Destreza
Muy buenos días estimable lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo nuestro Diario El Independiente.
Inicio esta columna comentando a Usted; en la actualidad la sociedad mexicana reclama principalmente seguridad y bienestar. La mayoría de los mexicanos quieren vivir sin temor, anhelan seguridad en su trabajo y en sus ingresos; seguridad para sus ahorros e inversiones; seguridad en sus vidas cotidianas y desean certidumbre en el orden institucional, en la vida política y en el ejercicio de sus derechos fundamentales.
Los mexicanos de hoy, piden espacios y reconocimiento a sus capacidades para poder participar y adquirir responsabilidades públicas, de igual forma demandan un mayor compromiso y responsabilidad de los partidos políticos, de quienes esperan compromisos concretos, propuestas razonables y constructivas, para que coparticipen en la solución de los problemas y reclamos de los grupos y comunidades que enfrentan realidades como desigualdad de oportunidades y sufren todo tipo de injusticias, así mismo hagan suyas las necesidades y junto a ellos luchen por construir un País próspero, democrático y equitativo, sin discriminación alguna. Los adultos mayores desean seguridad. Las mujeres equidad, los jóvenes oportunidades. Por eso, este gobierno Federal propone una política social que alcance para todos. La tarea esencial de este gobierno está orientada a disminuir la gran brecha entre la opulencia y la indigencia.
Cambiando de tema déjeme decirle: la revolución del conocimiento desde hace muchos años está ya entre nosotros, su proliferación y fluidez está a gran velocidad que la producción global de conocimiento se ha ido duplicando cada ocho años, de modo que estaremos más educados e informados pero paradójicamente sabemos menos. La sociedad futura será una sociedad del conocimiento, en la forma de educación, destrezas, habilidad, competencias, tecnología e información, el conocimiento será el recurso clave en el desarrollo de las personas, y los trabajadores del conocimiento serán la fuerza dominante en el universo laboral. Esta sociedad tendrá una extraordinaria movilidad ascendente y no conocerá fronteras porque el conocimiento viaja y se comparte mucho más rápidamente que el dinero.
Ahora bien; el valor agregado que la sociedad del conocimiento arroja sobre la economía, no está compuesto por la cantidad de activos materiales o físicos de que se disponga, sino por el volumen, oportunidad y sofisticación del conocimiento productivo e invertido en una actividad. Esta revolución va vinculada íntimamente por una profunda transformación de alcance global, en cuya base se encuentra un nuevo paradigma construido en torno a las tecnologías de la información y la comunicación a la innovación y el desarrollo científico. Tanto las redes de comunicación como sus aplicaciones conducen a un cambio sorprendente en los arreglos sociales, culturales y políticos existentes.
Concluyo: hoy los activos más valiosos para un País con el conocimiento, las destrezas especializadas, la capacidad de innovación y el cambio, el desarrollo de habilidades y competencias. Es decir, capital intelectual y humano. “En esta dirección debe orientarse una genuina reforma de la educación”.