• la Ley 3 de 3 obliga a los partidos políticos a revisarlos perfiles de sus aspirantes a candidaturas, a fin de que éstas no recaigan en quienes hayan incurrido en violencia de género.
Ciudad de México.- Hace dos años, Yndira
Sandoval Sánchez recibió una disculpa pública del gobierno de
Guerrero, en representación del Estado mexicano que, por la vía de la fuerza
pública policial, la violó en Tlapa de Comonfort, en septiembre de 2017.
Formada en las luchas de la izquierda y el
feminismo, trazó la ruta para reclamar y obtener justicia.
Y fue en medio de esa dolorosa experiencia que
surgió la iniciativa de la 3 de 3 contra la violencia.
Cuatro meses después de los agravios de los que
fue víctima, preguntó en sus redes sociales quiénes podían acompañar la
propuesta de que absolutamente nadie que hubiera cometido un acto de violencia
pudiera ocupar un cargo público o de elección popular.
Esa idea que entonces se compartió entre
activistas, políticas y legisladoras de la Ciudad de México se fue convirtiendo
en un proceso pedagógico que puso lupa a las violencias contra las mujeres a
través de tendederos con denuncias a agresiones diversas.
Fue una movilización social que, al
margen de los partidos políticos, desembocó en iniciativas de ley en 11
entidades de la República.
·
UNA IDEA QUE MOVILIZÓ CONCIENCIAS
Y hoy, gracias a la propuesta formulada
por Yndira Sandoval junto con otras destacadas feministas como
Patricia Olamendi, Verónica Juárez, Martha Tagle, María Eugenia Núñez y un
enorme etcétera, esa plataforma de la 3 de 3 fue retomada por diputadas de
todas las fuerzas partidistas para convertirá en una reforma constitucional que
ayer fue promulgada.
Se trata de un decreto de ley que modifica
los artículos 38 y 102 de la Constitución y que cambiará las reglas
electorales, al obligar a los partidos políticos a visibilizar, revisar y
analizar los perfiles de sus aspirantes a candidaturas, a fin de que éstas no
recaigan en quienes hayan incurrido en violencia de género, sea sexual,
familiar, doméstica, política, psicológica o económica, entendida ésta como el
adeudo de la pensión alimenticia con los hijos.
“Porque solo quienes hemos transitado por lo
que implica ser perpetradas por la violencia, por agentes del Estado, podemos
dimensionar la asimetría del poder, la asimetría del control que se convierte
en control, en dominación, en posesión de los cuerpos de las mujeres, de las
niñas y de los niños”, relata en entrevista con Excélsior.
También dimensionó que, sin embargo, sola quizá
llegaría más rápido a algunos lugares, pero lejos únicamente acompañada de
miles de mujeres que en México han comprendido la urgencia de construir
instrumentos legales e institucionales que le pongan un hasta aquí a la
violencia estructural contra las mujeres.