Aumentan reuniones políticas, crece reto de conservar la unidad morenista. La inevitable fricción puede repercutir en la renovación de funcionarios estatales y municipales. Mientras tanto el MC en espera de sumar a decepcionados de Morena, PAN, PRI y hasta del PRD.
Mientras que partidos como el PAN, PRI y el PRD se encuentran ante el reto de definir una futura alianza electoral y encontrar a ciudadanos o ciudadanas que pueden ser abanderados con arrastre electoral, en Morena la preocupación primordial es mantener la unidad interna que conforme transcurren las semanas esto se vuelve una prioridad.
Nada fácil será alcanzar una propuesta compacta que evite la descomposición de la enorme fuerza político-electoral que ahora representan.
Ya a estas alturas los diversos grupos políticos morenistas tratan de establecer sus respectivas canchas de acción.
Y con ello establecer lo que consideran su potencial de convocatoria para el proceso electoral del 2024.
Mientras que en partidos como el blanquiazul o el tricolor, así como el del sol azteca, la prioridad es mantenerse vivos para las elecciones próximas, los morenistas ya realizan diversas reuniones de corte político en donde se pretende perfilar a quienes en un momento dado pueden ser los abanderados a los puestos de elección popular que estarán en juego.
Cinco alcaldías, todas las diputaciones locales, así como federales y senadurías además de la presidencia del país, estarán en juego en las elecciones de dentro de dos años.
Quizás como nunca antes existe evidencia del adelantamiento de los tiempos políticos y con ello la inevitable fricción que puede repercutir en la renovación de funcionarios estatales y municipales.
Los dirigentes de Morena saben que las posibilidades de triunfo son muy altas, por ello la lucha por las posiciones es cada día más intensa.
Pero al mismo tiempo el riesgo de las fracturas está latente y de ahí el complicado reto de mantener la unidad.
Desde luego que el resto de los partidos, sobre todo el Movimiento Ciudadano (MC) están a la espera de que algún destacado morenista pueda salir inconforme en este proceso y busque espacio en otros colores como es precisamente el naranja.
Seguramente lo que veremos a partir de ahora es la exigencia de pertenencia a los diversos grupos y definición de proyectos y eso puede tensar aún más las cosas entre la nueva clase política que sobre la marcha aprende la diferencia de administrar el poder público a solo ser oposición.
Los morenistas y sus aliados tienen mayoría en el Congreso estatal, las diputaciones federales y senadurías, así como en los ayuntamientos y el gobierno estatal y es obvio que la primera intención será por lo menos conservar el mismo nivel de representación popular.
La tarea no se ve sencilla, de hecho, ya tiene ciertas complicaciones que obligarán a la dirigencia partidista a tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.
Por lo pronto las reuniones de corte político, algunas muy discretas y otras no tanto, están a la orden del día.
Demasiado temprano para algunos, pero justo a tiempo para otros.
Ya veremos qué sucede a trece meses de las pasadas elecciones y a dos meses de que se cumpla el primer año del gobierno que encabeza el mandatario estatal Víctor Castro Cosío.
Ya veremos.