• La Fiscalía espera convencer a los miembros del jurado de que García Luna es responsable de esa venta de cocaína en Estados Unidos.
Ciudad
de México.- Los fiscales del caso en Estados Unidos contra el exsecretario de
Seguridad Pública de México Genaro García Luna se
centraron en el tercer día del juicio en tratar de vincular la venta de cocaína
en la ciudad de Nueva York con el Cártel de Sinaloa,
una conexión clave en la denuncia contra el exfuncionario mexicano.
Para
ello, este miércoles convocaron a varios agentes de diferentes cuerpos de
seguridad, como la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), el Servicio de
Inmigración y Aduanas (ICE), La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de
Estados Unidos (CBP) o de la Policía de Narcóticos de Chicago para hablar sobre incautaciones de cocaína en Nueva
York y también en Chicago.
Estas
incautaciones reforzaron el testimonio de un testigo cooperante de la Fiscalía,
Tirso Martínez Sánchez, que trabajó como responsable de
la introducción de cocaína del Cártel de Sinaloa a través
del transporte ferroviario, desde México a tres ciudades estadounidenses: Los
Ángeles, Chicago y Nueva York.
En
su declaración, Martínez Sánchez mencionó las redadas de dos de sus almacenes de
cocaína en Nueva York y uno en Chicago.
El
exresponsable de Seguridad Pública de México durante la era del presidente
Felipe Calderón (2006-2012) está imputado por cuatro
delitos relacionados con el narcotráfico: participar en una
empresa criminal, conspiración para la distribución internacional de cocaína,
conspiración para la distribución y posesión de cocaína y conspiración para la
importación de cocaína a Estados Unidos.
La
Fiscalía espera convencer a los miembros del jurado “más allá de la duda
razonable” de que, en último término, García Luna es responsable de esa venta
de cocaína en Estados Unidos porque colaboró activamente con la
banda criminal.
En
un principio la Fiscalía quería utilizar el testimonio de Martínez Sánchez para
señalar de nuevo a García Luna como objetivo de los sobornos del Cártel de
Sinaloa, pero finalmente tuvo que renunciar a ello ante el rechazo del juez
Brian Cogan, que consideró que no había
suficiente material para hacer esa conexión.
Entonces,
los abogados del Gobierno se centraron en intentar demostrar que los narcos del
clan de Sinaloa vendían su droga en Estados Unidos.
La
Fiscalía cerró la jornada y la semana -el jueves y el viernes no habrá vista-,
con el testimonio de un traficante neoyorquino de origen dominicano,
identificado como Héctor Tolentino, que vendía en Nueva York distintos tipos de
droga que recibía de un traficante del
clan mexicano, antes de ser detenido en 2019.
Durante
el testimonio de Tolentino, de 31 años y que compareció vestido con uniforme
carcelario, la Fiscalía mostró un video
que su socio del clan de Sinaloa, identificado como “Don
Manuel”, le había enviado y en el que se escucha un narcocorrido que habla de
llevar la droga desde Culiacán a Nueva York.
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Camisas
sucias para su esposa
García
Luna, que este miércoles entregó varias camisas sucias a su esposa, Linda
Cristina Pereyra, se mostró animado como en las
vistas anteriores y no escatimó sonrisas, saludos a su equipo
de defensa y, en especial, al jefe del equipo César de Castro, a quien abrazó
antes de salir de la sala.
En
esta primera semana, la Fiscalía comenzó a llamar a sus testigos. El primero y
más contundente de los testigos ha sido el narco del Cártel de Sinaloa, ahora
arrepentido, Sergio Villarreal Barragán,
alias “El Grande”, que aseguró haber presenciado el pago
de sobornos a García Luna, por parte del capo Arturo Beltrán Leyva, líder de la
facción sinaloense de los Hermanos Beltrán Leyva.
Según
“El Grande”, a cambio de unos pagos mensuales que iban entre 1,5 millones,
primero, y que alcanzaron los 3 millones de dólares, García Luna proveía al
Cártel información, ayuda para luchar contra facciones
rivales y garantizaba el nombramiento de mandos de
seguridad afines en todo el país.
“El Grande” llegó a describir los sobornos al
exministro de Seguridad Pública mexicano como la mejor inversión del Cártel de Sinaloa.
Por
su parte, la defensa se ha apegado a su estrategia de argumentar que la Fiscalía no posee ninguna “prueba” objetiva
contra su cliente, como documentos, grabaciones o fotografías.
Y
que el caso se basa en “rumores” y “especulaciones
de asesinos, secuestradores y traficantes de droga”, que
únicamente buscan vengarse de quien fuera el máximo responsable de combatir el
narcotráfico y beneficiarse de reducciones de penas por colaborar con el
Gobierno estadounidense.