Las fuerzas Armadas no deben de perder el honor que se han ganado por siempre. Conversaciones con el diablo.
Hay más que agradecer a las fuerzas armadas, que denostarlas. Y recriminarles. En nuestro Estado desde los pasados gobiernos nos demostraron apoyo irrestricto. Tangible y necesario. Por lo trascendente anotó los desastres naturales que nos pegaron con fuerza Julieta, Odile, dos bestias destructoras. Después tuvimos otra bestia mortal, asesina y también la combatieron que fue el estallido de violencia en las calles donde las bandas criminales debatían sus diferencias a balazos, matando a cientos de inocentes.
Ahí estuvo la Secretaría de Marina como un dique, protegiéndonos. ¿Qué hubiera pasado si no hubieran estado en su constante patrullaje. ? Sin duda centenares de muertos más. Gracias A Dios los tuvimos. En síntesis quedó en nuestro ánimo ese agradecimiento eterno. Y hoy en los dominios de la 4T esas fuerzas armadas a decisión presidencial juegan un papel preponderante que se equipará a un co-gobierno. La acción militar está presente en el amplio espectro gubernamental. Han acumulado tanto poder que ya aparecen por desgracia destellos malditos que dañan la imagen pulcra que se tiene de ellas. Aquí en nuestro estado se da un acontecimiento sangriento en la hermosa comunidad turística de Mulege Pueblo, se tiñe de sangre por el crimen cometido por un marino. En el ámbito nacional se investiga un acto colectivo de violencia y violacion entre soldadas y soldados acantonados en el interior del país. Las indagatorias están en marcha y esperamos que se haga justicia y esto no quede impune.
Me duele que pase esto. Que se manche el histórico honor de los soldados y marinos de Mexico que caen en los linderos de las bajas pasiones y los crímenes, sumándose a las estratosféricas cifras de homicidios que cubren a nuestra patria.
En tiempos difíciles como los actuales es cuando más se valora la presencia de apoyos como estos en la sociedad. Pero también lesiona más cuando en ellos se cruzan los linderos del deshonor.
Espero que sea pasajero.
Sí. Pero no. Es decir no sé. Lo que vemos es lo que nos lleva a preguntar ¿qué falló? Vamos por partes. A lo largo de la Transpeninsular y antes de los Setentas se desparramaron gasolineras ejidales a cargo de Pemex. Y hoteles. Ambos conceptos a favor de ejidatarios y promoción turística quedaron en puro cascarón. En Loreto, La Paz y Los Cabos tuvieron hoteles del Estado. Unos llamados hotel-escuela. Ya no existen. Maravillosa idea fue Centros de Investigación agrícola. Millones y millones de pesos para su fundación y sostenimiento. Fracaso total. El de Todos Santos iba bien. El paso del científico y artista Heriberto Parra Hake era buen augurio. Hoy de ese proyecto jojobero solo quedan ruinas. Kilómetros arriba está el Centro Pecuario donde el gobierno del estado en diferentes gobiernos le ha metido lindo y bonito recursos a vastedad. Hoy solo quedan los ecos de los discursos y un nido de víboras cascabeleras. Excelente propuesta fue el Mercado de Pescadores en La Paz. Nada, nada pescadito.
En el edificio está ahí, en franco deterioro y un empresario listillo se fregó el terreno. Ideas hermosas aparejadas de barriles sin fondo del erario ¿Que fallo? ¿Qué hizo falta? Difícil saberlo ahora. Lo bueno sería que los vestigios de esos campos de investigación, paradores turísticos y hoteles en ruinas fueran demolidos y aprovechando lo que se pueda. Eso sí. Sin gastar ya dinero.
Me uno a la pena que embarga a las familias Zavala, Bonillas, Fimbres y Mendoza por el sensible fallecimiento de Enrique Bonillas joven Sudcaliforniano acaecido ayer. Descanse en paz...Día sensible.
Desde atrás, los días pasados han sido especiales para mí. Entre más viejo, más me acuerdo de mi padre Francisco. Un hombre extraordinario que me forjó. Será tal vez que yo mismo me reflejo en esos tiempos en que don PANCHITO dio todo por nosotros. Y que también acusó el cariño de los míos que desde ayer y hoy me lo han patentizado con llamadas, mensajes por todas las vías. Mil gracias esos detalles me llegan al alma.
Voces de los amigos que se han convertido al paso del tiempo en mis hermanos. Gracias hermano Alonso García, Servando Leal y Arturo Ordonez grandes en mis afectos. Mil gracias...Y con esto nos despedimos. No olviden: hagan el bien y sean felices.