La agencia oceánica de los Estados Unidos de Norteamérica evalúa la petición de la tribu Makah.
La Paz, Baja California Sur.- Una nueva a amenaza para las poblaciones ballenas grises en peligro de extinción se aproxima desde el vecino país del norte donde un pueblo originario del estado de Washington, la tribu de los Makah, hace avanzar los últimos trámites para que el gobierno de los Estado Unidos de Norteamérica conceda permiso a sus integrantes para cazar especímenes de ballena gris amenazada de extinción bajo el principio de usos y costumbres.
De acuerdo con los medios de comunicación del estado de Washington, las autoridades debaten en estos momentos la petición legal que ha iniciado la tribu para recuperar su práctica histórica.
El sábado pasado, culminó la consulta pública iniciada por los representantes de aquella tribu para recuperar la práctica que dicen haber realizado por 2 mil 700 años.
La consulta vino después de una recomendación reciente, emitida el 21 de septiembre del Departamento de Comercio norteamericano que apoyaba la emisión de una exención a la declaratoria de protección de mamíferos marinos, que impide la matanza de la ballena gris y otros mamíferos amenazados.
El juez administrativo George Jorden expresó en su recomendación que la población de ballenas grises en el Pacífico “no se vería en desventaja por la emisión de esta extensión” y que al hacerlo “no se afectaría la distribución, reproducción o hábitos migratorios de la especie”.
Sin que las autoridades mexicanas hayan emitido una sola comunicación sobre una posible defensa de las poblaciones de ballena que nacen en aguas mexicanas donde se les protege y se fomentan actividades ecoturísticas sustentables de observación por varias décadas, la tribu Makah podrá gozar de dicha exención para aprovechar el recurso bajo sus usos y costumbres.
La propuesta, ofrece exención a la tribu Makah para matar hasta 2 ballenas cada año permitiendo la caza solo cuando se encuentran en aguas de su territorio las ballenas del este del Pacífico, las que nacen en Baja California Sur, para no dañar la ya de por sí diezmada población de ballenas de aguas asiáticas.
Desde octubre conforme el hielo les empuje hacia el sur, las ballenas grises harán de nuevo el viaje de 11 mil kilómetros que les lleva tres meses desde el estrecho de Bering hasta las lagunas costeras de Baja California Sur para dedicarse al cuidado de sus crías, donde son recibidas por miles de visitantes en una actividad de protección vinculada a ecoturismo que ha rendido una importante actividad económica y desarrollo para diferentes comunidades del estado.