficientes para
acceder a una canasta alimentaria y no alimentaria, además de que el 40% no
tienen acceso a servicios de salud.
Y es que la carencia que tuvo
el mayor retroceso fue el “acceso a servicios de salud”, ya que, en 2018 el
16.2% de la población indicó no tener acceso, y en 2022 aumentó a 39.1%.
“Si bien es cierto que el
actual Gobierno planteó un cambio de estrategia en los servicios de salud y que
los indicadores podrían reflejar una falta de maduración de esta nueva
estrategia, ya van poco más de tres años implementándose y sigue habiendo
cambios (como desaparecer al Insabi en 2023) que podrían generan que la
población tenga (con razón o sin razón) la percepción de que no tiene acceso a
servicios de salud”, indica.
Otro reto que se debe
considerar es reducir la brecha de pobreza que hay entre estados, ya que no han
existido cambios en las tres entidades con mayor porcentaje de población en situación
de pobreza multidimensional: Chiapas, Guerrero y Oaxaca. Estos estados tienen
los mayores niveles de población en pobreza extrema, por lo que la focalización
de los recursos, en lugar de la universalización, podría ser más eficientes en
la reducción de la pobreza.