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Hoy es jueves, 21 de noviembre de 2024

Gran tribuna

Murió Monseñor Gilberto Valbuena Sanchez, primer Obispo en la Diócesis de La Paz. La sotana, el collar y los valores, murió un gran mexicano. Conversaciones con el diablo.




Las personas más importantes en mi vida, no las busqué. El destino me las puso enfrente. Una de ellas acaba de morir a sus 92 años, fue Gilberto Valbuena Sánchez, religioso y hombre de fe y de valores. Lo escuché una noche fría, navideña en la Parroquia de La Paz. Era el miércoles 24 de diciembre de 1980 en la misa de gallo. Me sorprendió su temple de voz, vibrante, y su elegancia y a la vez sencillez. 


Ahí, casi al 25, el “ad galli cantus” anunciando el nuevo día Gilberto nos dijo “Son los tiempos nuevos, en donde se rescatará la familia. Meses atrás lo había visto en el histórico auditorio de Ciencias Sociales de la UABCS, capoteando una pregunta de un alumno ¿Está a favor del uso de la píldora para evitar el embarazo? El religioso y ponente, en ese foro nacional, de temas de moda no se inmutó. Sí. Estoy de acuerdo. Los murmullos no faltaron. La sorpresa, el escándalo soterrado. Y añade. Si estoy de acuerdo, pero solo en África. Allá nuestras misioneras son violadas, obligadas al sexo. Los causantes son: Unos negros, fuertes, fogosos, avasallantes, lujuriosos” Y ahí si la pastilla es permitida. Y brotó la carcajada colectiva.


Después me acerqué más a él. Cómo reportero principiante en mi época te daban a escoger: religiones, deportes o policiaca. Escogí la primera y fui feliz. Muy accesible monseñor Valbuena. Aparte de ser el hombre de la sotana, de un collar grande, era un ente político, muy fino. Y de un sentido común muy a flote.


No fuimos amigos. Había si un respeto recíproco. Y la confianza para conocer de cerca su paso en su tarea: fue aquí un viajero solitario en un modesto carrito- sin chofer-se trasladada a toda su jurisdicción. Estaba hoy en María Auxiliadora y amanecía en San Lucas. Otro día en Constitución y mañana en Guerrero Negro. Viajero a más no poder.


Nació en Chietla el 4 de febrero de 1929. Fue hijo de Jesús Balbuena y Elvira Sánchez. Estudió en el Seminario Palafoxiano y fue ordenado sacerdote el 21 de mayo de 1955 y ejerció su ministerio en el Seminario y como párroco de Izúcar de Matamoros.


  • A sus 92 años de edad se nos va y deja gratos recuerdos

En diciembre de 1972 fue nombrado Obispo Titular de Vazari Didda y Auxiliar de la Diócesis de Tacámbaro, Michoacán; el 8 de febrero de 1973 recibió la consagración episcopal y para el 1 de marzo de 1976 fue designado Vicario Apostólico de La Paz. Posteriormente, el 29 de marzo de 1988, fue nombrado el primer Obispo de la Diócesis de La Paz, Baja California.


El 8 de julio de 1989 fue nombrado para la Diócesis de Colima como su noveno obispo, tomando posesión el 31 de agosto de 1989.Su ministerio pastoral se caracterizó por un fuerte impulso a la revitalización de las estructuras eclesiásticas, como la Parroquia, las Zonas Pastorales y el Presbiterio, pero su preocupación principal fue la formación sacerdotal en su triple fase de pastoral vocacional, formación básica o inicial en el Seminario y formación permanente en la vida y el ministerio sacerdotal.


Volvió a estas hermosas tierras varias veces. La última vez -hace un par de años le divisé en una visita al Seminario. Ya le vi cansado.


Y lo inevitable llego. La madrugada de este 22 de diciembre del 2021 murió Monseñor Gilberto Balbuena Sánchez, obispo emérito de Colima, originario del municipio de Chietla, así lo anuncio Semanario Angelus. Descanse en paz.


  • Conversaciones con el diablo

Letras en desorden, para quienes como yo que cuando sufren, ríen a plenitud. Rubícon: Heme aquí. Pre noche navideña. Frente a La Paz de mitos. Y leyendas. Leo las últimas noticias en el destello de luces multicolores. ! Hey ! son lágrimas de ausentes !Cruzo aguas violentas del Rubicon de conciencia. Siento pies y manos entumecidas por el frío calcinante. Y lacero el cuerpo con estallido de piedras. Corcel violento, saldo de guerra en movimiento, herido, sangrante, dejando estela rojiza, que tiñe aguas cristalinas, jadea, bufa. Y clama libertades “Iluso de poca monta” Decidí por la noche, madre de penumbras cobijas de temores embalsamados, preludios de tragedia, para el custodio de ilusiones. Llegaré a la orilla. Ya la suerte está echada. Al amanecer frente a la Bahía recogeré la vieja carpa, baúl de panfletos, lágrimas de agua. E iré por la playa, desnudo, descalzo y con mirada puesta, al infinito. Feliz navidad a mi gente, los míos…Y con esto nos despedimos. No olviden; hagan el bien y sean felices.