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Hoy es miercoles, 30 de octubre de 2024

En privado

• Solo la hipocresía les hace decir a muchos que en Abril se festeja el Día del Niño.


 

A pesar de aquella eterna cantaleta que emana desde UNICEF (creado con el propósito de colaborar para superar los obstáculos impuestos a la niñez por la pobreza, la violencia, la enfermedad y la discriminación), donde afirma que por sobre todo está el “Interés Superior del Niño, hasta cada una de las Convenciones que con bombo y platillo realizan.

 

Porque desgraciadamente muchos niños siguen siendo el plato fuerte de la perversidad.

 

Y lo afirmo porque los niños han constituido el alimento de miles de titulares del clero que más bien rinden culto a Satanás, y porque han sido la jugosa carnada de estos que bajo la sotana ocultan sus más inmorales pecados.

 

Lo afirmo porque utilizando a los niños como cebo para sus perversidades, muchos curas católicos y pastores cristianos han encontrado en la pedofilia el más corto camino al infierno.

 

Y aquí –entre paréntesis-- no hago referencia solamente a aquel ente demoniaco llamado Marcial Maciel quien con su negra sotana intentó acallar los gritos de aquellos niños que fueron presa de sus bajos instintos.

 

No. Porque según un estudio de la Junta Nacional de Revisión (National Review Board), un total de 4,392 sacerdotes fueron acusados del abuso sexual de 10.667 menores entre 1950 y 2002.

 

Lo afirmo porque la perfidia de algunas madres y padres de familia (no la pobreza, conste), los han obligado a ofrecer en renta a sus hijos menores para que trabajen.

 

Lo afirmo porque personas sin escrúpulos han hecho de los niños, el más exquisito señuelo de la pornografía.

 

Lo afirmo por la morbosidad y excesiva fantasía de muchos por la prostitución infantil.

 

Lo afirmo porque los hombres bélicos y sin entrañas, obligan a la participación de niños en los conflictos armados.

 

Lo afirmo porque hoy por hoy, los niños han sido el mejor conducto de la mercadotecnia.

 

Lo afirmo porque los niños, son hoy la mejor vía para el abuso y la explotación política, convirtiéndolos en chivos expiatorios.

 

Así es. Para esa despreciable propaganda publicitaria, los niños han sido carne de cañón y conejillos de indias.

 

Entonces… ¿Dónde Diablos están las Garantías y los Derechos que a los niños les asisten y que tanto pregonan las instancias oficiales…?

 

Y aquí Incluiré las famosas Consultas Infantiles, que desde hace 20 años inició el IFE, hoy INE, y que han servido para dos cosas: para justificar más gastos y ¡para maldita la cosa!

 

Porque en ellas se advierte que la actuación de los niños ha servido solamente para que esa institución electoral pueda colar esos 13 millones de pesos que –inútilmente-- se gastan en esos procesos.

 

Y digo inútilmente porque los resultados han sido siempre negativos.

 

Y lo digo porque nadie, absolutamente nadie se preocupa por dar seguimiento a las inquietudes que allí plasman los niños.

 

Es decir, han pasado ¡20 años y nada….!

 

Porque me consta, los niños, a través de esas consultas han manifestado sus desacuerdos, sus opiniones, sus puntos de vista. Como también han demandado, han pedido, han expuesto, han exigido, han propuesto y han rechazado.

 

Es decir, los niños, inocentes al fin, en efecto, han cumplido su parte, participando.

 

Pero solo han sido utilizados; porque todo ha sido gritos en el desierto y manotadas del náufrago en medio del océano.

 

Y es que las consultas infantiles que desde 1997 realiza el IFE, aun cuando constituyen un importante ejercicio de educación cívica tienden a confundirse como algo que no cumple expectativas.

 

Dicho de otra manera el Estado mexicano aún está lejos de dar cumplimiento a los derechos de participación de niñas, niños y adolescentes.

 

Y un derecho no puede garantizarse a cabalidad si no se da cumplimiento a los otros que tienen que ver con los resultados que arroja la participación de las niñas, niños y adolescentes donde por sobre todas las cosas dejan en claro que quieren ser escuchados, que quieren ser atendidos, y confían que tras su participación habrá respuestas.

 

Pero tanto las instituciones en general, lo mismo que las políticas públicas, prestan oídos sordos a los resultados.

 

Como muestra basta un botón: en las consultas, los participantes han señalado como su principal derecho, el de la educación, no obstante el gasto público destinado a ese rubro siempre sufre reducciones importantes.

 

Y entre paréntesis, la prueba la dan los constantes robos a las escuelas por falta de vigilancia, y las reiteradas protestas de maestros por cuestiones de pagos.

 

Hablan también de su preocupación por la inseguridad y la violencia. Pero allí siguen los niños arrinconados en el miedo y cubiertos con el manto de la indiferencia oficial.

 

Eso por el lado político. Porque en lo que se refiere a los bajos instintos de algunos maestros o prefectos, muchos niños y niñas han sufrido por el desamparo y la indefensión.

 

Entonces no me cabe duda que en este tema faltan acciones y resultados. Y sobran hipocresías y discursos.

 

Cuestión de tiempo.