• La escultura fue hallada hace dos años en la colonia Guerrero y prácticamente está intacta
Después de permanecer enterrada
durante cinco siglos, la escultura Xochipilli-Macuilxóchitl recibe al público
en el Museo del Templo Mayor como un recordatorio del vasto pasado prehispánico
del país.
La pieza se encontró en julio de 2019
durante los trabajos de rehabilitación de la parroquia de Santa María la
Redonda, justo en el cruce de las calles Violeta y Galeana en la colonia
Guerrero. Tras recuperar la escultura de 36 centímetros de alto y cinco kilos
de peso, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
la sometieron a un proceso de limpieza e identificación para entregarla a la
colección del Museo del Templo Mayor.
En la presentación de la exposición El
hallazgo de Xochipilli-Macuixóchitl en el antiguo barrio de Santa María
Cuepopan, Diego Prieto, titular del INAH, detalló que es una escultura de la
última etapa de Tenochtitlán que estaba sola en el entierro por lo que se
deduce que fue colocada por accidente o la llevó la corriente del río.
“Probablemente formaba parte de un
altar principal en el centro del barrio de Cuepopan uno de los cuatro que
formaban parte de Tenochtitlán y que luego se llamó Santa María Cuepopan,
después renombrado Santa María La Redonda”, acotó Prieto, al recordar que la
calle Violeta era un camino que comunicaba el oriente y poniente de la ciudad,
por lo que no es extraño el hallazgo de piezas antiguas.
A pesar de encontrarse a tres metros
bajo tierra, la escultura sólo presenta fractura en la nariz. Los
investigadores determinaron, a partir de los códices el Borbónico y los
Primeros Memoriales, que la pieza hace alusión a los dioses Xochipilli y
Macuilxóchitl, pues muestra atributos de ambos. Del primero lleva el tocado, el
collar con chalchihuites y el chimalli, y del segundo sobresale la boca que
muestra siete dientes y simula una flor, pero representa la palma de una mano.
El personaje viste un maxtlatl o
taparrabos, porta joyas propias de la nobleza como líneas onduladas alrededor
de la boca, orejeras, un collar, y un escudo con su flecha o dardo.
Macuilxóchitl-Xochipilli estaba
vinculado con la alegría, la música, el canto, el sol del amanecer, el sol
niño, y su rol era atender a los nobles que participaban en banquetes, danzas y
cacerías donde se le rendían honores.
A través de un microscopio electrónico
de barrido, se determinó que la talla es en mármol jaspeado y roca con vetas de
serpentina, de entre 1469 y 1481.
Obra pública no daña patrimonio
Diego Prieto aprovechó la presentación
de la escultura para asegurar que las obras públicas no dañan el patrimonio
histórico del país. Hizo mención especial de la construcción del Aeropuerto
Felipe Ángeles en el Estado de México y del Tren Maya en el sur del país, ambas
en zonas de vestigios prehispánicos.
“La obra pública no necesariamente
destruye el patrimonio, por el contrario, contribuye a hacer hallazgos de mayor
importancia como la Coyolxauhqui, que aparece justamente a raíz de trabajos de
electrificación”, apuntó.