• La muestra Germán Cueto: una visión vanguardista presenta esculturas en bronce, piedra, cerámica y alambre, además de máscaras, pinturas, dibujos y esmaltes. Para Enrique Villa, director del Museo Federico Silva Escultura Contemporánea, el artista (en la imagen) es uno de los creadores mexicanos del siglo XX más relevantes.
Con motivo de los 100 años del
manifiesto estridentista, en el número 1 de la revista Actual, del poeta Manuel
Maples Arce, que se cumplió en diciembre de 2021, el Museo Federico Silva
Escultura Contemporánea de San Luis Potosí dedica una exposición a Germán Cueto
(1893-1975), escultor principal de ese movimiento. La muestra incluye 73 piezas
de dos colecciones provenientes de esa entidad.
El artista formó parte del núcleo
más íntimo del movimiento multidisciplinario que duró de 1921 a 1927, junto con
personalidades como Arqueles Vela, Germán List Arzubide, Fermín Revueltas,
Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez.
La producción de Cueto
(1893-1975) no es ajena al museo Federico Silva (MFSEC). En 2005, el recinto
realizó una exhibición de su obra para celebrar su segundo aniversario, que,
posteriormente, itineró al Museo de Arte Carrillo Gil de la Ciudad de México.
Ahora, todo el trabajo incluido en la muestra procede de las colecciones de
Ysabel Galán y de Fomento Cultural del Norte Potosino.
Germán Cueto estableció fuertes
vínculos con el estado en vista de que se casó en segundas nupcias con María
Galán, oriunda de esa entidad, quien también hacía escultura.
De acuerdo con el académico y
curador francés Serge Fauchereau, “con estas dos exposiciones que marcaron un
reconocimiento en su país, Cueto volvió a ocupar el lugar entre los grandes
escultores del siglo XX”. Fauchereau también curó en 2005 la retrospectiva
dedicada a Germán montada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en
Madrid, España.
Germán Cueto: una visión
vanguardista es el título de exposición que ahora presenta en primer término
escultura realizada en bronce, piedra, cerámica y alambre, además de máscaras,
pinturas, dibujos y esmaltes. La obra más antigua es una máscara de 1923, hecha
con papel maché, y la más reciente, la maqueta para la escultura monumental El
corredor (1968), colocada en las proximidades del estadio olímpico de Ciudad
Universitaria.
Para Enrique Villa, director del
MFSEC, Cueto es, sin lugar a dudas, uno de los creadores mexicanos del siglo XX
más relevantes. En 1918 ingresó a la Academia de San Carlos. Gracias a su
cercanía con el maestro Fidencio Nava desarrolló su gusto por la escultura.
Creador inquieto, Cueto enfocó su búsqueda hacia la experimentación de
materiales y formas.
Posteriormente, incursionó en
otras formas artísticas como el teatro, la danza, el diseño, el cine, el teatro
guiñol, que “le permitieron transitar entre lo figurativo y lo abstracto”.
De 1927 a 1932 radicó en Europa,
época en la que gracias a su prima, la artista Marie Blanchard, entró en
contacto en París con los artistas vanguardistas, “quienes reconocieron su
talento artístico y lo acogieron con gran entusiasmo. Por ello, en su obra hay
vínculos y elementos del dadaísmo, el cubismo y el primitivismo”.
Incursión en otras disciplinas
Al regresar a México, a mediados
de 1932, Cueto dedicó gran parte de su tiempo al teatro guiñol y a la danza.
Intensificó su creación de máscaras a partir de su participación en varias
puestas en escena. Destaca el ballet La coronela, que se estrenó en el Palacio
de Bellas Artes en 1940, con coreografía de Waldeen, música de Silvestre
Revueltas y la participación de Seki Seno en la dirección.
Según el crítico de arte Luis
Ignacio Sáinz, Cueto es el único escultor moderno que tiene México de los años
20. Crear de “la nada” lo distancia de los demás. Es “un auténtico pepenador”.
Hace “una recuperación sistemática de materiales envilecidos a los que nadie
concedía importancia, desde varillas metálicas hasta alambre; incluso, la
propia concepción de la cerámica, en todo un proceso de reciclamiento.
“No es un compositor de bulto
formal o tridimensional, como algunos de sus contemporáneos, entre ellos
Oliverio Martínez de Hoyos, Ignacio Asúnsolo o Guillermo Ruiz. Cueto hace una
lectura propia en las formas, los materiales y los alcances. Hombre de humildad
frailesca, es tan destacado como los tres muralistas, Leopoldo Méndez o Gerardo
Murillo Dr. Atl.”
De regreso a México, Cueto ocupó
“posiciones muy secundarias, propias con su discretísima personalidad, pero que
no hacían justicia al tamaño del personaje”, señaló Sáinz.