• Lograr candidaturas de unidad, enorme desafío de Morena y sus aliados en BCS. • No todos los morenistas han cumplido con no robar, no mentir y no traicionar. • Incongruencias entre el decir y el hacer pueden marcar la diferencia en resultados electorales.
Una vez que realizaron sus
giras por la entidad, los aspirantes presidenciables de Morena, ahora queda ver
cómo se moverá este partido a nivel local no solo para definir quién puede ser
su abanderado final, sino para garantizar que la unidad interna no se pierda.
Obviamente lograr este
objetivo es un reto mayor.
Para ello, como suele suceder
el paquete electoral tiene que configurarse entre las diversas fuerzas que
integran al morenismo local, las decisiones finales generarán las
complicaciones que implica el eliminar políticamente a quienes no se han
portado a la altura de las exigencias de este partido.
No mentir, no robar y no
traicionar, fue la ruta ética-política que se planteó desde el inicio del
gobierno morenista en el país, lo que para muchos estas premisas han sido una
verdadera camisa de fuerza. Pero es evidente que algunos han logrado zafarse.
¿Qué hacer con los morenistas,
algunos muy destacados, que en efecto, no se han portado a la altura de estas
premisas impulsadas desde el arranque del actual sexenio que encabeza el
presidente Andrés Manuel López Obrador?
¿Mandarlos a su casa o a otro
lugar?
O de plano entregarles una
candidatura para que continúen con sus malas prácticas y le abonen a la decepción,
que a estas alturas, muchos ciudadanos sienten justamente por acciones de esta
naturaleza.
Hasta ahora Morena parece
llevar preferencia electoral en la entidad, pero el reto es precisamente
sostener esa presunta ventaja con la selección de candidatos adecuados y que
estos al mismo tiempo no contribuyan a la división interna.
Desde luego que el ejercicio
del poder desgasta, pero esto no puede ser justificación para violar la ley ni
para pasar por alto las necesidades de una comunidad que aún anhela la
congruencia entre el decir y el hacer de sus representantes populares.
Desde luego que esta necesidad
debe ser atendida también por los representantes populares de todos los
partidos políticos, pero es Morena quien tiene ahora la mayor representación en
puestos de elección popular y su reto es por lo menos conservarlos.
Así que luego de que la
mayoría de las llamadas corcholatas ya pasaron por las zonas más pobladas de la
entidad, Morena tiene el desafío y la enorme responsabilidad de trabajar en la configuración
de sus diversos grupos internos que propicien unidad y avance electoral.
Por supuesto esta tarea será
muy compleja.
Veremos qué hace al respecto
su dirigente estatal, Guillermo Guzmán y sus aliados, el PT que coordina Luis
Armando Díaz y ahora el Partido Verde que a nivel local encabeza Juan Carlos
González.
Un error puede llevarlos a una
dolorosa derrota electoral.
¿No le parece así amable
lector?
Ya veremos qué sucede al
respecto.