• El número de jóvenes que no creen en la religión se duplicó de 2010 a 2020, revelan datos del Inegi
La generación millennial
–personas que nacieron entre 1981 y 1996– pierden cada vez más la fe católica
ya que en 10 años se duplicó el número de jóvenes que ya no creen en esta
religión al pasar de un millón 545 mil 400 en 2010 a tres millones 61 mil 407
en 2020 de acuerdo con datos de los últimos dos censos del Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (Inegi)
Los motivos que han generado este
detrimento de la fe católica, y el crecimiento de partidarios del ateísmo y
agnosticismo, van desde los constantes casos de pederastia de los padres de las
iglesias alrededor del mundo; la doble moral de los mayores que predican con el
mal ejemplo a lo que dictan las doctrinas; la incursión de nuevas prácticas
religiosas; la deconstrucción y el pensamiento crítico de los jóvenes entorno a
la fe, entre otros.
TECNOLOGÍA
Glorify, la app que conecta con
Dios
Para Elio Masferrer Kan,
antropólogo de las religiones, la reducción de fieles creyentes responde a que
existe una nueva construcción de relación de la gente con lo sagrado. Destaca
que en las entidades del país se ve muy claro en las encuestas que alrededor
del 25 por ciento de los jóvenes no creen en nada.
“Después viene una franja de
gente que cree en seres superiores, cree en Dios, pero no tiene una adscripción
confesional; y que tiene una estrategia de exploración de lo sagrado en función
de tener su propia definición de lo sagrado, no quiere decir que no crean en
nada. Entonces ahí es donde aparece el concepto de las espiritualidades y
aparece la oferta como el budismo, grupos de la nueva era y los grupos
esotéricos, etcétera, pero en definitiva si están en un grupo esotérico creen
en seres superiores. Entonces, una cosa son los no creyentes crudos y después
hay una gama amplia que ve con mucha desconfianza a las iglesias y después hay
jóvenes que están en las iglesias”, destacó.
DIOS NO LA CURÓ
La tarde que su hija, una bebé de
apenas un año con tres meses, fue hospitalizada inició el viacrucis para
Alejandra Jiménez.
Tras varios estudios le
diagnosticaron histiocitosis, una enfermedad similar al cáncer. Eso la llevó a
perder la fe en la religión católica. “Perdí la fe, la esperanza, porque todo
el mundo me decía: ‘Por algo pasan las cosas’; ‘solo Dios sabe porqué le mandó
eso’. Me molestaba. Luego decían ‘Dios la va a curar’. De ahí dejé de creer,
porque para mí, Dios no la curó. Le curó el medicamento y la doctora”, platica.
Otro caso es el de Luis Ernesto
Morales, de 33 años de edad, quien abandonó las prácticas religiosas del
catolicismo.
Al igual que a Alejandra se le
inculcó desde pequeño el dogma, pero a sus apenas 14 años su fe comenzó a
desmoronarse. Su ingresó a la preparatoria No. 8 de la UNAM contribuyó a
cuestionar sus creencias, luego de cursar clases de lógica; leer las obras del
escritor y caricaturista Eduardo del Río, mejor conocido como Rius –que hablan
de la religión–, y más. Fue así que trataba de convencer a sus cercanos de la
inexistencia de un ser supremo.
Felipe Monroy, periodista
especializado en religiones, explicó que hay distintos tipos de ateísmo. Uno es
el apostólicamente ateo, que trata de convencer a los demás del ateísmo que son
adultos arriba de los 40 años o jóvenes. El segundo ateísmo es una especie de
agnosticismo crítico en donde se cuestiona la funcionalidad de las
instituciones religiosas.
“Ahí es donde se encuentra la
gran mayoría de la gente, incluso aquellos que se pueden identificar con cierta
religión–que sean católicos por tradición o por herencia, o cristianos
evangélicos o incluso también algunos judíos o musulmanes, es decir, tienen
todavía una herencia fuerte religiosa–, pero cuestionan que las instituciones
no satisfagan dolores de la sociedad”, aseguró.
Por último, los millennials no
tienen adhesión a ninguna identidad religiosa debido a la pluralidad de
opciones.