San José del Cabo, Baja California Sur.- El pasado domingo 27 de marzo concluyó la estadía de la Feria que se instaló desde el pasado 17 de marzo en la Avenida Centenario, con motivo de las Fiestas Tradicionales de San José del Cabo, el día de ayer, los vendedores ambulantes, puestos de comida y todo aquel que participó en este evento, se despidieron de su lugar de trabajo que por dos años no pisaron debido a la pandemia.

La experiencia fue diferente para todos, aunque la mayoría señaló que  se sentían agradecidos de haber podido regresar a las Fiestas, las ventas a pesar de no ser fatales dejaron mucho que desear.

Silvia Rojas, con su familia originarios de la Ciudad de México vende quesadillas al estilo chilango cada año en la Fiestas, desde hace diez años, sin embargo, compartió para Diario El Independiente que desde el 2019 renta una vivienda en Los Cabos, en la colonia La Ballena, pues con la llegada del coronavirus optó por quedarse temporalmente, sin saber que durante dos años no podría vender a causa de la pandemia y no podría juntar el dinero que requería para volver a casa.

En entrevista, habló sobre las ventas de la semana pasada: "Cada año venimos, desde que empezó la pandemia no pudimos regresar, pero cada año venimos, estuvieron bajas las ventas, pero lo que estuvo caro fue el lugar, el último año estaba en 2500 el metro y ahora estuvo 3000 pesos el metro, al último nos lo dejaron en 2000, del 17 al 20 cobraron 3000 y ya unos días le bajaron porque ellos mismo vieron que no había gran cosa", contó.

A pesar de las bajas ventas, comentó que el hecho de que hubiera pocos puestos les ayudó a que no hubiera tanta competencia y lograrán volver a su ciudad natal, con la esperanza de volver el año entrante y que la situación mejore.

Por su parte, Cecilia Fernández, oriunda de Culiacán también tiene más de 10 años vendiendo en las Fiestas, ofreciendo al público cupcakes, churros, plátanos fritos, tostilocos, elotes, banderillas, entre otros alimentos. Ella comentó por su parte que notó que la gente ya tenía ganas de divertirse, "Son fiestas que el pueblo esperaba... lo malo que le faltó aquí a los artistas, se hubiera puesto mejor si hubieran venido artistas... le hizo falta mucho, coordinación, más de todo", expuso.

Así mismo, comentó también que no solo el cobró por el piso aumentó, pues la certificación que se les dio para comprobar que trabajaban con estándares de higiene pasó de costar 100 pesos a 300 y pese a que se les exigió mantener los alimentos cubiertos y siempre limpios, nunca pasaron a regar entre pasillos para que la tierra no se levantara, sin embargo, esperan que el Comité mejore la coordinación para el año entrante.