Para reflexionar en semana santa; estando en crisis, de salud, económicas…familiar y la ausencia de seres queridos, y de guerra…Hay que ascender a, hacia Dios, llegar tú a él…
No es la primera vez que escribo este tema ad hoc para Semana santa, aparte o independientemente de otros similares sobre todo de pensamientos y reflexiones en torno a la misma enfocadas obviamente en el protagonista principal, Jesucristo Dios hecho hombre, en fin…, con decirles que la primera vez fue en el famoso periódico “El Eco de california” que dirigía el amigo y maestro periodístico de mi estilo y manera de escribir, y/o otros político-sociales. Así entonces hoy, y debido a las circunstancias pandémicas de salud, político-sociales, económicas, y hasta de amenaza de guerra, etc. - más que nunca quizá- la humanidad en general y los mexicanos en particular, independientemente de las capacidades que hubiere por la modernidad en todos los sentidos, tanto en medicina como en economía, comercio, educativos, tecnológicos y los armamentos súper bélicos, etc., los seres humanos necesitamos cada vez más acerarnos a Dios, elevar nuestra fe espiritual de verdad, por un lado porque las alternativas solamente humanas se van agotando al ir buscándolas únicamente por lo material, sin principios ni valores (para que dar ejemplos si ya lo sabemos, lo sentimos, casi todos), y por otro, para protegernos.
Va nuestro pensamiento. Necesitamos acercarnos más a Dios, de nosotros a ÉL, no esperar todo de ese nuestro ser divino que tan sólo con rezos y letanías lo invoquemos a que venga con nosotros, que nos proteja, que nos ayude, y hasta ahí; que más bien nos será más válido y efectivo que por medio de la fe en Dios, que como decía Confucio el de la gran China: “La fe mueve montañas”, obviamente aquella fe era a su divinidad conjunta con ellos mismos. Bien, y yéndome ya al meollo del presente va esto…
BUSCA LLEGAR A DIOS POR EL CAMINO DE LA FE NO DE LA CIENCIA. Miren, en función de la relación Dios-hombre, hombre-Dios, donde esencialmente he inclinado mi pensamiento y análisis (por supuesto abrevando en lecturas, conversaciones, diálogos y hasta polémicas) en el sentido de que el hombre era quien para estar dentro y en Dios, es el que debe contactar, comunicarse, ascender, por cualquiera de las formas (por ejemplo, la oración profunda y otras manifestaciones espirituales y de fe) con el omnipotente, misterioso y grandioso ser divino que es Dios, y no al revés, o sea, NO ESPEREMOS o pensemos que Dios descienda, llegue, a nosotros como individuos-para bien o para mal-para hacernos, por ejemplo, buenos, positivos, llenos de fe en él, etc. (responsabilizarlo de todo lo bueno y lo malo pues); no, ya ven que hay millones de seres humanos que han vivido y viven sin esta creencia y fe, luego lo de las grandes masacres de las guerras, las injusticias extremas, inmensas miserias humanas y materiales, etc. y que Dios no las evitaba ni las eliminaba para crear un mundo feliz, (aunque sí pudiera tocar con el espíritu santo a determinados hombres y mujeres de cada generación) para que sirvan de palanca, de apoyo, de intersección, como serían los santos/as, cierto tipo de religiosos/as, laicos, etc. que invadidos por su espíritu hacen el apostolado en búsqueda de que LA GRAN MAYORÍA LLEGUE, ALCANCE, PRECISAMENTE A DIOS, repito, de nosotros a ÉL.
Ahora bien, el tema que publiqué en el Eco en aquella ocasión fue mucho más profundo y extenso pero hoy sólo hice esta síntesis para dar pie a algunas reflexiones producto de esas meditaciones que tenemos muchas personas con motivo de la Semana Santa, de la Pasión de Cristo, que este domingo de resurrección precisamente termina.
La clave es la fe, creer en Dios, en su hijo Jesucristo y en su madre María (que si fue virgen o no, que no te importe); con fe, con amor, con tu confianza y voluntad y así podrás llagar a él, sí, por ese camino, por el del humanismo, por el del espíritu, por el de contactar y estar con el Espíritu Santo, por el de la fe; no te metas pues demasiado en los recovecos y detalles, por ejemplo, en los misterios de Dios; no te hagas muchas interrogantes, sobre todo cuando dudes, no escudriñes demasiado, no uses a fondo la inteligencia lógica o “la lógica inteligencia”; mejor adéntrate tú en Dios como ser humano pero inmerso en la fe, una fe que podrás ir fortaleciendo-esto es la clave- y cuando dudes porque te basas puramente en lo científico por ejemplo, borra esas inquietudes como se borra una memoria y ayúdate regrabándola, haciendo oración, meditación, solo o en la iglesia o donde quieras y te nazca…
No trates pues de llegar a Dios por el camino científico, porque la ciencia jamás podrá rebasar lo divino, la excelsa sabiduría y bondad de Dios, jamás, por lo tanto no busques por ese camino hallarlo y estar con ÉL. Permítanme abundar sobre esto: entre más razones, analices, y científicamente quieras llegar a Dios, más te vas a confundir y alejar de él; así pues, aunque no creas plenamente, acepta, pero hazlo sin mucha deducción analítica, puramente material, pero sí con mucho de ti mismo, desde muy adentro, desde tu espíritu cada vez más fortalecido con base en esta postura y actitud, convicción…y fe.
Y qué mejor que en estas vicisitudes y tragedias que actualmente TODO EL MUNDO, la humanidad misma, se encuentra viviendo (o medio viviendo-muriendo) para que les presente algunas expresiones del líder de los cristianos y del catolicismo en lo particular, el Papa Francisco (que no todos lo aceptan), cuando en su tan especial momento de oración y bendición Urbi et Orbi de este mes de marzo, diría…“A los fieles de todo el mundo les pido orar por quienes sufren a causa de la pandemia de coronavirus COVID-19” y ahora más con la amenaza de guerra Rusia-Ucrania, “Estamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos“, dijo el Papa en su momento extraordinario de oración.
Hoy viernes santo he estado pensando en las ausencias/ pensando en los abriles que las he sentido sentirlas día a día en mis soledades que se repiten/ como esos soles del amanecer y del ocaso/con esas tardes grises preludio de las noches de insomnio y de sueños que buscan tu imagen que no alcanzo/ con fantasmas de angustia y soledad. / Tiendo la vista creyendo oír tu voz y sólo veo el Crucifijo/ de ese Cristo y su cruz en el mismo lugar donde tú lo colocaste/ y las cosas, nuestras cosas, ahí están como si no estuvieran…/ un solitario desayuno que no es y un patio donde aúllan las mascotas/ los periódicos, las revistas, la tele y esa inmensa cama desierta como un desierto con el espejismo de tu ausencia…/ silencio y ruidos, presencias y ausencias se quedan y se van/ Aunque mil gentes pululen en tu entorno/ y te llenes de música de creaciones, de brindis y de charlas infinitas, vuelve la soledad./ y un silencio que se acaba cuando oigo tu dulce voz allá a lo lejos/ que me envuelve y me abraza y se mete en la esperanza/ de la presencia de tu ser de tu querencia como ayer…(por espacio, luego lo concluyo). (Luis Manuel Dibene Geraldo. La Paz, B.C.S. Viernes 10 de abril de 2010). Buenos días.