La música, la danza y las artesanías de esta región que abarca siete estados se muestran hoy en el recinto de Chapultepec
CIUDAD DE MÉXICO.
La Huasteca, esa región que comparte una cultura “sólida, dinámica, viva” nutrida por seis etnias, “ese espacio tan vasto que unifica”, la tierra del zacahuil –un tamal tradicional gigante– y el huapango, el amate y la chaquira, llega este fin de semana al Complejo Cultural Los Pinos.
Unos 160 músicos, danzantes, cocineras, artesanos, promotores culturales y médicos tradicionales se dieron cita desde ayer en el helipuerto del recinto para compartir su arte y sus artesanías en la segunda edición de La Huasteca en Los Pinos, donde también estarán hoy.
El encuentro festivo de la Huasteca –que comprende el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas, el sureste de San Luis Potosí, el norte del Puebla, el este de Hidalgo y, en menor medida, algunas zonas de Querétaro y Guanajuato– fue inaugurado ayer por Marina Núñez Bespalova, subsecretaria de Cultura federal, y Mardonio Carballo, director del Museo Nacional de Culturas Populares.
La narradora e investigadora destacó que esta iniciativa se pudo realizar gracias a “una visión que se tiene, desde que se abrieron las puertas de Los Pinos al pueblo de México, de incluir, de llamar, de traer a los distintos pueblos que nos conforman, a las culturas que nos hacen ser el país rico y diverso
que somos”.
Para Mardonio Carballo, “la Huasteca es el zacahuil, el huapango, el falsete, el bocol, el pique… Pero también sus danzas, sus bailes y su gente. Es importante decir que la Huasteca, antes de la construcción geopolítica del Estado mexicano, ya era la Huasteca. Es un espacio común donde muchos seres humanos se aglutinan alrededor de esa cultura que la hace vital”.
Y añadió, en referencia a los bailarines. “Qué maravilla que esos pies limpien estos espacios, donde muchas veces se tomaron decisiones para perjudicar a aquellos que bailan estas danzas”.
Unos 15 kioscos fueron instalados junto al escenario. En ellos vendían sus piezas artesanos de pueblos como Xochitlán de Vicente Suárez, Xicotepec de Juárez y San Pablito Pahuatlán, de Puebla; Huazalingo y Yahualica, de Hidalgo; Chicontepec, Zontecomatlán y Benito Juárez, de Veracruz; Tancanhuitz, Tampamolón y Axtla de Terrazas, de San Luis Potosí; y Ocampo, de Tamaulipas.
Marisela Lechuga, artesana de San Pablito Pahuatlán, exhibe dibujos en papel amate y diversos accesorios de bisutería en chaquira: aretes, pulseras, diademas, anillos y collares de distintos tamaños y modelos.