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Hoy es jueves, 21 de noviembre de 2024

En privado

Las Victorias




Los resultados de las elecciones en el Estado de México donde la candidata de Morena, Delfina Gómez, acabó con casi un siglo de gobierno del PRI, dejan en claro que hay Morena para rato.


Esto, muy a pesar de las previas expresiones del dirigente del PAN, partido que compitió junto al PRD y al PRI con la alianza Va por México, Marko Cortés, cuando dijo “nos pongan a quien nos pongan, vamos a ganar”.


Lo ocurrido es una clara demostración de que Morena vive, y sigue latiendo en el corazón de millones de mexicanos.


Y sobre todo que la Cuarta Transformación va en serio. Todo basado en el trabajo que vienen realizando sus representantes tanto desde la presidencia de la república, como en cada uno de los estados del país.


Es decir tal como viene aconteciendo en Baja California Sur, donde el gobernador Víctor Castro Cosío, desde que asumió el cargo se dispuso a sembrar sin descanso. Y a decir verdad, sembrar demasiado.

Cuya cosecha, sin duda, será levantada por quien le siga, que sin duda habrá de ser alguien que provenga igualmente de las mismas filas de Morena.


Aunque claro, todavía al profe Víctor le quedad un largo trecho por recorrer.


Y aquí, tras los incuestionables resultados del proceso electoral en el estado de México, tomando en cuenta los 17 millones de habitantes, hay que afirmar que Morena ha comenzado a preparar el camino a las presidenciales.


Por cierto, ya lo dijo y con pleno conocimiento de causa el propio dirigente Mario Delgado: “hoy empezamos nuestro proceso rumbo al 2024”.


Y no es para menos cuando todos sabemos que es una pieza clave para observar las tendencias políticas del país a un futuro no muy lejano.


Justamente de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Sin embargo, aun cuando le asiste la razón al líder morenista, ese proceso rumbo al 24 ya lo había marcado Andrés Manuel López Obrador desde el 2018.


Pero, si tomamos como principio que en todo proceso electoral siempre está presente la posibilidad de la victoria y el riesgo de la derrota, anotaré aquí que si bien es cierto, Morena cabalga en caballo de hacienda, aun no las tiene todas consigo y la gran prueba se la dieron en Coahuila.


En efecto, y aquí vale acotar que no cabe duda que el PRI mantuvo firme su confianza y elevó sus plegarias a todos los santos con el afán de mantener erguido el único bastión cuya base construyó desde hace casi un siglo en México.


Es decir, Coahuila. Considerada para ellos, los priistas, como la última piedra que aún le quedaba en pie a ese decano partido. Y el último eslabón de esa otrora fuerte cadena.


Ahí se afirma que el priista Manolo Jiménez Salinas abanderado del PRI, ganó la gubernatura de este Estado norteño. Pero claro, para lograrlo tuvo que aliarse con su rival histórico: el PAN, en alianza también con el PRD.


Por cierto, ese bloque opositor que desde hace algunos años ha llamado poderosamente la atención de los sudcalifornianos, porque aquí ha contendido, tiene varias vertientes, muchas lecturas, así como diversos filos. Sin descartar imprevistos riesgos.


Recuérdese que en BCS han participado unidos el Partido Acción Nacional, Partido Revolucionario Institucional, Partido de la Revolución Democrática, Partido Humanista de Baja California Sur y Partido de Renovación Sudcaliforniana.


Aunque todos los partidos y candidatos siempre estarán al filo de la navaja. Tal como esta vez en Coahuila lo estuvo Armando Guadiana, que fue postulado Morena.


De ahí la vieja sentencia aquella de que en política, hay que comer mierda sin hacer gestos.


Dicho de otra manera, se vale echar mano de la hipocresía. Y por otro lado no deben tener cabida ni los golpes bajos ni las traiciones.


Por el contrario, se debe pensar en la unidad, y evitar divisionismos y desbandas. Es lo más recomendable en estos casos.


Lo digo por lo que viene ocurriendo con Layda Sansores, la gobernadora de Campeche, quien desde hace algún tiempo abrió fuego contra Ricardo Monreal, que no deja de ser un fuerte candidato a la presidencia.


Pero en fin, retomando lo del PRI, es un partido que en estos momentos, no está para aventar campanas al vuelo. Ni mucho menos para que sus abanderados se dispongan a cabalgar en caballo de hacienda.


Por eso, hoy más que nunca está obligado a buscar consenso, a luchar por la unidad, y a formar cuadros nuevos, porque los dinosaurios, hace tiempo que fueron aniquilados.


Y por sobre todas las cosas, que quienes obtengan cargos, naveguen con bandera de honestidad, porque el mayor daño que le hicieron a ese partido fue precisamente la corrupción que se anidó en la deshonestidad.


Claro que el PRI aún cuenta con sus votos cautivos. Pero a estas alturas son contados, a grado tal que ya jamás podrá hacer gala –tal como hace muchos años-- de carro completo.


En síntesis, volviendo a nuestro estado, la inobjetable victoria obtenida por morena, con Víctor Castro Cosío, aún pesa en el ánimo de todos aquellos partidos, y sigue invadiendo el ambiente de toda sudcaliforniana.


Por tanto, Morena, no deja de ser considerado un partido muy difícil de combatir.


Cuestión de tiempo.