• Pidió poner fin a 'todos los conflictos que tiñen de sangre el mundo, comenzando por Siria, que aún espera la paz'.
Ciudad de México.- La guerra
de Ucrania volvió a centrar este Domingo de Resurrección el mensaje del papa Francisco, quien en su
bendición Urbi et Orbi pidió “ayuda al amado
pueblo ucraniano”, “luz” sobre el pueblo ruso y
se mostró “preocupado” por el recrudecimiento de la violencia entre Israel y
Palestina.
“Abre los corazones de toda la
comunidad internacional para trabajar por el fin de esta guerra y de todos los
conflictos que tiñen de sangre el mundo, comenzando
por Siria, que aún espera la paz”, indicó el pontífice
ante unos 100,000 fieles congregados alrededor de la plaza San Pedro, según el
Vaticano.
Francisco, recuperado tras su ingreso
hospitalario por una bronquitis, compartió su mensaje tras
la misa del Domingo de Resurrección desde el balcón de la logia central de la
fachada de la basílica de San Pedro.
Convencido de que se está librando una “Tercera Guerra
Mundial” fragmentada, hizo un repaso a los conflictos que
asolan el mundo y en el que Nicaragua ocupó la única mención a Latinoamérica.
Como el año pasado, volvió a rogar por el fin de la guerra en Ucrania una
semana después de pedir una “tregua pascual” en su discurso del Domingo de
Ramos, algo que no se logró.
“Ayuda al amado pueblo
ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo
ruso. Consuela a los heridos y a los que han perdido
a sus seres queridos en la guerra, y haz que los prisioneros
puedan volver sanos y salvos con sus familias”, dijo esta vez.
En el Vía Crucis del viernes,
al que el papa no acudió para protegerse del frío nocturno, el Vaticano incluyó un mensaje escrito por un joven
ucraniano y otro ruso en una de las catorce meditaciones
del recorrido.
El ucraniano recordó el exilio de su familia y
el reclutamiento de su padre, mientras que el ruso aseguró
hablar con “sentimiento de culpa” y lamentó la pérdida de su hermano, caído en
la batalla, pero el gesto recibió la protesta de la embajada de Ucrania ante la
Santa Sede por “equiparar” ambos países.
A continuación, Francisco
mencionó su preocupación por el recrudecimiento del conflicto
en Oriente Medio tras la escalada de violencia de los
últimos días.
“En este día te confiamos,
Señor, la ciudad de Jerusalén, primer testigo de tu Resurrección. Expreso mi profunda preocupación por los
ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado
clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre
israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda
la región”, indicó.
Asimismo, dedicó unas palabras
a las víctimas de los terremotos de febrero en
Turquía y Siria, donde murieron más de 55,000 personas en
su mayoría de la región del Kurdistán.
Libia, Túnez, Haití, Etiopía,
Sudán del Sur, República del Congo, Eritrea, Burkina Faso, Malí, Mozambique y
Nigeria también aparecieron en su discurso.
El pontífice solo hizo
referencia a América Latina cuando pidió por las “comunidades cristianas que
celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua”.
“Consuela a los refugiados, deportados, presos
políticos e inmigrantes, especialmente a los más vulnerables,
así como a todos los que sufren hambre, pobreza y los efectos nocivos del
narcotráfico, la trata de seres humanos y todas las formas de esclavitud”,
suplicó antes de concede la indulgencia plenaria a los presentes.
A falta del Ángelus del Lunes de
Pascua, el mensaje del Domingo de Resurrección clausuró la celebración de la Semana Santa en
el Vaticano, organizada en circunstancias normales a pesar
de que hace tan solo unos días el papa estaba ingresado en el hospital Gemelli
de Roma por una bronquitis.
El día después de su salida,
Francisco ya participó en el Domingo de Ramos y ha presidido, aunque no
oficiado, todos los actos excepto el
Vía Crucis del Coliseo en Viernes Santo para resguardarse
del frío nocturno.
“Quisiera decir a todos, con alegría en el
corazón: Feliz Pascua a todos”, concluyó desde el balcón
de la imponente Basílica de San Pedro ante una plaza abarrotada de locales y
turistas de todas partes del mundo, que portaron banderas de España, Líbano,
Polonia y Ucrania, entre otros lugares.