• El maíz raza Jala es único en el mundo y las condiciones de la tierra en la región aledaña al volcán del Ceboruco dan las condiciones para que alcance medidas de hasta 60 centímetros.
Fotogalería
Estado de México. - Cada año, en el municipio
de Jala, Nayarit, se lleva a cabo el concurso del Elote Más Grande del Mundo
donde se premia a los agricultores que logran presentar la mazorca de maíz más
grande de su cosecha y este año, la premiada logró una longitud de 49 centímetros.
El evento se realiza dentro de
la Feria del Elote Jala 2023, un municipio a 65 kilómetros de la capital
nayarita, al suroeste del estado, en las faldas del volcán del Ceboruco.
Este año, el ganador fue Óscar Saúl
Elías Pérez, con una mazorca que midió 49 centímetros desde
su base hasta el último grano en la punta.
También fue premiado en segundo lugar,
José Ismael Elías Pérez, con una mazorca de 47.5 centímetros y
el tercer puesto fue para Isair Manuel Elías Delgado, quien llevó una mazorca
de 45
centímetros.
El premio consistió en un apoyo
económico para cada uno de los ganadores, quienes acudieron a la plaza
principal de la cabecera municipal de Jala, para que el
jurado midiera cada una de las mazorcas que llevaron en
atados y que representaron a las más grandes de sus cosechas.
El año pasado, el primer lugar del
concurso fue para José Manuel Gómez Rodríguez, quien ganó con un elote de 43
centímetros de largo.
Desde 2020 el Congreso del Estado de
Nayarit, nombró al maíz Raza Jala, Patrimonio Cultural y Material de Nayarit, y
determinó que cada año, los días 15 de agosto sería su celebración, con lo
que en distintos municipios de la entidad se lleva a cabo esta actividad que
tiene como fin, resguardar, promover y propiciar esta tradición.
El maíz raza Jala solamente se
cultiva en Nayarit, su uso es para la mejora de otra raza
de maíces y es investigado porque no se ha podido hacer germinar en ninguna
otra región, ni
del estado ni fuera de él.
El investigador, doctor en
mejoramiento genético de plantas, de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN)
Roberto Valdivia Bernal, se ha especializado en conocer a esta raza que concibe
como un “logro
tecnológico” tras su domesticación en la época
precolombina.
“El maíz Jala no es maíz un
criollo común y corriente, está catalogado como una raza porque solo se da en
este territorio del valle de Jala, tiene propiedades distintas a otras regiones
por su suelo volcánico, aunque esta inadaptabilidad es desfavorable para su cultivo”, explicó.
El maíz gigante de Jala tiene un
sabor dulce y además de ser usado para mejoramiento
genético, las personas en el valle de Jala lo consumen cotidianamente.
El doctor Valdivia dijo que el cultivo de esta raza tiene
inconvenientes como el que cada planta mide más de 5 metros y
solo produce una mazorca, además de que solo puede ser sembrada aprovechando la
humedad residual.
Los maíces nativos o
criollos se
clasifican en razas, para poder identificarlos y agruparlos conforme a sus
características genéticas, morfológicas e históricas,
explicó el investigador nayarita, quien ha colaborado con instituciones
gubernamentales para el estudio y conservación de estos granos que representan
el principal alimento y símbolo de la cultura mexicana.
Nayarit, como otros estados del país,
tiene maíces propios como el Bofo, Elotero, Jala, Mecatán, Morado, Tabloncillo, Tuxpeño,
entre otros que son combinados entre sí, mediante la técnica de hibridación,
que consiste en mezclar los germoplasmas, o con semillas tratadas previamente.
Estos
mejoramientos se realizan para crear resistencias climáticas y se garantice la
productividad de las plantas, aunque se sabe que los
maíces nativos o criollos aportan resistencia, pero bajo rendimiento comercial,
por ello son mezclados, mencionó el doctor Vladivia.
Sus investigaciones han revelado que,
en los últimos años, el maíz raza Jala ha sufrido erosión genética, reduciendo
sus características, entre ellas, el largo de la mazorca, ya que desde
hace algunos años no se ha visto productos de más de 60 centímetros como
ocurría antes.
Además de ello, ha sido notorio en el
tipo de grano y la mazorcar, pero para paliar estos efectos, las y los
investigadores y especialistas en maíces criollos, continúan
trabajando para lograr métodos de recuperación.
El hallazgo más temprano de la
existencia de maíz en Nayarit durante el periodo prehispánico, data del
año 1000 a. C., cuando se encontró polen en el vaso del lago San Pedro
Lagunillas, refirió el antropólogo nayarita, Francisco
Samaniega.
“El dato más temprano procede
del año 1000 antes de Cristo, fue el investigador Ben Brown quien encontró
polen de maíz en el vaso del lago de San Pedro Lagunillas, en el sur de Nayarit
y posteriormente, en la desembocadura del estero de Teacapán, en los límites de
Nayarit y Sinaloa”, apuntó.
En México, dijo, existen
referencias de la existencia de maíz, desde el año 5000 a. C. en Tehuacán,
Puebla, pero la teoría resalta que éste proviene de una especie de pasto o “teocintle” que
tenía solo cinco granos —en Nayarit hay registros de este teocintle en el
volcán de San Juan, en la zona central—.
La manipulación o
domesticación del maíz en México, además del impacto agronómico y alimenticio, ha representado
el sostén de los pueblos y sus culturas, dijo el
especialista.
En Nayarit la preservación los
maíces nativos se ha convertido en un oficio cotidiano para expertos y
promotores culturales como el profesor jubilado de la Universidad Autónoma de
Nayarit (UAN) Gilberto Rodríguez González, quien cada año lleva a cabo durante
los temporales, festivales de maíces criollos y se ha convertido en activista y
guardián de los granos y su conocimiento.