Cecilia Flores Armenta pidió al capo y a otros líderes de cárteles que operan en Sonora que le permitan regresar al estado y continuar su labor de buscar a desaparecidos; "sólo buscamos paz", aseguró.
La líder del grupo Madres Buscadoras, Cecilia Flores Armenta, suplicó al capo Rafael Caro Quintero y a los jefes del grupo delictivo de los Salazar que le permitan regresar a Sonora para continuar la búsqueda de sus dos hijos y miles de víctimas enterradas en fosas clandestinas.
Desde el exilio en el centro del país a donde huyó para acogerse a un mecanismo de protección a periodistas y defensores de los derechos humanos, Flores Armenta se dirige a los líderes de los cárteles que operan en Sonora a través de un video de dos minutos de duración.
"Tengo la necesidad de seguir buscando a mis hijos por lo cual, me veo en la necesidad de pedirles a ustedes, los jefes de los cárteles de Sonora, Salazar y Caro Quintero y demás líderes, que no nos maten, que no nos desaparezcan, que no nos amenacen, que nos dejen seguir buscando a nuestros hijos, que no buscamos culpables, no buscamos justicia, lo único que queremos es traerlos de vuelta a casa".
La líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora dijo a los grupos criminales que con su labor no buscan justicia, ni saber quién es el responsable de las desapariciones forzadas, sino encontrar a sus seres queridos para que las madres, abuelas, hijas o esposas, conozcan el destino de sus víctimas.
“Por favor, te lo pedimos, te lo suplico, en el nombre de todas las madres, a ti, jefe del cártel que matas y desapareces, que no nos quites la posibilidad de encontrar a nuestro desaparecido, que nos ayudes a encontrarlos dejándonos buscarlos, que necesitamos traerlos de vuelta a casa, sin buscar culpables ni justicia, solamente buscamos paz, la paz que un día se fue junto con ellos”, agregó.
La líder de Madres Buscadoras de Sonora quiere regresar al estado para buscar a sus dos hijos desparecidos en 2015 y 2019. (Captura)
Flores Armenta lleva años buscando a sus dos hijos: Alejandro Guadalupe y Marco Antonio, desaparecidos el 30 de octubre de 2015 en Los Mochis, Sinaloa, y el 4 de mayo de 2019 en Bahía de Kino, Sonora, respectivamente.
Apenas en noviembre, las Madres Buscadoras encontraron un sitio de entierros clandestinos con más de 14 fosas, donde la Fiscalía del estado confirmó el hallazgo de al menos 25 víctimas.